Javier Cercas ingresa a la RAE con potente discurso: “Un escritor de verdad puede ser cualquier cosa, menos un idiota”
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Javier Cercas ingresa a la RAE con potente discurso: “Un escritor de verdad puede ser cualquier cosa, menos un idiota”
“La palabra idiota procede del griego ‘idiotes’, que significa persona que solo se ocupa de lo suyo y se desentiende de lo común, es decir, de lo público; es decir, de la política. Hoy, como siempre, un escritor de verdad puede ser cualquier cosa, menos un idiota”, expresó el escritor Javier Cercas en su discurso tras asumir la silla R de la Real Academia Española (RAE).
Autor de 12 novelas de ficción y múltiples obras de no ficción, Cercas ha sido traducido a más de 20 idiomas, consolidándose como una figura destacada dentro de la literatura contemporánea. En 2010 ganó el Premio Nacional de Narrativa por Anatomía de un instante (2009), mientras que en 2019 ganó el Premio Planeta con Terra Alta (2019). Además, su novela de 2001 Soldados de Salamina -con la que alcanzó el éxito internacional- fue adaptada al cine en 2003 por el director David Trueba.
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“Me quedé perplejo, porque no es algo que hubiera buscado ni que estuviera entre mis planes”, expresó el autor ante el honor de suceder a Javier Marías en el sillón R de la RAE tras su fallecimiento el pasado 11 de septiembre de 2022. Electo el 13 de junio de 2024, Cercas fue nombrado como candidato por los destacados académicos Pedro Álvarez de Miranda, Clara Sánchez y Mario Vargas Llosa.
“Muchísimos de los españoles más notables de los tres últimos siglos han estado ahí, y todos los premios Nobel. Gente muy valiosa, realmente. Te sientes orgulloso y te sientes responsable”, añadió.
Bajo el nombre de Malentendidos de la modernidad. Un manifiesto, el escritor español y nuevo académico, dedicó su discurso a nombrar los cuatro “malentendidos” en los que, en su opinión, “nos debatimos”. Así, el autor resaltó, entre otras cosas, su crítica a los escritores “idiotas” que no están “comprometidos con el destino de su país”.
“Soy incapaz de alegar el nombre de un solo escritor español de primera fila que, en los dos últimos siglos, fuera por completo indiferente al destino de su país; no lo fue, desde luego, ninguno de los grandes iconos de la vanguardia literaria occidental”, expresó, agregando que “no es que el escritor (o el artista, o el científico) se desentienda de su tiempo y sus semejantes; es que asume que lo mejor que puede hacer para serles de utilidad es centrarse en su trabajo y, al menos temporalmente, aislarse de su tiempo y sus semejantes. Se trata de la paradoja esencial de la creación artística o científica, que consiste en encerrarse para abrirse”.
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El autor también expresó su desacuerdo con la noción de que el protagonista de la literatura fuera el autor. “Falso: el protagonista de la literatura es el lector, que es quien termina los libros”, expresó. Por otro lado, aseguró que no estaba a favor de la “literatura popular”, ya que “el público no existe: lo único que existe son los lectores concretos, cada uno de los cuales es distinto”. Además, especificó que “un escritor de verdad solo escribe lo que lleva en las entrañas, lo que en cierto sentido no tiene más remedio que escribir”.
“Al menos a corto plazo, hay libros buenos que se venden mucho y libros buenos que se venden poco, igual que hay libros malos que se venden mucho y libros malos que se venden poco”, aseguró.
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Por último, el académico hizo hincapié en el asunto de la utilidad de la literatura, argumentando que esta radica en que la literatura “siempre es útil” cuando no pretende serlo. De lo contrario, explica, es “propaganda”.
“Además de un placer, la lectura es una forma de conocimiento de uno mismo y de los demás, exactamente igual que el sexo: por eso, cuando alguien me dice que no le gusta leer, lo primero que se me ocurre es darle el pésame, acompañarle en el sentimiento, igual que si me hubiera dicho que no le gusta el sexo (...) La literatura es útil siempre y cuando no se proponga serlo: en cuanto se propone ser útil, se convierte en propaganda o pedagogía, y deja de ser literatura, al menos literatura de verdad, y deja de ser útil”, concluyó.
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