Este puente de Seúl parece ordinario, pero protagoniza uno de los mayores problemas de Corea del Sur: los suicidios
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Este puente de Seúl parece ordinario, pero protagoniza uno de los mayores problemas de Corea del Sur: los suicidios

Corea del Sur es un país que avanza a pasos agigantados en cuestión tecnológica. Es hogar de algunas de las empresas más importantes del mundo -Samsung o Hyundai- y está luchando para convertirse en uno de los referentes en el segmento de los chips. Seúl, su capital, supone un vistazo a lo que podría ser el futuro de las ciudades hipertecnológicas, pero tras esa imagen de modernidad, se esconde una pandemia cada vez menos silenciosa: la del suicidio.
Y ningún lugar refleja mejor esta crisis que el puente de Mapo en Seúl, apodado ‘el puente de los suicidios'.
Cifras alarmantes. El suicidio es un tema tabú en muchas sociedades que, en ocasiones, no han prestado la atención que deberían para evitar el trágico desenlace. No es algo que nos pille tan lejos. En 2020, en España se suicidaba una persona cada dos horas y media. Cada país intenta lidiar a su manera con esta situación, pero el caso de Corea del Sur es desolador.
No hay que irse a los archivos para ver la evolución de suicidios en el país asiático:
- En 2021, se suicidaron 13.352 personas.
- En 2022, se dieron aproximadamente unos 13.000.
- En 2023, la cifra subió hasta los 13.770.
- En los primeros seis meses de 2024, 6.375 personas se suicidaron, suponiendo un aumento de más de un 10% respecto al mismo periodo del año anterior. El total fue de 14.439 fallecidos.
Cóctel. Son cifras lejanas a los máximos de 2013, cuando se produjeron 14.427, pero en 2020, el país tuvo la tasa más alta de entre los países de la OCDE con 24,1 suicidios por cada 100.000 habitantes. Es más del doble que la media.
El motivo es que hay un cóctel social y cultural que empuja a miles de personas a acabar con sus vidas. Hay una altísima presión social y competitividad por ser los mejores en estudios y vida laboral. De no conseguirlo, se producen problemas económicos, pero aunque se consiga ese ‘éxito’, hay un alto nivel de estrés y una baja conciencia social sobre las enfermedades mentales. También unos cánones de belleza idealizados e imposibles para gran parte de la población.
Y no es algo que ataña solamente al suicidio, ya que la escasa natalidad que está llevando al país a una situación insostenible también es bruto de esas presiones sociales.

Efecto llamada. El grupo más afectado es el comprendido entre edades de 10 a 39 años y es la principal causa de muerte entre los surcoreanos de entre 10 a 39 años. Entre el 40 y el 56% de los fallecimientos en estos grupos de edad es debido al suicidio. Esas presiones brutales afectan incluso a las celebridades del país, tanto que ya se han realizado estudios que relacionan el aumento de suicidios con el momento en el que una de estas celebridades acaba con su vida.
Como si hubiera un efecto llamado o idealización del acto, tres de los once casos de suicidios entre celebridades dieron como resultado un aumento de la tasa entre la población, llevando a la gente a usar los mismos métodos que dicha celebridad. En los últimos años, se han dado numerosos casos entre jóvenes astros de K-pop, el cine y la televisión, muy expuestos a las críticas en un país en el que hay un estándar moral muy estricto que estas celebridades deben cumplir.

Métodos. Han ido cambiando estos últimos años. A comienzos de siglo, la mayoría utilizaban plaguicidas para intoxicarse. Esa intoxicación sigue siendo uno de los métodos más empleados, pero ahora es mediante la quema de yeontan: unos cilindros de carbón que producen envenenamiento por aspiración de monóxido de carbono.
El ahorcamiento también se ha vuelto común (con ejemplos como el de ‘Sulli’ que exponen ese efecto llamada), pero lanzarse a vías de tren o desde puentes también es un método.

El puente de Mapo. Y todo esto nos lleva al puente de Seúl. Hemos hablado de muchos puentes en Xataka y el de Mapo es, estructuralmente, un puente normal y corriente, casi ordinario. No destaca por diseño, ciertamente, pero se ha convertido en el triste protagonista secundario de decenas de suicidios en las últimas décadas.
No es el único desde el que se arrojan los surcoreanos para acabar con su vida, pero sí uno de los más utilizados debido a la corriente del río Han que dificulta muchísimo las labores de rescate.
Tanto es el impacto del puente en las estadísticas del país que empezó a llamar coloquialmente como ‘el puente de los suicidios’. Desde la ciudad, se quiso combatir esto rebautizando la estructura como ‘Puente de la Vida’ como parte de una iniciativa de Samsung Life Insurance. Pero no fue un simple cambio de nombre.
Medidas. La compañía colocó fotos de familias felices, entre otras medidas para disuadir los suicidios, como sensores de movimiento que activaban carteles luminosos con frases de ánimo, pero se consideraron un fracaso en 2015 y fue entonces cuando se cambió el foco para prevenir el suicidio en lugar de disuadirlo.
Así, se instalaron una serie de medidas activas y pasivas para frenar la alta tasa de lanzamientos al vacío, como teléfonos desde los que solicitar ayuda cada pocos metros (tiene una longitud de unos 1.300 metros), espejos para que quienes piensan saltar se vean el rostro, cámaras, barreras altas y rodillos que dificultan que se encaramen al borde.



Estrategias sociales. Es, en definitiva, una serie de acciones para hacer que saltar sea más difícil, pero más allá de esto (que no deja de ser un parche), estos últimos años el país se ha tomado más en serio la salud mental de los ciudadanos.
Por ejemplo, estrategias para prevenir el suicidio gracias a una mayor cobertura mediática que aumente la conciencia pública, así como campañas de capacitación y nociones de prevención del suicidio para maestros y trabajadores sociales. También revisiones enfocadas en adolescentes y otra serie de medidas en infraestructura para reforzar la seguridad en puentes y vías de tren.
A pesar de los esfuerzos por reducir la incidencia del suicidio, el puente de Mapo sigue siendo un símbolo de esta crisis, con 846 personas saltando desde el puente entre 2014 y 2018, falleciendo 24 de ellas. Mientras, algunos visitantes intentan contrarrestar la oscuridad con mensajes de esperanza, la verdadera solución sigue estando en cambios más profundos en la sociedad surcoreana.

No sólo en Corea del Sur. Ahora bien, lamentablemente, muchos otros puentes son protagonistas cuando alguien intenta acabar con su vida. Un ejemplo de puente célebre es el Golden Gate de San Francisco. En un momento dado, fue el puente que más suicidios registró en todo el mundo. Se instalaron cámaras, teléfonos gratuitos de socorro y redes para que, quien se lance al vacío, caiga en ellas.

Y el que lo adelantó fue el puente de Nanjing Yangtze en China. En él, las medidas de prevención son escasas, pero sí existen voluntarios que llevan décadas asistiendo a personas que deambulan por el puente. Al final, es una tragedia mundial, pero en el caso del puente de Seúl, la vasta implementación de medidas de prevención en la estructura evidencia que es algo muy preocupante para el país.
Imágenes | Yen L., Patrick Vierthaler, Michael Gallagher, Seoul Stroll, Michael Sean Gallagher (2), 박지민내꺼임, Jeremy Thompson
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Este puente de Seúl parece ordinario, pero protagoniza uno de los mayores problemas de Corea del Sur: los suicidios
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Alejandro Alcolea
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