'Juego de ladrones: Pantera' es un estupendo complemento de la primera, manteniendo su equilibrio de cine de acción y atracos en un nuevo entorno europeo

'Juego de ladrones: Pantera' es un estupendo complemento de la primera, manteniendo su equilibrio de cine de acción y atracos en un nuevo entorno europeo

Se ha estrenado ‘Juego de ladrones: Pantera’, la secuela de un pequeño éxito de cine de acción de 2018 que combinaba el cine policíaco y de golpes ofreciendo un plan final que sorprendía y dejaba una sonrisa pícara en la cara cuando llegaban los títulos de crédito. Continuación directa de aquel final, ahora cambia significativamente su enfoque, alejándose de la escena criminal de Los Ángeles para convertirse en un thriller de atracos más internacional y de guante blanco.

Conserva algunos de los elementos clave, pero ahora hay nuevos personajes y escenarios de Europa, centrándose principalmente en Amberes. Este cambio de ambiente confiere a la secuela un aspecto visual diferente y deja espacio para profundizar en la historia de Nick (Gerard Butler), explorando su pasado y sus motivaciones, cuando, agasajado por las deudas se alía con la mafia Pantera para cometer el mayor robo de diamantes jamás visto, una misión imposible a la central de diamantes más custodiada de Europa.

Buen equilibrio de espectáculo e ingenio

Mientras que la primera película equilibraba las perspectivas de los criminales y los policías, la nueva alianza nos permite disfrutar del atraco en sí, desde la planificación, la ejecución y los diversos obstáculos a los que se enfrenta la banda, incluidas las peligrosas colisiones con el crimen organizado internacional e incluso tensiones dentro del grupo que acaban en alianzas rotas y confianzas melladas. Como en la estupenda ‘Way Down’, los atracadores elegirán la fecha de la noche de un partido decisivo de fútbol para entretener al máximo a policías y miembros de seguridad.

Al igual que su predecesora, ‘Pantera’ tiene unas cuantas secuencias de acción intensas y bien coreografiadas dentro de las localizaciones europeas, la experiencia de Christian Gudegast se deja notar y en su concepción hay más interés por levantar las piezas que por la puesta en escena refinada, compensando una fisicidad que se echa en falta en blockbusters empachados de CGI con un acabado que se encuentra más a gusto como parte de un tipo de cine directo a videoclub, donde lo principal era captar con la cámara las escenas con especialistas que la fotografía.

Sin embargo el mayor valor de esta secuela es establecer todas nuestras simpatías con un grupo de ladrones. Meternos en una banda a la que queremos que le salga bien todo, dejándonos más tiempo con Donnie, entendiendo sus motivaciones, incluso logrando que justifiquemos sus decisiones. Es la clásica cinta de atracos perfectos con su toque ‘Ocean’s Eleven’ de clase obrera, imposible no encontrarnos al cien por cien envueltos en el plan, sus vericuetos y sus soluciones ingeniosas para salirse con la suya, ‘Pantera’ tiene un buen ritmo y los problemas mayores solo aceleran el compás.

La otra cara de la moneda

Complicaciones que el guion estructura con cierta armonía, introduciendo la amenaza de la mafia, ladrones que roban a los ladrones y la zarpa policial como dificultades añadidas que dan lugar a momentos de mucha tensión, mantiene una intriga subcutánea que va apretando conforme pasa el reloj, tanto que ese tablero de ajedrez llega a ser tan extenso que quizá no todos los flecos se resuelven con la misma soltura, aunque su tramo final revela que quizá el embrollo no fuera tan importante como hace parecer, sino más bien una táctica de distracción.

Y es que aquí los créditos también vuelven a dejar con una sonrisa, solo que esta vez es agridulce, pero que se aprecia por su valentía, algo forzada, pero realmente complementaria a la anterior, haciendo del díptico algo con más entidad propia en conjunto, más que encontrar la excusa de otro país para hacer una película diferente, esta se acaba revelando como la cara b de la primera, pese a la impresión que nos pueda dejar sus revelaciones, parece que Gudegast tenía un plan orquestado con los dos filmes, lo que hace que se pueda apreciar de otra manera en sucesivos visionados.

Quizá una coherencia de filigrana es mucho pedir a una película sin muchas pretensiones como ‘Juego de Ladrones: Pantera’, pero lo cierto es que se aprecia que busque algo más que usar la marca y los actores que dieron entidad al original, consolidando la relación real de los dos grandes personajes y convirtiendo sus dos aventuras en dos enfoques inseparables que se mejoran el uno al otro y que incluso deja espacio para un posible cierre en el que se resuelva la partida a dos bandas con un nuevo juego de reglas.

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