Hasta hace poco la gente estaba muy orgullosa de lo poco que dormía: hoy son candidatos a padecer demencia y Alzheimer
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Hasta hace poco la gente estaba muy orgullosa de lo poco que dormía: hoy son candidatos a padecer demencia y Alzheimer
¿Cuánto tiempo aguantarías bebiendo solo un vaso pequeño de agua al día o comiendo únicamente un trozo de pan al día? Probablemente muy poco ya que los signos de deshidratación y desnutrición nos alertarían de inmediato.
Sin embargo, tendemos a recortar con mucha facilidad en otra función igualmente vital para el ser humano: dormir. Es tan importante, que le dedicamos (o deberíamos) una tercera parte de toda nuestra vida.
Dormir poco afecta al resto de lo que hagas
No dormir las suficientes horas al día no solo tiene efectos negativos sobre tu humor durante el resto del día, también tiene efectos cognitivos adversos. Un estudio elaborado por la Universidad Central de Queensland (Australia), revelaba que conducir habiendo dormido menos de cinco horas equivale a conducir borracho.
Russell Foster, director del Instituto del Sueño y Neurociencia Circadiana en la Universidad de Oxford, ha investigado cómo impactan los ciclos circadianos en el descanso diario y, en consecuencia, en nuestra salud cognitiva y sus efectos sobre la concentración y la productividad.
En una reciente intervención en el podcast 'Brave New World' del británico The Standard, el experto en sueño y descanso comentaba: "Hasta hace poco, la gente estaba muy orgullosa de lo poco que dormía". El neurocientífico aseguraba que esta fue una tendencia que se consolidó en los años 80, cuando presumir de pasar una noche en vela era visto como un logro.
Sin embargo, el científico advierte que esta falta de sueño afecta nuestras habilidades cognitivas: "No puedes pensar con claridad, no puedes tomar decisiones sensatas, y tu capacidad de captar señales sociales se ve mermada". Lejos de ser un indicador de productividad, el insomnio constante nos hace menos competentes y menos empáticos.
En la misma línea, Melinda Gates French, ex esposa de Bill Gates y exdirectiva de Microsoft, aseguraba a Vanity Fair que durante muchos años, el hecho de no dormir lo suficiente era visto como una virtud. Lo sabía de primera mano, ya que su marido Bill Gates era uno de los que opinaba que descansar estaba sobrevalorado, hasta que descubrió la relación entre la falta de sueño y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como la demencia o el Alzheimer
En un episodio de su podcast Unconfuse me, Bill Gates confesó que, tras el diagnóstico del Alzheimer de su padre, Gates comenzó a leer y a estudiar sobre la salud mental y la importancia que las horas de sueño tienen para mantener sano el cerebro. Ahora asegura intentar dormir al menos siete horas al día.
Dormir bien para un envejecimiento saludable
Además de sus efectos inmediatos que se manifiestan a la mañana siguiente, la falta de sueño tiene consecuencias más graves a largo plazo. Foster ha resaltado en diversas ocasiones el vínculo entre la falta de descanso y el riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas, como la demencia.
"La falta de sueño en personas de mediana edad se ha relacionado con altas tasas de demencia en años posteriores", señaló Foster durante su intervención. "Durante el sueño, la proteína beta amiloide, asociada con altos niveles de demencia y Alzheimer, se elimina del cerebro", explicaba Foster. "Si no dormimos lo suficiente, el cerebro no puede eliminarla".
Según el neurocientífico, incluso una sola noche sin dormir es suficiente para revelar altos niveles de esta proteína en el cerebro. No obstante, la presencia de la proteína beta amiloide no implica necesariamente que se vaya a desarrollar demencia. "Lo que los estudios sugieren de manera contundente es que, si eres vulnerable a aquellas vías que causan demencia, este es un factor de riesgo significativo", puntualiza Foster.
La herencia cultural de despreciar el descanso
Foster apuntaba a que el desprecio hacia el sueño tiene raíces culturales e históricas. Con la Revolución Industrial, dormir se convirtió en un lujo ocioso que las clases trabajadoras no podían permitirse. Se ensalzó y dignificó el madrugar y sacrificar horas de sueño como virtudes laborales, mientras que el descanso fue relegado a un segundo plano.
Según Foster, "por definición, el sueño era algo indigno y, por tanto, despreciable. Y es fascinante que ahora nos estemos liberando de esos grilletes, pero aún tenemos esa idea de la inutilidad del sueño", una visión que todavía persiste en ciertos contextos.
No obstante, al igual que hizo Bill Gates en su momento, se está produciendo un cambio de mentalidad hacia el sueño y el descanso. A medida que crece la conciencia sobre los efectos negativos de la falta de sueño, el descanso comienza a considerarse una parte fundamental de una vida saludable y productiva.
Para Foster, uno de los mayores obstáculos para el buen descanso no es la incapacidad fisiológica para dormir provocada por los altos niveles de ansiedad que caracterizan a la vida moderna.
El estrés altera los ciclos de relajación necesarios para conciliar el sueño, lo que genera una especie de círculo vicioso en el que el miedo a no dormir bien dificulta aún más el descanso. En este contexto, Foster sugiere que la solución no radica en medicamentos, que pueden ser útiles en situaciones específicas, sino en abordar las causas subyacentes de la ansiedad.
Imagen | Unsplash (Alexander Grey)
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Rubén Andrés
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