Hace 40 años, Bose inventó la suspensión electromagnética para coches. Era cara hasta para marcas como Ferrari
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Hace 40 años, Bose inventó la suspensión electromagnética para coches. Era cara hasta para marcas como Ferrari
Hay pocas cosas que molesten más que los baches en la carretera. Bien sea por ruido o por el bamboleo en el interior. Imagina, sin embargo, que hubiera un sistema de suspensión como si a la naturaleza se le hubiera olvidado aplicar la física. Lo cierto es que no hay que imaginar tanto, ya que Bose —sí, la empresa que fabrica auriculares y otros sistemas de audio— se sacó de la manga hace casi 40 años una suspensión que parece magia.
Se trata de la suspensión electromagnética para automóviles, una tecnología tan revolucionaria y absurdamente cara que impidió sus aplicaciones comerciales. Hasta… ahora.
Un poco de contexto. Antes de pensar en qué llevó a un fabricante de equipos de audio a investigar un sistema de suspensión para coches, hay que ver de dónde viene Bose. Fundada en 1964 por Amar Gopal Bose, desde el principio se especializó en equipos de audio diferentes a los que había en el mercado. Un ejemplo fue el 2201, un altavoz que constaba de otros 22 altavoces que no apuntaban al oyente, sino a la pared con la intención de que el sonido rebotara como lo hace en una sala de conciertos.
Fue un fiasco, pero dejaba ver cuál era la intención de su fundador. Amar Bose fue un empresario que dedicó buena parte de sus 83 años (45, concretamente) a trabajar como profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, el MIT. Fue allí donde también estudió y, en 1964, recurrió a inversores para conseguir el capital necesario para fundar su empresa. Con el tiempo llegaron los éxitos, pero ese 2201 demostraba que Bose no quería seguir las pautas del mercado.
Intuición. Amar estaba tan comprometido con la investigación que, en 2011, donó la mayoría de las acciones de Bose al MIT para promover la labor de investigación de la institución. En una ocasión, afirmó que se metió en el mundo de los negocios "para poder hacer cosas que no se habían hecho antes" y argumentó que sus mayores innovaciones no eran el fruto de un pensamiento racional, sino de la intuición.
Maresca. Estos dos elementos son muy importantes para comprender la historia, pues fruto de esa intuición, el deseo de hacer cosas nuevas y su compromiso con la investigación, Bose quiso contratar a Bob Maresca. Maresca fue un estudiante en el MIT y se especializó en ingeniería eléctrica. Tras escuchar a Bose en una de sus conferencias en el centro, quedó encantado, y parece que esa relación era mutua.
En 1980, y como leemos en CNET, Bose intentó fichar a Maresca. El plan de la empresa era ponerlo a trabajar en altavoces pasivos, pero Maresca rechazó la oferta porque… no le interesaba. A él le gustaba la electrónica, el magnetismo y los sistemas de control, por lo que se fue a trabajar en Philips. Pero Bose parece que quería a toda costa a Maresca y, en 1986, repitieron la oferta. Aceptó.
Project Sound. El motivo fue que, ahora, la compañía no quería que Maresca trabajara en el departamento de audio, sino en un Project Sound que… bueno, sí tiene que ver con el confort y el ruido, pero no estaba relacionado con los altavoces. Era algo que atrajo a Maresca por la dificultad del proyecto: un sistema de suspensión electromagnética para coches. Y querían específicamente a Maresca porque una de las labores de Bose en el MIT fue la investigación de suspensiones 'exóticas' y consideraba que Maresca era el ideal para lograrlo.
No hablamos de un sistema de suspensión como puede ser el Maglev, sino de algo que permitiera viajar en automóvil con el mayor confort posible, y eso significaba eliminar el bamboleo en la carretera debido a los cambios de dirección, los frenazos y los baches.
Éxito. En la entrevista a CNET, Maresca comenta que no habría aceptado si no hubiera existido la posibilidad de que fuera imposible (le gustaban los retos, vaya), pero tras años de trabajo en el proyecto, el sistema se completó. Y fue un éxito, como podemos ver en este vídeo:
En el mismo, tenemos el mismo coche Lexus LS400 con la misma carga y motorización, pero mientras que en uno se monta el sistema de suspensión convencional, en el otro tenemos el Project Sound de Bose. Casi parece magia, pero no dejaba de ser un sistema de suspensión activa.
Una obra de arte. La comodidad era el fin de este sistema y la idea era que funcionara sin ejercer ningún tipo de presión sobre la carrocería. Así, y como se explicó en un artículo de New Atlas de 2004, el corazón era un motor electromagnético lineal instalado en cada rueda. Dentro de ese motor hay imanes y bobinas a las que se aplica una energía eléctrica que retrae y extiende el sistema. Se diseñó para que la respuesta fuera rápida, de manera que podía contrarrestar los efectos de los baches y vaivenes con la velocidad suficiente como para que, incluso durante maniobras agresivas, los pasajeros no notaran nada.
Todo estaba controlado por un ordenador que, mediante algoritmos, calculaba la fuerza que debía aplicar a los motores para que respondieran de la mejor forma a la carretera y el consumo de todo el sistema requería menos de un tercio de la energía que necesita un sistema de aire acondicionado. Además, Bose diseñó el sistema para que se pudiera instalar en un vehículo convencional con modificaciones mínimas.
A medias. En el mencionado artículo de 2004, Bose afirmó que esperaba que algún fabricante de coches de alto rendimiento adoptara el sistema y se comentó que la tecnología estaría en la calle a lo largo de los dos próximos años. No fue así.
Pero, si tan bueno era y marcas como Jaguar, Honda, Ferrari o Mercedes estaban interesadas en el sistema, ¿por qué tras casi 40 años los coches de calle siguen sin este sistema de amortiguación? La respuesta es sencilla y puede que te la estés imaginando: era carísimo y también más pesado que los sistemas de suspensión convencionales, por lo que esta revolucionaria tecnología se guardó en el cajón.
ClearMotion entra en juego. Ahora bien, es complicado que una tecnología tan revolucionaria se olvide de la noche a la mañana, y ClearMotion no va a dejarla morir tan fácilmente. Esta empresa, con sede en Boston y con centros de desarrollo y fabricación en Reino Unido y China respectivamente, lleva una década desarrollando su propia versión del Project Sound. El resultado es el CM1, o Activalve, un sistema basado en un núcleo electrohidráulico en el que el software lo controla todo: desde la electrónica a la electrohidráulica y el software de control.
Como Bose en su día, también tienen un vídeo en el que comparan el rendimiento de la suspensión de fábrica de coches de alta gama actuales (un Mercedes E300 o un Audi Q7) y su sistema CM1. El resultado es impresionante, pero no deja de ser algo que ya hemos visto anteriormente en el ejemplo de Lexus y Bose.
Y Porsche. Algo interesante de ClearMotion es que recoge el testigo de Bose no solo en el sistema de suspensión activa, sino en esa filosofía que, seguramente, llevó a Amar Bose a idear este sistema: la cancelación de ruido. De hecho, es algo muy similar a la cancelación de ruido activa que tenemos en los auriculares actuales (donde Bose tiene muy buenos exponentes) y donde un algoritmo se encarga de analizar las ondas sonoras que entran por los micrófonos de los auriculares para, en tiempo real, suprimirlas.
Parece que la tecnología seguirá su camino como un sistema destinado a montarse en coches de gama alta y, de hecho, ClearMotion y Porsche firmaron un acuerdo de colaboración hace poco para montar esta suspensión activa, pero como suele ocurrir, con el paso de los años estas mejoras van llegando al resto de gamas hasta que se popularizan por completo.
Ojo, no se perdió. Como nota interesante, hay que decir que aunque esta suspensión activa de Bose era tremendamente cara, su desarrollo no fue en vano. La compañía la aprovechó para fabricar sistemas de suspensión para asientos de camiones, un sistema llamado que fue adoptado por algunos camiones estadounidenses y canadienses en 2010.
Ahora sólo queda ver si ClearMotion y Porsche llegan a un buen término con esta tecnología y, si algún día, es algo que se instala en los vehículos más baratos.
Imágenes | Bose, CNET, ClearMotion
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Hace 40 años, Bose inventó la suspensión electromagnética para coches. Era cara hasta para marcas como Ferrari
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Alejandro Alcolea
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