La falacia de la Identidad

La falacia de la Identidad

En toda su obra, Homero trata de la misma forma a los griegos y a los troyanos, los orientales. De hecho, el troyano Héctor, el enemigo, despierta más simpatías que el griego Aquiles. Y el rey de Troya, el viejo Príamo, también es merecedor de respeto. Del mismo modo, en la tragedia de Esquilo, el coro llora la muerte de los enemigos persas. El extranjero no siempre fue un ser despreciado y, para los griegos, los romanos y los primeros cristianos, la palabra “bárbaro” no significaba nada más que eso, extranjero. ¿Cómo se recibía e identificaba a quienes llegaban de fuera, de otro país?

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