Espiral de violencia entre bandas ha dejado más de un millón de desplazados en Haití
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Espiral de violencia entre bandas ha dejado más de un millón de desplazados en Haití
Haití está viviendo una grave ola de violencia vinculada al crimen y a las pandillas, que se han expandido con gran rapidez por la capital Puerto Príncipe y otras zonas del país. Se trata de una situación que ya ha sido alertada por Naciones Unidas que, por medio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), advirtió que entre 2023 y 2024 los desplazamientos de personas a causa de la violencia aumentaron dramáticamente, lo que ha provocado una crisis de seguridad que alcanza niveles críticos.
El recrudecimiento de la violencia de las bandas en Haití ha triplicado en un año el número de personas desarraigadas de sus hogares. Los últimos datos de la agencia de la ONU indican que más de un millón de personas se han visto desplazadas en Haití hasta la fecha, frente a las 315.000 registradas el 20 de diciembre de 2023.
Tan sólo en la capital, el desplazamiento casi se ha duplicado, en un porcentaje del 87%, aumento provocado por la violencia implacable de las pandillas, el colapso de servicios esenciales -en particular los de salud- y la inseguridad alimentaria que no para de agravarse. Esto representa la mayor cifra registrada por la violencia en Haití, poniendo de relieve la urgente necesidad de contar con seguridad y asistencia.
“En este momento Haití necesita asistencia humanitaria sostenida para salvar y proteger vidas”, señaló la directora General de la OIM, Amy Pope. “Debemos trabajar conjuntamente en el abordaje de las causas de origen de la violencia y de la inestabilidad que han llevado a tanta muerte y destrucción”.
La semana pasada, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU informó de que la espeluznante violencia de las bandas dejó más de 5.600 muertos el año pasado. En las últimas semanas, las bandas han sido consideradas responsables de la muerte de cientos de personas en masacres separadas a lo largo de varios días.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU también documentó 315 linchamientos de miembros de bandas y de personas presuntamente asociadas a ellas, que en algunas ocasiones habrían sido facilitados por agentes de la policía haitiana.
Desde el asesinato del expresidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, la violencia y la inestabilidad han crecido de forma rápida. La posterior administración interina del primer ministro Ariel Henry, que dejó el poder en abril de 2024, no logró contener el problema.
Envió de refuerzos desde Centroamérica
El 23 de diciembre, el Consejo de Seguridad hizo hincapié en la necesidad de que la comunidad internacional redoblara sus esfuerzos para apoyar a la policía nacional de Haití y reforzara la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, dirigida por Kenia y respaldada por el Consejo de Seguridad, que cuenta con 2.500 efectivos.
Hasta la fecha, Belice, El Salvador, Guatemala, Jamaica y Kenia han desplegado unos 750 efectivos, y este último país ha manifestado su intención de desplegar otros 600 policías.
El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, y su par de El Salvador, Nayib Bukele, anunciaron que enviarían tropas militares para ayudar a la policía de Haití a combatir a las pandillas y recuperar las zonas tomadas por éstas.
Son 150 militares guatemaltecos y ocho expertos en aviación salvadoreños los que llegaron a Puerto Príncipe el 3 y 4 de enero para reforzar las labores de combate al crimen. La misión salvadoreña estaría encargada de atender a los funcionarios heridos y brindar apoyo logístico, mientras que los efectivos guatemaltecos habrían sido asignados al resguardo de puestos policiales y en el patrullaje de las calles.
El comandante keniano Godfrey Otunge, quien está a cargo de las fuerzas de intervención, dio un discurso en la bienvenida a las tropas de Centroamérica en el Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture, en Puerto Príncipe, recalcando que “las pandillas sólo tienen dos opciones: rendirse, deponer las armas y enfrentarse a la justicia, o enfrentarse a nosotros en el campo de batalla”.
Mark Schuller, profesor de Antropología y estudios de organizaciones sin fines de lucro de la Universidad del Norte de Illinois, explica a La Tercera que el problema de violencia en Haití tiene dos aristas. Según su visión, “primero está la capacidad del Estado para responder y, por otro lado, están los problemas sociales que atraen a la gente a las pandillas”.
El experto recalca que si el Estado no tiene la capacidad de responder al fenómeno delictivo, este seguirá creciendo. En ese sentido, advierte que “sin abordar las causas fundamentales, solo estás tratando los síntomas y puedes tener más armas y una serie de tropas extranjeras que no hablan el mismo idioma entre sí”.
Nayib Bukele mando un mensaje por X refiriéndose a esta operación, diciendo que pueden arreglar la situación. Pero, a su juicio, “necesitaremos una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimiento del país anfitrión y todos los gastos de la misión que cubrir”.
También reafirmó que por muy compleja que sea la situación en el país caribeño, pueden mejorar la seguridad para sus ciudadanos, tras recordar que en El Salvador “todos los ‘expertos’ dijeron que esos grupos no podían ser derrotados, porque eran una parte intrínseca de nuestra sociedad. Estaban equivocados. Los aniquilamos. Y lo mismo debe hacerse en Haití”.
Por su parte, Bernardo Arévalo tomó una postura diferente a la de Bukele y enfatizó que el aporte de la comunidad internacional no solo debe ser en base a seguridad. En ese sentido, enfatizó que “se requieren transformaciones profundas en los sistemas políticos, económicos y sociales de Haití, apoyadas por la comunidad internacional”.
En palabras del mandatario de Guatemala, “debemos entender que la única forma de arribar a consensos es mediante un diálogo incluyente, participativo, plural y democrático, en el que sean los haitianos mismos quienes lideren los procesos de diseño e implementación de su propio camino hacia la paz y el desarrollo”.
“Los haitianos merecen un futuro. En momentos de crisis tan profundas, el mundo debe elegir la solidaridad por sobre la indiferencia”, concluyó Amy Pope.
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