Ford tiene claro que el futuro del coche europeo es eléctrico. Y también que va a despedir a 4.000 empleados por ello
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Ford tiene claro que el futuro del coche europeo es eléctrico. Y también que va a despedir a 4.000 empleados por ello
Ford está pasando por uno de sus momentos más complicados. Y Europa está sintiendo los efectos con dureza. La compañía ha anunciado que despedirá a 4.000 empleados en Europa para adaptarse a la demanda real de su producto. Un producto que debería ir pasándose al eléctrico pero que no encuentra compradores.
4.000 despidos. Con un comunicado y avisando de que la reducción de plantilla se centrará en Alemania y Reino Unido. El resto de mercados, señalan, serán "reducciones mínimas". Ford ha confirmado a Xataka que España no estará afectada por esta ola de despidos.
La compañía explica que se trata de adaptar la fuerza laboral a la demanda de vehículos que Ford pone en Europa. Entre enero y octubre (últimos datos disponibles), ACEA señala que Ford ha vendido 44.000 unidades menos que el año pasado, sumando un total de 262.410 unidades y registrando una caída del 14,5%.
Adaptándose a la demanda. Ford señala que estos 4.000 despidos deberían estar resueltos en 2027, alegando que la compañía ha incurrido en "pérdidas significativas en los últimos años, y donde el cambio de la industria a vehículos electrificados y la nueva competencia ha sido muy disruptiva" en el mercado de vehículos de pasajeros.
En los últimos años, hemos visto cómo Ford ha matado modelos históricos para el mercado europeo, como el Fiesta y el Focus, para centrarse en su gama SUV. Al mismo tiempo, los eléctricos no terminan de despegar. El Ford Mustang Mach-E sufrió una escalada de precios que lo dejó fuera del mercado y los eléctricos no parecen estar obteniendo la respuesta esperada.
De hecho, la compañía anuncia reestructuraciones en las jornadas de su planta de Colonia. Justo en su lanzamiento, los estadounidenses ya rebajan la producción del Ford Capri y del Explorer eléctrico, dos modelos que deberían estar en su primera fase de crecimiento y aumentando producción ahora que se lanzan al mercado.
La competitividad europea. En su comunicado, la compañía asegura que los fabricantes se ven obligados a luchar contra "importantes vientos en contra competitivos y económicos, al tiempo que abordan una desalineación entre las regulaciones de CO2 y la demanda de los consumidores de vehículos electrificados".
El discurso nos suena familiar porque es el mismo del que lleva avisando gran parte de la industria o en el que están haciendo hincapié otros gigantes como Michelin, quienes cerrarán dos plantas en Francia. Emisiones y costes laborales se han puesto en el punto de mira en los últimos días para reforzar la decisión de despedir a miles de empleados.
Emisiones. Para entender por qué las compañías ponen el foco en estos dos temas, hay que recordar que el próximo año entra en vigor una nueva normativa de emisiones. Una normativa que sitúa los nuevos límites de emisiones en 93,6 gramos de CO2/km recorrido. Para hacernos una idea, el Toyota Corolla (híbrido) menos equipado y con menos potencia emite 100 gr de CO2/km.
Este límite obligará a las compañías a tomar dos decisiones. La primera es evidente: vender más vehículos enchufables. Tanto híbridos como eléctricos puros bajarán sensiblemente las emisiones medias. La segunda opción parece contranatural. Hablamos de vender menos de coches de combustión. Así el peso de los enchufables sube en la cuota de la compañía y las emisiones, de nuevo, se reducen para aligerar las posibles multas millonarias.
Costes laborales. Los europeos cobramos demasiado dinero. O, al menos, eso es lo que opinan los fabricantes de automóviles que consideran que no pueden producir en Europa a un precio competitivo. Es algo que sostiene Stellantis, Volkswagen y que, desde luego, parece que también sostiene Ford.
De hecho, todo indica que si lso fabricantes chinos se quieren asentar en Europa lo harán fabricando en el este del continente, en Turquía o en Marruecos, donde los costes laborales son inferiores. Estos dos últimos países, además, tienen tratados comerciales con Europa que les permitirían saltarse los aranceles.
Y una estrategia que parece no funcionar. Aunque Ford no apunta a una autocrítica en su comunicado, lo que parece claro es que el plan de dividir en dos a la compañía (eléctricos y software por un lado y combustión por otro) no está teniendo los resultados esperados. La idea es que ambas compañías funcionaran como un balancín donde la combustión soportaba el gasto del eléctrico, poco a poco, los ingresos del eléctrico soportaban a la combustión. Pero no dejan de contabilizar pérdidas.
Y aunque es pronto, tampoco parece que la idea de extender esa idea de "dos familias" a su gama esté dando los resultados esperados. Ford se alió con Volkswagen para lanzar coches eléctricos más rápidamente y ahorrar costes. Pero el Explorer eléctrico y el Capri, pese a tener su propia filosofía en su puesta a punto, siguen recibiendo problemas heredados de los alemanes.
Esos coches debían representar los coches "baratos" de Ford y, por encima, se adivina una segunda gama que puede presumir del made in Ford con el Mustang o el Bronco como máximos representantes. Coches nacidos y desarrollados dentro de Ford y que, curiosamente, prescinden de cualquier emblema que recuerde a la compañía.
Foto | Ford
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Ford tiene claro que el futuro del coche europeo es eléctrico. Y también que va a despedir a 4.000 empleados por ello
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por
Alberto de la Torre
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