La película sobre una asesina de bebés basada en hechos reales: un cuento de terror crudo en forma de pesadilla
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La película sobre una asesina de bebés basada en hechos reales: un cuento de terror crudo en forma de pesadilla

‘La chica de la aguja’, del director Magnus von Horn, recrea uno de los casos más truculentos de la historia de Dinamarca en un trabajo casi de terror expresionista que estuvo nominado a los Oscar
Desde que se estrenó en el pasado Festival de Cannes, la película del director sueco Magnus von Horn fue haciéndose poco a poco un hueco entre todo ese magma de producciones que suelen acaparar los titulares, ya sea porque tienen estrellas en su reparto o porque detrás cuentan con una potente plataforma. Este no era el caso de La chica de la aguja, que fue abriéndose camino gracias a sus particularidades y llegó a estar nominada a los Oscar junto a Emilia Pérez en la categoría de mejor película internacional.
¿Cuáles serían esas particularidades? Su fotografía es en blanco y negro, lo que le otorga un carácter casi expresionista, y nos sumerge en la sociedad danesa después de la Primera Guerra Mundial, poniendo de manifiesto la pobreza, la mugre, la desidia, la violencia latente. Se convierte prácticamente en una película de terror no solo por la forma en la que está rodada, sino también porque se encarga de poner de manifiesto la monstruosidad que se esconde en el ser humano, tanto física, como moral y también psicológica, la que nos conduce al desequilibrio mental y la locura.
Cuál es la historia real detrás de ‘La chica de la aguja’
El director se basó en una historia real para componer la película, la de Dagmar Overbye, una mujer danesa que prometía a madres sin recursos, que acababan de dar a luz, que encontraría una buena familia para criar a sus bebés, ya que ellas no se podían hacer cargo de ellos. Les decía que serían adoptados e incluso les pedía por ello una suma de dinero, beneficiándose económicamente.

Sin embargo, no había personas de acogida para esos recién nacidos: cuando los recogía, ella misma los mataba, normalmente ahogándolos o quemándolos. Siguió este ‘modus operandi’ entre 1923 y 1920, y entre los fallecidos se encontraba su propio hijo. Finalmente fue juzgada por esos crímenes como asesina en serie y condenada a cadena perpetua. Una historia escalofriante que incluso ha quedado incrustada en el imaginario popular como un cuento de miedo para asustar a los niños.
La película de Magnus von Horn no adopta el punto de vista de la criminal, sino el de una joven, Karoline (Victoria Carmen Soone) que se encuentra en una situación al límite: su marido ha desaparecido en la contienda y a ella la han despedido de la fábrica de costura en la que trabajaba después de haber tenido un affaire con su jefe, del que se quedará embarazada.
Reivindicar los derechos de las mujeres
La película nos introducirá en una atmósfera de pesadilla, tanto por el tratamiento casi gótico de las imágenes como por todo el itinerario de penurias al que se someterá la protagonista que, finalmente, entrará en contacto con Dagmar (interpretada por la gran actriz danesa Trine Dyrholm).
“Creo que los crímenes de Dagmar hablan de un momento de mucha opresión en el que había muy pocas alternativas para las mujeres, sobre todo las más humildes. A veces la crueldad es un reflejo de la época”, cuenta Magnus von Horn a Infobae España.

Y es que el director quería hablar precisamente de la situación de precariedad y vulnerabilidad de las mujeres, sobre todo en lo que respecta a su cuerpo y su derecho a tomar decisiones sobre él, razón por la que el tema del aborto de alguna forma sobrevuela la película. “Los derechos de las mujeres son un tema que reverbera tanto en el pasado como en nuestro presente. Solo hace falta ver lo que está pasando en Polonia o en Estados Unidos para tener miedo del retroceso al que podríamos llegar en esa materia”.
La chica de la aguja no es una experiencia fácil de ver, pero el director piensa que en ningún momento ha apostado por el morbo o el sensacionalismo. “Creo que cualquier ‘true crime’ de Netflix es mucho más efectista y gratuito en su acercamiento al mal y la violencia”.
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