Gary Oldman: “No voy a retirarme. No puedo todavía”
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Gary Oldman: “No voy a retirarme. No puedo todavía”
Las estrellas cinematográficas han aterrizado en masa en la televisión. El fenómeno no es nuevo, pero tiene sus particularidades. Por un lado, hay quienes como Kate Winslet, Jessica Chastain o Ewan McGregor se han especializado en protagonizar miniseries, historias con un número reducido de capítulos que les demandan una fracción limitada de sus calendarios. En ese sentido, la exigencia de tiempo es más parecida a la de una película que a la de una serie convencional.
Otros se acercan al medio en búsqueda de un proyecto de largo aliento. Una historia que pueda abarcar varias temporadas y les permita profundizar en sus personajes a medida que la trama crezca y adquiera nuevos pliegues. Jennifer Aniston y Reese Witherspoon han tenido esa suerte con The Morning Show, el drama alrededor de un noticiario estadounidense, que prepara su cuarta entrega en Apple TV+. Kevin Costner lo tuvo con Yellowstone hasta que sus desavenencias con el equipo precipitaron su salida.
Gary Oldman (Londres, 1958) anhelaba una oportunidad de ese tipo. Fanático de la televisión –de las series y de los programas de diversa índole–, buscaba un proyecto que le permitiera dar vida al mismo papel durante varios años. Ya había tenido esa experiencia en el cine (con la saga Harry Potter y la trilogía de Christopher Nolan sobre Batman), pero no lo había vivido en el mundo de la narración episódica, que tiene sus propias reglas y bondades.
Caballos lentos reunía ese potencial que tanto llevaba buscando, porque se basa en Slough House, la popular y extensa saga de novelas de espías del británico Mick Herron. Los productores le ofrecieron interpretar a Jackson Lamb, el grosero jefe de un grupo de inadaptados y rechazados agentes de inteligencia. La oportunidad era tentadora, porque además cumplía con otras dos demandas: hablar con su propio acento y no tener que pasar por largas sesiones de maquillaje y peinado, un reto que a largo de su carrera había aceptado en filmes como Drácula (1992) y Las horas más oscuras (2017), el largometraje por el que ganó el Oscar a Mejor actor.
A dos años de su debut, la experiencia parece haber sido todo un acierto. En entrevista por videollamada con Culto, el actor se muestra cómodo y a gusto hablando de los secretos de encarnar a Lamb y de las singularidades de la serie de Apple TV+. Incluso se le escapa una carcajada en un momento de la conversación.
“Originalmente, cuando él empezó a escribir los libros, Lamb era un personaje del que se hablaba, pero estaba fuera de la pantalla. En realidad, en los libros nunca estaba físicamente. Sólo se hablaba de él. Mick Herron, el escritor, me dijo que escribió una escena en la que aparecía Lamb y le encantó. Disfrutó tanto escribiendo el personaje que pensó: bueno, podríamos ver más de él. Y así es realmente cómo nació Lamb”, explica. “Originalmente iba a ser un personaje que estaría en el edificio, al que el resto se referiría. Eso es muy interesante”.
La producción acaba de estrenar su cuarta temporada en la plataforma de streaming (un nuevo episodio cada miércoles hasta el 9 de octubre), un ciclo que comienza con un atentado en un centro comercial de Londres que pone en jaque a los miembros de Slough House (o Refugio) y a la inteligencia británica en general. Con su nueva tanda de seis capítulos la ficción escrita por el guionista Will Smith vuelve a demostrar su habilidad para construir una trama de espías con escenas trepidantes y una dinámica de oficina en que el humor negro es parte de cada interacción.
Observar al personaje de Oldman es un acto de diversión por sí mismo. Al inicio de esta nueva entrega está con resaca y desaseado, porque acaban de terminar las fiestas de fin de año. A duras penas contesta un llamado en que le informan que ha ocurrido una desgracia. Cigarro en mano, llega al sitio del suceso a recopilar antecedentes y no puede evitar bromear con que se encontraba “en un sauna con Lady Di”. Es la clase de línea que Oldman pronuncia con el desparpajo propio de un actor que conoce a la perfección el rol que está interpretando y que está gozando cada segundo en el set.
-En la cuarta temporada vemos por primera vez la casa de Jackson Lamb. ¿Qué nuevas capas del personaje descubrió al hacer estos nuevos capítulos?
Aunque me ves en la casa, es muy breve Pero hubo muchas discusiones sobre eso, porque es la primera vez que presentas un ángulo más personal de Lamb. Eso fue divertido. Aunque está oscuro y lo ves durante, no sé, un minuto y medio, hubo discusiones sobre si él tendría carteles en su pared, si es fanático de alguna banda en particular, qué tipo de libros podría haber, qué tipo de televisión podría tener, qué tipo de sofá. Quiero decir, todas esas son cosas que discutimos en gran detalle. Porque en cada temporada se pelan nuevas capas de la cebolla y obtienes un vistazo a una idea más completa de quién podría ser Lamb.
-Él es un jefe cínico y ofensivo. Después de cuatro temporadas, ¿qué es lo que le resulta más fascinante de interpretarlo?
Me encanta el hecho de que no tiene filtro. Me encanta su franqueza. Y que también la utiliza como un arte del espionaje. Él puede ser directo, sólo para insultarte por pura diversión, y luego de alguna manera te toma por sorpresa, con la guardia baja, con un comentario o un insulto. Me encanta la forma en que él utiliza eso. A menudo hay algo debajo… Siempre está pasando algo. No es necesariamente sólo un insulto por el gusto de lanzarlo. Quizá sólo quiere animar a su equipo. Me encanta su franqueza. Eso es lo divertido de interpretarlo.
A prueba de balas
Caballos lentos está nominada a nueve categorías de los Emmy, incluyendo Mejor serie de drama y Mejor actor de serie de drama. Si no fuera por una candidatura que logró hace 23 años por una aparición especial en Friends –interpretaba al miembro del elenco de una película bélica en la que actuaba Joey–, Gary Oldman sería un completo novato en la premiación.
Este domingo 15 (a las 21 horas, por TNT y Max) se mide ante sus compatriotas Idris Elba y Dominic West, el japonés Hiroyuki Sanada y los estadounidenses Donald Glover y Walton Goggins. Si no obtiene el galardón (Variety y The Hollywood Reporter lo ponen segundo en sus pronósticos, por debajo de Sanada), seguramente tendrá otra oportunidad en 2024, cuando entre en carrera por la temporada que actualmente está en desarrollo. O más adelante, por alguna posterior (ya está en preparación la quinta).
Una de las gracias de Caballos lentos es que, a medida que la historia ha progresado, ha quedado claro que el único personaje principal que tiene garantizada su continuidad es Jackson Lamb. El resto –por doloroso que sea para los espectadores– siempre está bajo la amenaza de morir y de ser reemplazado por nuevos integrantes en Slough House.
Mick Herron tenía siete novelas antes del inicio de la serie, luego publicó otra y hoy se encuentra escribiendo la novena. Al ritmo que mantiene la producción –un libro por ciclo– harían falta nueve temporadas para abarcar toda la historia. Una cifra a contracorriente de la tendencia que prevalece en el medio televisivo, pero que en este caso luce viable.
Oldman está plenamente comprometido con finalizar la labor. Es un personaje que le gusta y ha asegurado sentirse “muy afortunado y bendecido” de hacer la ficción, aplacando las interrogantes respecto a su permanencia.
Dudas que pudieron haber surgido a fines de 2022, en la previa al lanzamiento de la segunda entrega. Allí, en entrevista con The Sunday Times, el actor –entonces de 64 años– le puso fecha a su eventual jubilación. “Los 70 están a la vuelta de la esquina. No quiero estar activo cuando tenga 80″, expresó.
Recientemente detalló una anécdota que debería haber tranquilizado a los más preocupados. Sugirió que su calendario está plenamente sujeto a los tiempos de Caballos lentos, y que ni siquiera uno de los directores con los que más ha colaborado está por sobre su actual trabajo.
Cuando Christopher Nolan lo contactó para que interpretara a Harry S. Truman en una escena de Oppenheimer (2023), le dijo: “Me encantaría ir y hacerlo, pero voy a tener que usar una gorra protésica y una peluca y no puedo cortarme el pelo. Así que si puedes lidiar con eso, entonces me encantaría ir y hacerlo. Y si no quieres pelucas, entonces tienes que conseguir que alguien más lo haga”. En resumen, hoy en su lista de prioridades no hay nada más importante que Jackson Lamb.
De vuelta en diálogo con Culto, sugiere que sus días frente a la pantalla aún no han terminado.
-¿Qué le gustaría hacer una vez que Caballos lentos finalice?
Bueno, tengo muchos otros intereses. Soy algo así como un fotógrafo entusiasta. Quiero decir, supongo que me tomaré un descanso y luego buscaré otro trabajo (se ríe). Esa es la vida del actor. Eso es lo que hacemos: terminas algo, estás desempleado por un tiempo, ojalá sólo por un tiempo, y luego te vas y pasas a otra cosa. No soy lo suficientemente rico para retirarme. No puedo todavía.
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