La columna de Javier Salinas: “Elecciones en Estados Unidos, ¿Qué sigue?”
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La columna de Javier Salinas: “Elecciones en Estados Unidos, ¿Qué sigue?”
El proceso electoral en EEUU ha sido tenso, no solamente para los norteamericanos, sino para todo el mundo. Y si bien a este momento aún no sabemos quién habría ganado las elecciones (ni la composición del nuevo Congreso), lo claro es que, al menos para los mercados financieros, esto no termina aquí. Esto debido a que el nuevo gobierno que, comenzaría el 20 de enero, deberá cristalizar sus ideas y planes de gobierno -algunos explicitados en las campañas- en políticas y programas, en donde el idealismo y el pragmatismo podrían entrar en conflicto con resultados aún inciertos. Pero, al final del día ¿Qué representan estas elecciones para las economías emergentes?
Uno de los temas que más ha llamado la atención de estas elecciones, para quienes estamos fuera de EEUU, es el protagonismo que han tomado las propuestas proteccionistas (aranceles), con un foco particular en China, pero no por ello exclusivo. En caso de concretarse, uno de los efectos más directos sería sobre el mercado cambiario, con una presión depreciativa a las economías emergentes (sobre todo las más abiertas). Sin embargo, si bien ésta puede parecer una política unilateral, la historia nos ha mostrado que los países afectados tienden a reaccionar con políticas similares, lo que tiende a llevarnos a una guerra comercial y, más aún, evolucionar a una guerra de divisas. Así, el efecto se magnifica.
Y no solamente habría que preocuparse de las guerras eufemísticas, sino también de las reales: los conflictos en Medio Oriente y entre Rusia y Ucrania continúan vigentes, y podrían mostrar giros significativos ante el resultado electoral. Sin desmerecer las consecuencias reales de las guerras ni minimizar el dolor de las pérdidas humanas, simplemente quisiera subrayar que los mercados financieros no son inocuos a los conflictos armados, en donde la percepción de riesgo tiende a aumentar afectando el desempeño de los activos más volátiles, además de los efectos directos sobre las cadenas de producción y distribución de las materias primas mundiales, y las consecuencias fiscales y monetarias en los países involucrados.
Un tercer tema que ha sido centro de atención en estas campañas es el de la estabilidad fiscal. Ya sea con menores impuestos o mayores gastos, ningún candidato ofrece una solución a los desequilibrios fiscales de mediano plazo (aunque la trayectoria fiscal es sensible al resultado electoral). Esta situación podría presionar al alza las tasas de interés, y si bien el privilegio exorbitante del dólar conlleva a que la respuesta de los activos norteamericanos a estas políticas no sea ni cercana a la de la magnitud que esperaríamos en cualquier otra economía del mundo, no hay almuerzo gratis. Y un alza en las tasas norteamericanas podría presionar las tasas a nivel global.
El proceso electoral está por terminar, pero no por ello los riesgos están extinguiéndose: las presiones sobre la percepción de riesgo, las materias primas, las monedas y las tasas de interés (por mencionar algunos) continuarían latentes. Así, estas elecciones serían el inicio de cuatro años de gobierno, cuyas políticas podrían tener repercusiones en el mediano y largo plazo, no solamente en EEUU, sino en el mundo.
*El autor de la columna es economista jefe de LarrainVial Research
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