Integrity y su nueva planta de reciclaje en Quilicura: “El abastecimiento de plástico es el principal desafío para 2025″

Integrity y su nueva planta de reciclaje en Quilicura: “El abastecimiento de plástico es el principal desafío para 2025″

“Hay una demanda muy grande por material reciclado”, avisa Gabriel Fonzo, CEO de Integrity, la firma chilena que con 30 años en el mercado del plástico se apresta a inaugurar en febrero su nueva planta de reconversión de envases en Quilicura. Con una inversión de$ 6 mil millones (unos US$6,1 millones) las nuevas instalaciones le permitirán saltar desde las 3 mil toneladas de resina reciclada al año a cerca de 20 mil. Todavía no abren y ya se quedaron cortos: están buscando sitio para instalar dos nuevas plantas, una en el norte y otra en el sur, cerca de los centros poblados y el plástico.

“La planta actual que tiene 18 años de funcionamiento ya no era capaz de abastecer el porcentaje de PET reciclado y teníamos que comprar este producto en otros países”, cuenta Fonzo.

“Esto significaba no sólo estar importando residuos procesados –sabiendo que en Chile existía el material disponible para reciclar-, sino que también estábamos a merced del tipo de cambio y costos y tiempos de logística de abastecimiento”, explica el empresario a Pulso.

Integrity es un grupo nacional controlado por la familia Fonzo, con ventas por US$ 32 millones anuales. Además de los envases participa en negocios agrícolas y de frigoríficos en Chile, Perú y Argentina. La firma es una de las pioneras en la fabricación de cajas para las frutas de exportación y abastece al mercado local de envases para diferentes tipos de alimentos. Tiene una plantilla de aproximadamente 400 trabajadores.

Los Fonzo son hijos de Gabriel Fonzo Schlesinger, un conocido empresario agrícola, que partió en la Compañía Sud Americana de Vapores, donde echó a andar el negocio de los fletes marítimos para fruta fresca, hace algunas décadas. Posteriormente, asumió la gerencia de David del Curto y en 1994 fundó Integrity. Falleció el año pasado y hoy la firma está en manos de sus descendientes.

La más grande del país

La nueva planta -financiada con recursos propios y la línea de negocios verdes del BancoEstado- se convertirá en la más grande de Chile en cuanto a capacidad productiva. “Esperamos que en el mediano plazo genere un aumento de un 30% de las ventas de todo el grupo”, sostiene su CEO.

Fue diseñada para recibir todo tipo de envases (alimentos, productos de limpieza, de belleza, etc.) y no sólo botellas, como es el caso de otras instalaciones similares en el país. De hecho, la aparición de las nuevas plantas de reciclaje de botellas -una de CCU y otra de Coca Cola- tiene al mercado bastante agitado, ya que según confirma el propio Fonzo, el precio de las botellas desechadas se ha disparado, haciendo que el reciclaje importado sea más barato que el nacional. “Hoy día hay más gente interesada en entrar a recolectar botellas para vendérselas a estas empresas”, sostiene.

Y todo por la Ley REP, que obliga al productor a gestionar los residuos de lo que vende y fomentar el reciclaje. La norma impone plazos y multas: a contar de este 1 de enero de 2025 se creó un registro público de los sistemas de gestión de desechos para el cual el sector privado ha venido preparando los primeros reportes.

Según estimaciones de la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (Anir), en Chile se generan, cada año, cerca de 118 mil toneladas de botellas plásticas y solo un 18% se recicla transformándose en otros productos.

Gabriel Fonzo estima que construirán otras dos plantas, una en el norte y otra en la zona sur del país.

Dos plantas más

Hoy, Integrity recicla más de 4 mil toneladas de PET, por lo cual es considerado el segundo actor del negocio en el país. Con la puesta en marcha de su nueva planta pasará al número uno, sitial que buscará mantener con la construcción de otras dos instalaciones más en Chile. Fonzo señala que con la incorporación de las recicladoras de Coca Cola y CCU, el mercado pasó de 3 a 5 competidores.

La idea es instalar operaciones en el norte y sur, siguiendo las botellas en un plazo de cinco años. “Es un desafío que nos llevará a ser más creativos, más cercanos y comprometidos con las comunidades, haciendo que nos acerquemos a buscar del residuo y ya no esperar que llegue a nuestra puerta”, explicita.

Por eso, la localización de las instalaciones en el norte precisamente se está ajustando a donde haya más plástico a mano: en Antofagasta o en Tarapacá, mientras que para el sur ya se decantaron por usar unos terrenos que les pertenecen en Cabrero, lo que les permitirá captar los desechos del Gran Concepción y Los Ángeles.

“En la actualidad, la materia prima virgen disponible y que proviene en su mayoría desde Asia, es cerca de un 20% más barata que el flake de PET reciclado. La cadena del reciclaje en Chile tiene un mayor costo por la logística en el transporte y mano de obra necesaria para la selección”, alerta el empresario.

Fonzo destaca que su tecnología les permite fabricar envases 100% aprobados para contacto directo con alimentos, tanto por el regulador de Estados Unidos (FDA), como por las normativas europeas, pero reconoce que sus compradores no siempre demandan la alternativa con reciclaje, debido a su mayor costo. “Todos nuestros productos son fabricados con material reciclado desde un 80%, pero no siempre nuestros clientes pueden llegar a comprarlo sólo por esa característica. Por el tipo de envases que fabricamos no siempre se puede incluir en el precio del producto final el costo real de que sean fabricados con plástico reciclado; el mercado aún no incluye como un plus ese valor agregado. Ser sostenibles en términos productivos es caro, generar envases en nuestro caso con plástico reciclado certificado en su trazabilidad y balances de masa también es muchas veces más caro que fabricar con resina virgen”; reconoce.

Reciclado de plásticos

El otro problema son todos los demás plásticos. El mundo produce diversos materiales, que según Fonzo pueden ser reutilizados, pero recolectarlos, limpiarlos, sacarle los otros materiales como pegamentos, pinturas u otros agentes encarece el proceso. Por eso, varios productores prefieren importar desechos ya procesados, listos para usar. “Todos los plásticos son reciclables ya. El problema está en que no existe un mercado para algunos”, indica.

A corto plazo, Integrity tiene la meta de que el 10% de todo el plástico de reciclaje utilizado en sus procesos provenga de otros envases o fuentes que no sean botellas. En su mira también está la ropa, responsable de una cantidad de plástico similar al de las botellas y que suele terminar tirada en el desierto o en vertederos. Fonzo lo grafica con cifras: el año pasado Chile importó ropa usada por más de 160 mil toneladas, mientras que de PET para empaque entraron 120 mil toneladas. “El PET es apenas un 8% de todo el plástico que se usa en el mundo y dentro de todas las familias de plástico, el PET es la que menos se usa. Pero todo el mundo ve la botella y cree que porque estamos dejando de usar la botella, estamos siendo sustentables. La verdad es que eso no es así”, reclama.

¿Ve probable tener que construir más plantas para conseguir botellas en regiones?

-El costo logístico de mover botellas es muy alto, porque es mover aire. Un camión lleno de botellas pesa como máximo siete toneladas. El año pasado, nosotros hicimos una campaña para traer botellas desde Chiloé hasta Santiago, pero era más caro el flete que las mismas botellas. Entonces, de nuevo uno piensa para qué reciclar si no es económicamente viable. Por eso, lo único que podemos hacer es instalar una planta más cerca de los mercados o bien generar, por ejemplo, que la Armada pueda tener barcos que hagan cabotaje y poder mover todo esto, unas balsas gigantes de un lugar a otro para que sea rentable. Nosotros nos acercamos a EFE, sin mucho éxito, para que los trenes estatales tuvieran un vagón que permitiera mover botellas dentro del país gratuitamente, porque los costos logísticos del reciclaje son clave.

En la planta de Quilicura también fabrican cajas para frutas de exportación y suministran envases para diferentes tipos de alimentos.

Aunque Fonzo alerta sobre las distorsiones que han generado algunas de las disposiciones de la Ley REP en el mercado de la recolección de desechos, reconoce los avances que significa para un mejor cuidado del medioambiente.

La normativa, llamada Ley Marco para la Gestión de Residuos, la Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje fue publicada en el Diario Oficial el 1 de junio de 2016 e instaura la Responsabilidad Extendida del Productor (“REP”), haciendo responsable al fabricante o importador de los residuos que se generen a partir de sus productos, desde su generación hasta su valorización o eliminación.

La Ley establece diversos productos prioritarios, a los cuales se aplicará el régimen REP: envases y embalajes, aceites lubricantes, aparatos eléctricos y electrónicos, baterías, neumáticos y pilas.

Para ello, la norma creó el Sistema de Reporte de la Responsabilidad Extendida del Productor (“SISREP”), que obliga a las empresas a informar a contar del 1 de enero de 2025 sobre el uso de los plásticos, su recolección y reutilización acorde a metas de recolección y valorización de residuos. El no cumplimiento implicará multas.

Fuente

LaTercera.com

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