Es argentino, tiene 12 años, trabaja con el mismo coach que Colapinto y se mudó a Europa detrás del sueño de la Fórmula 1

Es argentino, tiene 12 años, trabaja con el mismo coach que Colapinto y se mudó a Europa detrás del sueño de la Fórmula 1

Martín Bertolaccini corre contra chicos que ya están fichados por escuderías de la Máxima. Competirá en el Mundial a fin de año y su ídolo es Fangio. “Me encantan la adrenalina y velocidad”, confiesa Martín Bertolaccini tiene 12 años y corre contra chicos más grandes que ya fueron captados por academias de equipos de Fórmula 1

Santafesino como Carlos Alberto Reutemann e impulsado por el furor generado por Franco Colapinto en la Fórmula 1, el niño rafaelino Martín Bertolaccini dejó a su familia y a sus entrañables mascotas (un conejo, Rogelio y dos perros, Felipe e Isabel) para mudarse a 9.500 kilómetros a un pueblo llamado Carratraca, ubicado en el municipio de Campillos, en Málaga, España. Allí comenzó su formación internacional para intentar llegar algún día a la Máxima. Compite en los principales torneos de karting en Europa y a fin de año lo hará en el Mundial.

La pasión y adrenalina por la velocidad viene desde sus cuatro años, cuando se divirtió con su abuelo en caminos de tierra sobre un vehículo arenero. Un año más tarde sus padres lo llevaron a un circuito de tierra para girar en karting. Ese primer contacto fue un flechazo y seis meses más tarde empezó a correr.

“Lo primero que me gusta es el ruido de los motores, la velocidad y la adrenalina. Cuando yo lo hacía, lo hacía por hobby y de chiquitito me encantaba ir, comer choripán y todo eso”, recuerda sonriente en diálogo con Infobae.

Pronto llegaron los éxitos en las carreras en Sunchales, una localidad que tiene una pista y es pujante en la actividad del karting. Es cercana a su querida Rafaela, una tierra fierrera por excelencia, con su autódromo que supo recibir en su mítico óvalo a la IndyCar el 28 de febrero de 1971.

Pasó a competir a nivel nacional en IAME, una conocida fábrica de motores de karting que tiene su propia divisional y allí fue campeón. También compitió en la Rotax y en el Campeonato Argentino hasta finales del año pasado, cuando tomó la decisión de irse a Europa. “Ya era muy difícil ir a correr a nivel nacional porque nosotros somos de Rafaela y para ir a Buenos Aires teníamos que hacer siete horas de viaje como podíamos. Venía solo con mi jefe de equipo y era muy duro. Entonces vimos que mejor era venir a formarme acá (Europa) y mi familia se turna para acompañarme”, explica.

Primero fue acompañado por sus padres, luego por su abuela y ahora está con su prima Micaela y su pareja. También recibe la visita habitual de su coach, Lucas Benamo, quien también fue el mentor de Franco Colapinto. Junto al campeón de la Fórmula Renault en 2005 está una joven promesa argentina, Ignacio Montenegro, que este año correrá el TCR World Tour, que es la Copa Mundial de Autos de Turismo.

En el Viejo Mundo, Bertolaccini comenzó a competir en la WSK Super Master, en la OKJ, una categoría reservada para chicos de 12 a 15 años. Corre con un equipo español llamado DPK Racing y también se está desarrollando en la academia del Campos Racing, el equipo de Fórmula 2 y Fórmula 3. “Me sorprendió mucho el nivel. Estoy corriendo con chicos que están fichados por Williams, Red Bull, McLaren y Mercedes. Para ser mi primer año estoy bastante bien, la verdad. Estuve corriendo tres fechas y agarré mucha experiencia”, cuenta luego de terminar 14 en una de las carreras o remontar once posiciones tras largar 28º en otra. En este proceso de aprendizaje, los resultados pasan a segundo plano.

Cabe recordar un hecho importante en estos pilotos, que cada vez más jóvenes comienzan su incursión internacional: el desarraigo, la desventaja de no conocer los circuitos ni los karting y la propia competencia en un nivel más alto. Se suman las complicaciones económicas que muchas veces deben afrontar. Estas variables conforman una adaptación que suele ser muy dura para los niños, que dejan atrás todo con tal de alcanzar el sueño de la F1.

Pero a Martín se lo nota con convicción para seguir adelante en su vida diaria, que se combina entre la actividad deportiva y la escuela, que hace de forma virtual: por su edad no está en el séptimo grado y ya pegó el salto al primer año de secundaria. “Me agregaron un montón de materias y estoy tratando de resolverlas con mis profesoras particulares, que me van enseñando los temas nuevos”, comenta. Y describe cómo es un día suyo si tiene actividad en pista: “Me levanto a las seis de la mañana. Hoy, por ejemplo, desayuné a las siete y fui al kartódromo porque a las 8.45 tenía que salir a pista. Terminé. A las 16 y a las 18 tuvimos reunión de pilotos. Estamos a media hora de donde vivimos y luego es comer e ir a dormir”. También combina trabajo físico y entrenamiento en el simulador.

Sobre su estilo de manejo describe que “ahora estoy tratando de llevar mi manejo a lo fino, sin mover mucho el volante. Pero estoy acostumbrado a salir a darlo todo desde la primera vuelta. Hay veces que me paso de picante (arriesgado). Entonces me estiro mucho en la frenada y me paso o le doy mucho volante y me voy de costado. Y ahora estoy tratando de hacerlo un poquito mejor”.

De sus referentes como pilotos tiene a “Colapinto, obvio”. Pero su ídolo es Juan Manuel Fangio “aunque no lo haya visto correr, pero he visto carreras en YouTube. Fue cuando empecé a ver carreras de F1 en 2023 y dije que algún día quería llegar ahí. Estuve en Monza en el debut de Franco (Colapinto) y fui a caminar por el óvalo donde iba Fangio. Lo tratamos de escalar y no se podía porque era empinado. Fue imposible y me impresionó mucho. Una cosa de locos manejar con esos autos de antes. Muy difícil”.

Junto a sus dos entrenadores, Ignacio Montenegro y Lucas Benamo

Confiesa que su sueño es “llegar a la F1″, pero sabe que “es una carrera con una escalera muy larga. Hay escalones altos y bajos. El camino es largo, pero estoy muy feliz porque estoy haciendo lo que me gusta. Voy a darle y tratar de hacer lo más que pueda para llegar”.

Sostiene que ayudó el boom por Colapinto ya que “cuando llegó Franco a la F1, todos los pilotos se empezaron a emocionar, digamos como que los sueños se cumplen y nunca hay que rendirse. Yo estaba corriendo en tierra, fui dando paso por paso y ahora estoy acá”.

Su presupuesto surge gracias a dos sponsors importantes de su provincia y el esfuerzo familiar. “Hacen un sacrificio muy grande. No sé qué hacer para agradecérselos. Pero yo estoy muy feliz”, indica. Este año correrá el Campeonato Europeo y también el Mundial a fin de año, el de la Comisión Internacional de Karting (CIK) de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), ese que pudo ganar Max Verstappen y no consiguió Ayrton Senna. En ese certamen Martín anticipa que su objetivo es “quedar entre el puesto 10º y 15º”.

Bertolaccini, de costado llevando el karting en una maniobra exigida

El plan a largo plazo marca dos temporadas en karting y es posible que a fin de año ya se suba a un auto de Fórmula 4. “Tiene muchísima determinación. Porque no es fácil estar lejos de la familia, en Europa, con 12 años, luchando por su sueño que es ser piloto profesional. Es realmente admirable. Tiene 12 años y está compitiendo en una categoría en la que corre con pilotos de 13 y de 14. En esa edad se siente mucho. Venimos evolucionando a pasos agigantados. Está entrenando mucho, compitiendo contra los mejores del mundo, con pilotos que ya están en academias de F1″, le cuenta a este medio su coach Benamo. “Está empezando a hacer horas de simulador en un auto de Fórmula 4 como parte del proceso de adaptación. Y, si Dios quiere, antes de fin de año va a estar probando uno de verdad”.

En tanto que Martín relata que el karting que corre ahora tiene “55 caballos y en una pista de Italia, en Sarno, llegamos a 137 km/h al final de la recta”. Confiesa que “no tengo miedo porque me encanta la velocidad”.

Si bien está en una edad en la que debería divertirse, Martín Bertolaccini disfruta de su presente en la máxima competencia mundial de karting como lo es Europa. La mayoría de los campeones de F1 hicieron la misma escuela y por ahora ya le ganó dos años a Franco Colapinto, quien emigró de forma permanente a los 14. Se lo ve seguro al chico de Rafaela, una meca de la velocidad argentina que anhela que su representante llegue a lo máximo.

Fuente

Infobae.com

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