La congelación de ayuda de Trump causa en África un impacto humanitario devastador
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La congelación de ayuda de Trump causa en África un impacto humanitario devastador

Lucía Blanco Gracia
Nairobi, 25 mar (EFE).- Las vidas de millones de personas en África han sufrido un golpe devastador por la decisión el pasado enero del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de congelar la ayuda internacional humanitaria que proporcionaba su país, principal donante del continente hasta ahora a nivel global.
"Los alumnos dicen que no aprenden porque hay demasiados pocos profesores, pero, si no vienen, no tendrán ningún futuro", dice a EFE el sursudanés Morris James, maestro en uno de los colegios apoyados por la ONG finlandesa Finn Church Aid (FCA) en el campo de refugiados de Kalobeyei, en el norte de Kenia.
James lamenta que, tras la decisión de Trump de desmantelar la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), las raciones de comida y los medicamentos que distribuyen en el campo diferentes agencias se han reducido mucho.
Si no logran financiación de otros donantes, FCA tendrá que despedir antes de que acabe el año a 169 de los 330 profesores que emplea, lo que podría empeorar la ratio actual de unos 100 alumnos por cada profesor a unos 230.
Unas 4.000 niñas ya han dejado de recibir los kits sanitarios que la ONG les daba trimestralmente con compresas, lo que puede llevarlas a faltar a clase durante su periodo y, por tanto, verse expuestas a peligros como el abuso o el embarazo infantil.
Este es sólo un ejemplo de las graves consecuencias para África de la suspensión ordenada por Washington, que en 2023 proporcionó más de un cuarto de toda la ayuda para el desarrollo enviada al continente por los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
"Esto es una crisis total. La gente se muere de hambre. No tienen dinero para comprar las medicinas que necesitan. Han dejado de recibir servicios de salud y de recibir agua. Todo se ha parado", asegura a EFE el trabajador de una ONG internacional que opera en Sudán, sacudido desde abril de 2023 por una guerra civil.
Según esta fuente, que quiere conservar el anonimato y cuya organización todavía espera que se le reembolsen gastos realizados en enero, EE.UU. proporcionó cerca de la mitad de los 1.800 millones de dólares recaudados para el plan humanitario de Sudán en 2024.
"Es demasiado pronto para ver la mortalidad pero, con el tiempo, estamos preparados para enfrentarnos a ello", señala a EFE Binyam Gebru, director en funciones para Somalia de Save the Children, que ha tenido que parar sus servicios de nutrición y salud -como tratamiento para la neumonía o suplementos alimentarios- en un 75 % de las 121 clínicas que apoyaba en decenas de distritos del país.
En Zambia, la organización ActionAid alertó en marzo de que la suspensión puede empujar a mujeres y niñas en zonas remotas del país a tener que intercambiar sexo por pescado, después de que la ONG se viera obligada a parar su programa de prevención y apoyo a las víctimas de estos abusos.
Aunque Washington anunció exenciones para "la asistencia humanitaria vital" y la Justicia estadounidense ha ordenado el pago de algunos gastos ya realizados, el dinero está llegando a cuenta gotas porque "el sistema de pago de USAID sigue roto" y no funciona tras haberse desactivado, alerta a EFE Kate Almquist Knopf, exdirectora para África de la agencia.
Uno de los sectores más afectados por la abrupta congelación de los fondos en África es la salud, al ser uno de los principales destinos de la ayuda estadounidense al continente.
En Etiopía, primer receptor de fondos de USAID en África en 2023, el Ministerio de Salud ordenó el despido de más de 5.000 trabajadores el pasado febrero, mientras en Zimbabue las autoridades cifraron en marzo en 17 millones de dólares el vacío mensual causado en el sector sanitario por la medida de Trump.
Asimismo, millones de personas no saben si seguirán recibiendo tratamiento contra el VIH en toda África, donde ya han cerrado clínicas y se prevé un aumento de las infecciones y posiblemente de las muertes por sida.
También la respuesta continental contra la malaria o la tuberculosis se ha visto perjudicada.
El pasado 1 de febrero, el director de la agencia de salud pública de la Unión Africana, John Kaseya, estimó que podrían producirse entre dos y cuatro millones de muertes adicionales al año por "enfermedades prevenibles y tratables" si no se actuaba con urgencia.
Según Catherine Kyobutungi, directora del Centro Africano de Investigación sobre Población y Salud (APHRC, en inglés), aunque las emergencias médicas -como la epidemia continental de mpox- probablemente no se verán afectadas porque recibirán fondos de otras partidas, "es frustrante la completa falta de comprensión de cómo funciona el sistema, que está interconectado".
"Aunque se mantengan los tratamientos, había mucho dinero destinado a otras cosas, como educación pública o proyectos de datos, muchos de los cuales han sido interrumpidos", lamenta a EFE Kyobutungi.
Mientras las ONG se apresuran a buscar dinero de nuevos donantes, los datos son poco optimistas: según estima el sudafricano Instituto de Estudios de Seguridad (ISS), los recortes de Trump podrían empujar a 5,7 millones de africanos más a la pobreza extrema el próximo año. EFE
(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Código 4194481,153611 y otros)
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