George Harris: la desconocida bitácora de una debacle
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George Harris: la desconocida bitácora de una debacle
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2025 no ha sido la única vez en que el Festival de Viña se ha topado de frente con George Harris, el comediante venezolano que en el debut del evento fracasó entre una guerra de pifias y aplausos, y materializó uno de los bochornos mayúsculos en la historia del certamen.
En 2023 y 2024, cuando la cita estaba en manos de la alianza de TVN y Canal 13 e igual que hoy era producido por la compañía de conciertos Bizarro, Harris integró una lista preliminar de casi una treintena de nombres que podían integrar el casillero del humor en esas versiones. La promotora lo había barajado como una de las muchas alternativas para esos años. Pero no pasó el filtro definitivo. “Estuvo en una pizarra escrita de candidatos que dan vueltas y de figuras posibles”, recuerda un ejecutivo presente en esas reuniones.
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Al final, su presencia no convenció del todo, consecuencia también de dos estaciones televisivas -según dicen desde la industria- que nunca estuvieron tan convencidas de integrar comediantes foráneos en el espectáculo veraniego. De hecho, en la última entrega de TVN y Canal 13 en 2024, sólo hubo representantes nacionales.
En 2019, también Viña vio asomarse de cerca a Harris. Cuando los ejecutivos de las mismas señales quisieron contratar al humorista cubano Bonco Quiñongo, quien finalmente estuvo en esa edición del Festival, lo vieron a través de la web en el programa El show de George Harris, donde estaba de invitado. O sea, desde esos días tenían noción de la figura del venezolano.
Pero su escalada en oídos nacionales empezó mucho antes. Un largo camino que avalaba el incipiente interés de los ejecutivos de Viña de esos años por contar con su fichaje.
Los pasos iniciales
La primera vez del caraqueño en el país fue en 2015 en el Teatro Universidad de Chile, donde juntó a 300 personas, en un momento en que la comunidad venezolana no superaba los 2800 representantes.
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El productor venezolano radicado en Santiago, Robert Abboud -parte de 202 Producciones- fue el encargado de esa primera visita y recuerda: “Esa primera vez fue una locura. La gente lo esperó tras el show para tocarlo y tomarse una foto dentro de la van. Yo lo comparé un poco con Bono de U2, porque la gente lo amaba, le tocaba el vidrio, era un pequeño fenómeno. Lo llevamos a pasear a La Moneda y los venezolanos que habían se tomaban fotos, los garzones dejaban de hacer su trabajo por acercarse a él”.
Entusiasmado con el arrastre, Abboud lo volvió a traer al año siguiente, esta vez al Salón Fresno de la Universidad Católica, donde llegaron 800 asistentes. El salto mayor sucedió en 2017, cuando se atrevió con un Teatro Cariola que agotó en minutos, para sumar nuevamente otra función días después en el mismo Teatro Universidad de Chile. Harris ya era un nombre que empezaba a generar cierto ruido y atención en el circuito de humor en la capital.
Por lo mismo, en 2018 retornó a realizar tres presentaciones en el Teatro La Cúpula del Parque O’Higgins, donde algunos medios ya lo catalogaban como “revelación” del stand up comedy venezolano. Agotó las tres fechas en un par de días.
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El apetito se abrió aún más y en 2022 concretó dos shows en el Movistar Arena, pero cada uno a la mitad de su capacidad, congregando a cerca de 5 mil personas por fecha. En ese instante, Harris, con un recorrido mucho más consolidado en Chile, dio una entrevista a La Tercera y declaró: “Chile es uno de los mejores lugares en el que los venezolanos pueden estar”.
A partir de ese minuto, la meta creció de forma ambiciosa y sin pequeñeces. George Harris estaba listo para el evento previo que sellaría su paso por el Festival de Viña.
El salto definitivo
Hacia mediados de 2024, la empresa de representación artística con sede en Miami Loud And Live Entertainment, que maneja las giras de Harris y que también trabaja con artistas como Rubén Blades, Gente de Zona y Pimpinela, se acercó a Bizarro para sondear la posibilidad de agendar un espectáculo a gran escala en el mismo Movistar Arena, con capacidad completa y para lanzar en grande al venezolano.
La empresa chilena aceptó y el plan funcionó a la perfección: el 8 de septiembre del año pasado, el cómico que reside en Miami reunió a 12 mil espectadores con el show El pueblo de uno, donde hace referencias a la patria que se dejó y a la vida de los latinos en Estados Unidos, entre otros temas. El número de apertura estuvo a cargo de Felipe Avello.
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Al recinto llegaron ejecutivos de Mega, interesados en sondear la posibilidad de que Harris estuviera en Viña 2025. Ante el éxito y la convocatoria, los profesionales -junto a los jefes de Bizarro, Daniel Merino y Alfredo Alonso- se reunieron con el humorista en el backstage y le preguntaron cómo veía la opción de estar en el evento más mediático de Chile. Merino, también director ejecutivo del actual Festival de Viña, rememora: “Le planteamos esa posibilidad, para chequearlo internamente y ver cuál era su respuesta. Él nos manifestó que siempre había sido su sueño llegar a Viña. Que era algo que siempre había tenido en mente”.
Con esos antecedentes, la productora los días posteriores hizo una elogiosa publicación en su página web en torno a la performance de Harris en el sitio del Parque O’Higgins, titulando “George Harris y su show de carcajadas en el Arena”, para después seguir: “Guardando distancias con Coco Legrand, se muestra como un sociólogo de la realidad. Este comediante busca que cada persona que asiste a su show se sienta identificado con sus historias”.
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Las negociaciones para Viña siguieron y cerca de dos meses después, Bizarro firmó el contrato para que Harris debutara en la Quinta Vergara en 2025. El acuerdo establecía un espectáculo de 50 minutos y un pago de US$30 mil (alrededor de $28 millones 800 mil pesos) para el comediante. Su suerte estaba echada.
El nombre ya había sido anunciado también como carta ante la Comisión de Promoción del Festival, integrada por la alcaldesa Macarena Ripamonti y tres concejales, quienes se encargan de dar el visto bueno a lo que en este caso propone Mega y Bizarro. Carlos Williams, uno de esos concejales a los que se les presentó al humorista, comenta: “A nosotros nos entregan una nómina con los artistas que vienen el show y en este caso no hubo ningún reparo con su presencia. Confiamos plenamente en lo que los expertos en shows nos dicen”.
Su fichaje para la Ciudad Jardín se anunció públicamente el 22 de noviembre, junto al resto de la parrilla de los representantes de las risas en la cita, como Edo Caroe, Chiqui Aguayo y Pedro Ruminot. Apenas dos días después, se comenzaron a viralizar una serie de antiguos tuits donde criticaba a Salvador Allende y también viejas rutinas en que se reía de Gabriel Boric.
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En sus posteos en la red X, había escrito: “Y por ahí hay un montón de gente que aún lloran por Allende. ¡Que pobreza de mente tan arrecha!”. En tanto, en sus fragmentos con respecto al actual Presidente de Chile, decía: “Les digo a mis compatriotas que ya están en Chile. No les puedo decir, ‘ya váyanse’. No, no es así. Ganó este señor, este señor se llama. ¿Cómo que se llama él? Boric. Tiene 35 años y no ha terminado la carrera. No sirve para nada. ¿No tuvo un padre que le dijera ‘qué mediocre’?”. La rutina culminaba con un “no podemos seguir escogiendo inútiles”.
Las críticas en redes sociales arreciaron y algunas voces pedían que lo bajaran de Viña 2025. El hostigamiento también llegó hasta sus propias plataformas digitales. La tensión escaló y los organizadores decidieron reunirse de modo online con él para calibrar su sensibilidad en torno al vendaval. La cita se hizo vía Zoom el 3 de diciembre, con el involucrado acompañado de su mánager y su asistente personal.
Ahí se mostró inquieto y preocupado, y reveló que había recibido amenazas de muerte. Agregó que sabía que los chilenos publicaban recetas de cocina cuando algo les molestaba, pero que lo sucedido con él había ido mucho más allá. En un momento incluso “se quebró”. Daniel Merino rememora: “Él recibió una amenaza que decía “voy a ir al Sheraton, me voy a meter a la cocina y voy a envenenar tu comida”. Yo creo que ahí se cruzó una línea”.
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Ante ese relato, los promotores le preguntaron en la junta telemática si seguía dispuesto a presentarse en Viña. Harris dijo que se le había pasado por la cabeza renunciar, pero que prefería no claudicar: sentía que los chilenos sólo habían visto extractos de sus shows y él quería mostrar su rutina íntegra. Todo siguió según lo planificado.
Por lo demás, los organizadores interpusieron una denuncia en la Fiscalía en contra de la persona anónima que lo amenazó de muerte.
En los días siguientes, el venezolano envió su libreto y videos de su rutina al director televisivo del Festival de Viña, Álex Hernández. Las correcciones fueron mínimas: alrededor de una decena de modismos venezolanos que fueron modificados por palabras chilenas para que se comprendiera mejor. En todo momento, Hernández le aseguró que su guión era idóneo para la Quinta Vergara.
Eso sí, al contrario de otros comediantes internacionales que han pasado por el anfiteatro, Harris nunca contó con la asesoría de un humorista chileno. En ediciones anteriores, esta práctica siempre existe y sirve de apoyo para que los invitados adapten sus modales a la idiosincrasia chilena.
Uno de los nombres que ha cumplido esa función en los últimos años es León Murillo, que ha trabajado de cerca con Bonco Quiñongo y los argentinos Jorge Alis y Laila Roth en sus últimas apariciones en el Festival.
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Murillo comenta: “Es muy importante esa asesoría, porque marca la ejecución de una buena performance. Es muy importante brifear a un humorista que viene de afuera. No se trata de chilenizar el texto, sino que hacerlo conectar con el público. Yo trato de generar un estadio inicial de 10 a 15 minutos tratando de que logre una empatía con el público chileno, que aluda a contingencias locales, que se logre ‘segurizar’ al público y al artista, esa es la forma en que acostumbro a trabajar”.
Hay voces al interior de Viña 2025 que admiten que pudo haber sido un error no contar con el apoyo de un artista chileno. En contraparte, también agregan que es posible que Harris no hubiera aceptado demasiadas sugerencias de parte de otro colega. “Estaba muy confiado”, subrayan.
La llegada al infierno
Harris arribó a Viña del Mar el jueves 20 de febrero y se alojó en el hotel Pullman. Un día después, asistió a la Gala del evento, acompañado por su madre, Irene Shaw, quien en toda su estadía funcionó como apoyo y contención. Harris siempre se mostró conciliador con los medios y respondió todas las preguntas en torno a su inminente primera vez en la fiesta veraniega, incluso aquellas que tenían que ver con sus controversias.
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El día de su espectáculo, el domingo 23, fue durante la mañana al ensayo protocolar en la Quinta Vergara, donde los organizadores le volvieron a recalcar que tenían plena confianza en su actuación. Luego se retiró a su hotel y volvió al anfiteatro cerca de las 19 horas, para alistar su salto definitivo al escenario.
Ya en el reducto, y como una forma de aleonarlo y de transmitirle seguridad, lo visitaron en el backstage los dos animadores del evento, Karen Doggenweiler y Rafael Araneda. Así lo recuerda la conductora de Mucho gusto en diálogo con Culto: “Con Rafa estuvimos con él y estuvimos con su mamá. Les contamos que nosotros como presentadores siempre salíamos antes a hablar con el público de la Quinta y a percibir cuál es el pulso, qué es lo que están sintiendo. Y vimos que, apenas lo mencionábamos a él, la Quinta lo ovacionó. Le intentamos transmitir lo que nosotros habíamos sentido, el buen ambiente que había”.
Efectivamente, a esa hora el sitio lucía una gran presencia de venezolanos que lo habían llegado a apoyar, desplegando banderas, pancartas, cintillos y poleras con el rostro del cómico. Y cada vez que era mencionado en ese ambiente previo, la euforia era muchísimo mayor que la lograda por Marc Anthony y Bacilos, quienes también integraban el cartel de la jornada inaugural.
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A las 23.48 horas, Jorge Enrique González, su verdadero nombre, salió al escenario de la Quinta, enfundado en un traje negro y agradeciendo en reiteradas ocasiones la invitación. El inicio de su rutina se concentró en las diferencias tecnológicas entre ayer y hoy, en particular con el teléfono. A los cinco minutos, asomaron las primeras pifias. Harris perdió el foco casi de inmediato y empezó a descargar su varias frases a estas alturas célebres, mucho más que sus chistes: “No puedo creer que haya gente que haya comprado la entrada para pitar. ¡Levántate una venezolana, marico! ¿Vas a estar toda la noche (pifiando)? ¿No te gusta? ¡Vete a por un refresco!”.
A los 15 minutos, los abucheos que habían partido tímidamente se hicieron más sonoros -como respuesta a su actitud desafiante- y el venezolano decidió irse de la tarima por primera vez. Los animadores salieron a su rescate y pidieron tranquilidad a la audiencia. Le dieron una nueva oportunidad.
El venezolano retomó su acto hablando de lo rápido que hablan los chilenos y de los terremotos, lo que por un momento pareció enrielar la situación. Sin embargo, los silbidos volvieron. Ahí respondió con algunos de sus ataques más furibundos: “Ojalá tú tengas la carrera que tengo yo. Y aquí en tu país, con todo lo que te da rabia que yo esté aquí, llené el Movistar Arena, cállate”.
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El enfrentamiento se volvió a hacer insostenible y ahora sí Harris parecía abandonar al escenario de forma definitiva. Se retiró al backstage y los productores presentes le dijeron en un rincón: “no pelees con la gente, aquí no se viene a pelear”. Él respondió: “¡Es que no me dejan hacer mi rutina!”.
Doggenweiler y Araneda salieron al escenario y le solicitaron nuevamente que volviera. El humorista retornó y la dupla de animadores le sugirió lo mismo: aquí no hay que pelear con el respetable. Doggenweiler incluso le comentó: “No hay que pelear con los chilenos, porque siempre ganamos”. Tercera oportunidad para Harris y esta vez adelantó su rutina hacia un tramo final donde hablaba de la música con la que se hacía aseo en otros tiempos. Tampoco funcionó. Luego de 28 minutos, abandonó la tarima sin regreso.
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No hizo la entrevista en backstage ni la conferencia de prensa que tenía pactada. Su madre se largó a llorar y fue en todo momento la persona que más lo apoyó ante el naufragio. Cerca de las dos de la mañana llegó de vuelta a su hotel, donde no ofreció declaraciones a los periodistas que lo esperaban.
El día después y el quiebre final
A la mañana siguiente, Álex Hernández fue el primero en dar la cara frente a los micrófonos y reconoció: “Aquí por supuesto que hubo xenofobia. Hubo un grupo organizado para pifiarlo”. Sus declaraciones abrieron una grieta en la organización del certamen, ya que difieren de las ideas de otros involucrados. Por ejemplo, Rafael Araneda dice a Culto: “Yo pienso que no fue xenofobia. Él tenía todo para triunfar. Pero si no inicias tu rutina, si no la desarrollas, creo que es difícil”.
Esa jornada, Harris se mantuvo en Viña del Mar. Días anteriores, había expresado su intención de viajar al sur de Chile junto a su mamá en las semanas posteriores si es que todo salía bien en la Quinta Vergara. Finalmente, dejó el país el martes 25 de febrero.
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Merino fue uno de los pocos miembros del equipo de producción que logró hablar con él tras la fatídica actuación. Fue una llamada telefónica de un par de minutos donde el afectado se mostró “muy golpeado”. “Siempre creyó que le iba a ir muy bien”, cuenta Merino.
Tras llegar a Miami, Harris ha ofrecido un par de declaraciones aseverando que nunca debió aceptar la invitación para Viña y que lo sucedido era xenofobia. En un live que realizó el pasado viernes 28, aseguró que las pifias fueron un boicot “sólo por ser venezolano”, siguió sin demostrar autocrítica y dijo que había viajado sólo porque los organizadores lo convencieron.
Álex Hernández echó pie atrás en su defensa y tras esas palabras arremetió contra el venezolano: “Lo que hizo es muy de mal gusto”, disparó ante la prensa. No hay vuelta atrás, pero sí remate. La fractura de Harris y Viña tiene carácter de irremediable.
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