Francisco Aguayo, sicólogo especialista en masculinidad: “Hoy hay muchos hombres que se sienten amenazados por el avance de las mujeres”

Francisco Aguayo, sicólogo especialista en masculinidad: “Hoy hay muchos hombres que se sienten amenazados por el avance de las mujeres”

Tiene talento para el dibujo, es buen estudiante, pero no le gustan los deportes. Pasa largas horas en su habitación navegando en redes sociales. Jamie tiene 13 años, es un tranquilo chico de familia trabajadora y afectuosa, pero ahora se encuentra detenido: está acusado de asesinar a una compañera de escuela. Jamie es el protagonista de Adolescencia, la exitosa y controversial serie de Netflix que ha puesto en la conversación una serie de temas, como la forma en que los adolescentes se relacionan con las redes sociales, el bullying y el acoso digital, y de fondo, la influencia de modelos de masculinidad conflictiva.

-La serie aborda el tema de la masculinidad y la posición de los hombres frente a cuestiones muy actuales, como la relación con las mujeres, la violencia, la manosfera. Esto es lo que se está hablando en todos los contenidos para hombres y donde hay mucha misoginia y antifeminismo. La serie da en el corazón de un problema súper actual -dice el sicólogo Francisco Aguayo, investigador del centro Cielo de la Universidad Santo Tomás y especialista en temas de masculinidad.

Adolescencia ha venido a revelar el auge de una red de sitios y foros de contenido para hombres y de influencers de masculinidad, conocida como manosfera. Según un estudio publicado en Estados Unidos, estos sitios se caracterizan por su contenido misógino y antifeminista, y promueven mensajes de odio contra las mujeres y la diversidad sexual. “El hilo conductor es la idea de que los hombres son la nueva clase oprimida y que las mujeres y el feminismo son los culpables de la desventaja masculina”, dice el informe.

Las redes sociales son el canal privilegiado donde se viralizan estos contenidos, y están logrando influir en jóvenes y adolescentes, que son los principales consumidores de esas plataformas. Un estudio publicado en el Reino Unido reveló que seis de cada 10 niños de entre 11 y 14 años han estado expuestos a contenido en línea que promueve la misoginia y otras opiniones dañinas, debido a los algoritmos de IA.

-Los contenidos que circulan en la manosfera apelan a que los hombres no saben qué hacer frente a las mujeres, se sienten víctimas del movimiento feminista. Hay una narrativa de victimización, de competencia: los hombres se sienten amenazados por el avance y el empoderamiento de las mujeres. Hay muchos hombres que se sienten en crisis. En Argentina, Luciano Fabbri habla de la masculinidad incomodada, y creo que, por lo menos, hoy hay mucha incomodidad en muchos hombres.

Pasamos de la idea de la masculinidad deconstruida a este auge de masculinidad resentida, ¿cómo ha visto este proceso?

El cambio en los últimos 30 años es fenomenal. Hace 30 años la mayoría de los hombres tenían una narrativa de ser proveedor económico, la autoridad en la casa, ser heterosexual, conquistar, tener una pareja mujer. El empoderamiento de las mujeres, su fuerte ingreso al mundo del trabajo y el control reproductivo han traído cambios en las relaciones de género. Es muy notorio en un tercio de la sociedad, donde hay parejas hétero en que los dos trabajan remuneradamente y hay mayores condiciones para la igualdad de género. También es muy notorio en los espacios públicos y en las empresas públicas y privadas, donde se está conversando de diversidad, cómo promover la igualdad de género, paridad, etc. Si bien todavía hay una gran parte de familias donde los hombres aún defienden los roles tradicionales. Pero ante este cambio cultural tan acelerado han aparecido movimientos de resistencia: los movimientos neoconservadores y movimientos antiderechos.

El discurso de estos movimientos es que hay una ideología de género, que inventaron un cuento, ignorando la evidencia científica, las brechas de género, las desigualdades y cómo afectan la vida a las mujeres. Tienen una narrativa de que los hombres estamos amenazados, las mujeres nos están quitando puestos de trabajo, mejores oportunidades salariales, nos están minimizando y nos pueden acusar por cualquier cosa.

El sicólogo e investigador Francisco Aguayo.

¿Estos discursos tienen resonancia en Chile y América Latina?

Sí, el fenómeno Parisi y el programa que tenía (Bad Boys), que está en línea y tiene mucho eco en la Iglesia Evangélica. Está todo el movimiento Con mis hijos no te metas, que nació en Perú y está en varios países de América Latina. También hay grupos específicos de papás organizados a propósito de las separaciones. Si miramos en los países cercanos, Milei, Bolsonaro, Trump tienen una narrativa en esta línea: contra la ideología de género, contra la diversidad sexual. Aquí es interesante el fenómeno de José Antonio Kast al respecto, porque ha moderado algunas cuestiones y, en cambio, Johannes Kaiser sí ha querido parecer muy provocador en estos temas.

¿A qué responde el eco que logran estos movimientos?

Hay hombres que no han sabido muy bien qué hacer o cómo reaccionar ante el empoderamiento de las mujeres. Algunos reflexionan y logran resolver; otros no quieren renunciar a la idea de que son los proveedores, no apoyan la carrera de las mujeres, etc. Pero hay un grupo que se siente amenazado: no podemos decir nada ahora, nos pueden acusar por cualquier cosa. Todo este movimiento de afirmación de la libertad de expresión, en el que están Trump, Elon Musk y Milei, tiene que ver con eso. Con la idea de la libertad de expresión se dicen las brutalidades más grandes y estamos viendo también una emergencia de prejuicios racistas, misóginos, homo, lesbo y transfóbicos. Los estudios que se han hecho en Estados Unidos ven, primero, que los hombres jóvenes pasan muchas horas en la pantalla: para ellos es extraordinariamente importante en su identidad, en sus vínculos, el mundo virtual, las redes sociales. Gran parte de ellos son hombres solos, con poca presencialidad y relaciones sociales.

En este universo aparecen los incel (célibes involuntarios), que sienten que no son atractivos para las mujeres y tienen una narrativa de víctimas. También están los Men’s Right, grupos de hombres de afirmación de derechos masculinos, donde hay más directamente una narrativa sexista de competencia contra las mujeres y más misógina.

¿En qué medida pueden haber influido el feminismo más radical, las funas y las falsas acusaciones en el auge de estos movimientos?

Ha habido sensibilidad en ciertos grupos de hombres y se está construyendo ahora una narrativa política de mucha resistencia frente a lo que se llama un feminismo más radical, pero ahí se juegan distintas cosas. Hay temas específicos que causan mucho problema, particularmente en los grupos más conservadores o ligados a la religión: por ejemplo, los derechos sexuales y reproductivos. Hoy también hay un cuestionamiento a la diversidad sexogenérica, el tema trans. Un buen ejemplo es Elon Musk y el debate con su hija. Hay muchos que dicen “se nace hombre o mujer y no hay más que eso”, pero resulta que en los jóvenes, particularmente, ha irrumpido el tema de la diversidad sexogenérica con una fuerza inusitada. No es solo el feminismo, sino también el avance de los grupos LGTBQ+. Y bueno, hay hombres que se han sentido amenazados por las funas y las denuncias por acoso sexual. Ahora, la verdad es que la mayoría de las denuncias son ciertas, pero algunos lo arguyen para sentirse víctimas. Yo veo grupos en empresas, y te dicen: ahora no podemos decir nada, no podemos expresarnos con libertad, todo es acoso. Ahí tratamos siempre de darle un giro y explicar que acá vivíamos en un mundo donde había acoso sexual y había impunidad total. Ahora, obviamente, hay un tema con la presunción de inocencia, porque el tema de la cancelación, de las funas, ha traído mucho ruido, pero hay que entender el contexto, había mucha impunidad.

¿Podría pensarse que el péndulo cambió y se pasó al extremo?

En el feminismo había un debate fuerte sobre ese tema. El feminismo francés versus el feminismo de Estados Unidos. Una crítica al feminismo de Estados Unidos es que lo quieren tipificar todo, todo es violencia, y qué pasa con la seducción, con el flirteo. Y en el feminismo latinoamericano ha habido debate y tensiones fuertes también. Feministas como Marcela Lagarde, que han hecho análisis en esta línea, han sufrido muchas críticas desde el feminismo. El feminismo es muy variado.

¿Qué pasa con el tema de la conquista?

Hoy día los algoritmos les están diciendo a los hombres que tienen que ser apuestos, musculosos. Hay adolescentes que andan buscando consejos, hay manuales para conquistar. Este es un tema que está siendo muy importante justamente en la manosfera. ¿Cuál es el problema? Es que esto está muy imbricado con narrativas misóginas y sexistas, y eso se está viendo claramente en lo que consumen los preadolescentes hoy en Chile en las redes sociales. Es contenido contra las mujeres, descalificándolas. Y, para mí, este es uno de los nudos del problema actual en nuestra cultura.

¿Y este tema no se está abordando adecuadamente?

Hay un gran problema educativo. O sea, libertad total para consumir contenidos versus la educación. La gran falla en el mundo adulto es que no entiende bien lo que está pasando y no sabe cómo abordar y educar adecuadamente. Obviamente, a propósito de todo lo que ocurrió estos últimos cinco años, muchos colegios y escuelas están abordando estos temas. Pero igual hay muchas fallas. ¿En qué se traduce después esta misoginia? En acoso por las redes, distribución de fotos, denostar personas, particularmente niñas, en las páginas de confesiones, en los muros. Hay mucha más violencia de lo que imaginamos en preadolescentes y en adolescentes en redes.

En la serie, Jamie es avergonzado o provocado por su compañera en Instagram. ¿El bullying digital se da igualmente entre niños y niñas?

Niños y niñas adolescentes se ven afectados por el problema del bullying y del acoso digital. Pero sabemos que hay una parte de esa violencia que tiene contenido muy sexista y misógino, y es fuertemente contra las mujeres por cuestiones sexuales, con quiénes se metieron, que son llamadas putas, etc. Se sabe por investigación en otros contextos que hay mucha violencia y acoso digital, y también física, psicológica, cara a cara, de contenido homofóbico o transfóbico. Obviamente que hay niños y adolescentes hombres afectados, pero los dos grupos más vulnerables son las mujeres y los grupos de la diversidad. Por eso se necesita instalar estos temas en los espacios educativos.

Esta narrativa de los hombres como víctimas no ayuda en este tema. Pero, por otro lado, hay que entender que hay un porcentaje de la población de hombres que sí se están sintiendo muy amenazados. Es algo que necesitamos abordar.

Francisco Aguayo

¿Cómo educar en una masculinidad sana?

Aquí es súper importante entender que hay distintas audiencias de hombres y que tenemos que generar mensajes para estas distintas audiencias. Los que están más abiertos van a ser más aliados, pero a la audiencia más cerrada primero hay que informarle de qué hablamos cuando hablamos de desigualdad, cuáles son las brechas, cuáles son los problemas y que eso afecta a sus hijas, a su pareja, o sea, a la mitad de la sociedad. ¿Por qué en Chile a las mujeres les pagan pensiones de miseria? ¿Por qué se les pagan salarios más bajos? ¿Por qué tienen peor salud mental? ¿Por qué sufren más violencia de género? Son problemas gravísimos. Hay que generar una narrativa para llegar con mensajes a estos hombres e invitarlos a informarse y educarse. Hay un gran desafío, también para el feminismo, en cómo desarrollar nuevos conceptos para que se entienda mejor no solo por qué es importante para las mujeres, sino también para los hombres, que entiendan qué ganan cuando están más conectados emocionalmente, cuando escuchan más a sus parejas, cuando son más empáticos con ellas, cuando están más involucrados como papás.

¿No deberían sentirse víctimas?

Esta narrativa de los hombres como víctimas no ayuda en este tema. Pero, por otro lado, hay que entender que hay un porcentaje de la población de hombres que sí se están sintiendo muy amenazados. Es algo que necesitamos abordar. Y es importante que en los distintos espacios, por ejemplo, laborales y educativos, conversar con ellos, conversar de sus necesidades, que puedan plantear sus preocupaciones sin ser cancelados. Yo creo que también hay un momento complicado, porque se empieza a hacer tan valórica la conversación, tan normativa, que se impide la conversación sincera. Creo que necesitamos generar espacios de conversación seguros, una nueva manera, porque hoy está amenazada la conversación respetuosa, la conversación democrática. Hay que recuperar valores democráticos. Antes las mujeres estaban invisibles y no se les escuchaba, pero resulta que hoy muchos hombres sienten que no pueden plantear su opinión o su punto de vista, y eso también es complicado.

Fuente

LaTercera.com

LaTercera.com

Lo + visto

Comentarios

Escribe un comentario