La segunda también vale: Chiqui Aguayo triunfa en Viña con rápida rutina que fue de la maternidad a Alberto Plaza

La segunda también vale: Chiqui Aguayo triunfa en Viña con rápida rutina que fue de la maternidad a Alberto Plaza

Al final, Chiqui Aguayo se llevó las gaviotas de Plata y Oro. Pero contemos cómo ocurrió.

La segunda noche de Viña 2025 es la que podría llamarse como “la noche femenina”, por ende, humorista mujer. La elegida fue Daniela Aguayo Maturana, más conocida como Chiqui Aguayo, quien volvió a la Quinta tras su exitoso paso del 2017; en aquella ocasión se llevó las Gaviotas de Plata y Oro.

Aguayo apareció en escena a las 00.17 horas con un gritón y alargado “hoolaa hoolaa hoolaa”, pero preciso para hacerse notar, y de entrada comenzó a hacer chistes de su condición de madre de una hija de 5 años, y además un chiste del pádel y los “cuicos”. Risas. En menos de 1 minuto, ya había arrancado risas con chistes rápidos y con remate. Otros tienen que aprender. Así se hace humor en Viña, está claro.

FOTO: SEBASTIÁN RÍOS MORALES/AGENCIAUNO

Chiqui comenzó a encadenar chistes en un ritmo rápido, en una rutina que viene probando al menos desde 2023 en los circuitos de bares de comedia, por lo que el material que mostró estaba muy aceitado. Y se notó. Hizo un speech de una cata de vino que mantuvo entretenido al Monstruo donde hizo alusión de su condición de “cuma”, donde se rio de los cuicos nuevamente, de las mujeres curadas (”una mujer curada es sumamente inofensiva, a lo más llora”, y le cayeron aplausos) e hizo el contrapunto con los hombres (”se ponen jugosos, se ponen violentos, se mean”).

En un momento “sociológico”, criticó el “doble standard” del chileno en que a las mujeres comediantes se les pide hacer reír sin garabatos “pero eso es para otros países”; dijo una juguetona Aguayo, como una patente de corso para desplegar su habitual artillería con harto chilenismo. Y se dio un gusto mandando “a la chucha” a Alberto Plaza, con quien tuvo alguna vez un bullado round.

Habló también de que al chileno le debieran dar “un bono mala cuea”, por las fallas en el Metro, los terremotos en Chile (”en todas las casas hay una lámpara que indica el grado del terremoto”), y que al chileno le gusta grabar la tragedia, y todos tienen el mismo audio “ooh conch...”.

FOTO: SEBASTIÁN RÍOS MORALES/AGENCIAUNO

Chiqui Aguayo contó su rutina a un ritmo rápido, rápido, rápido. Como le gusta al chileno. Chistes directos, sin rodeos. La gracia es que lo hace en su estilo: parece la compañera del trabajo buena para las tallas y que cuenta sus historias en las fiestas de fin de año de la empresa, haciendo reír desde el junior al gerente.

Hacia los 9 minutos de rutina, comenzó a hablar de su maternidad. “La vida tiene un antes y un después”, y que la naturaleza “nos odia porque tenemos que parir, dar lactancia, y los hombres no hacen nada”. Y recurriendo al manual del humorista (exitoso) de Viña, molestó a un miembro del jurado, en este caso el periodista Rodrigo Sepúlveda y su frase cliché: “Te lo cedo”.

Pasaron chistes sobre la aspiradoras automáticas, los lavavajllas, que le cargaba hacer los baños y que usa a la hija para limpiar. “Es mi futuro robot”. La Quinta reía de buena gana. Siguió con la maternidad y un chiste sobre la hija que no dejaba los pañales a los 3 años, la regla (”el balazo”), el primer día del jardín de la hija, las “colaciones saludables”, y que cuando era chica las clases no se suspendían por la lluvia. A todo esto, la Quinta seguía riendo a carcajadas.

FOTO: SEBASTIÁN RÍOS MORALES/AGENCIAUNO

También hizo chistes de los colegios, de la clásica entrevista con la profesora, de los aranceles en UF, de la gente de clase alta (uno de sus fetiches humorísticos). Todo de tal forma que mantuvo siempre la atención del Monstruo, nunca decayó. Desde el primer minuto hasta el último, Aguayo controló la situación, no se mostró nerviosa, mostró oficio, aplomo, y lo más importante: hizo reír al público.

Un momento notable es el chiste de que la hija contó en el colegio de que “la mamá cuenta chistes”, y que contó su saludo personal: “chao maraca”, en alusión a los instrumentos musicales. También hizo un minuto de homenaje a los profesores “porque esta generación no es fácil...a mi hija no le gusta el agua de la llave”. También contó que su papá escuchaba un solo cassette: Que cante la vida, en un nueva mención a Alberto Plaza.

FOTO: DIEGO MARTIN /AGENCIAUNO

Otro momento fue la visita a Disney cumpliendo “su sueño de infancia”, aunque con su hija y sin su papá, cumpliendo el sueño de su vida: “se prendió el castillo”. Arrancó buenas risas de parte del público, que incluía a sus amigas actrices María José Bello y Alison Mandel.

Chiqui Aguayo hizo sólidos 48 minutos de presentación, de corrido, sin detenerse, sin pausa, y lo más importante, sin aburrir. Se sintieron muy cortos, amenos, agradables. Se llevó merecidamente las gaviotas de Plata y Oro.

Luego, en el bis hizo un chiste basado en su primer cuento infantil escrito para su hija, donde se burló de elementos de la contingencia, como de caso Hermosilla, la colusión de las farmacias y de que “la alegría cul... no llega”. Y un “complete la oración” en base a los virales y memes más populares, además del cierre con el “Chileeeeee” que popularizó Emilia Dides, cultura pop al callo. Al final, cierre con muchas risas y la gente aplaudiendo de pie. Primer punto alto del humor en Viña 2025. Que aprendan otros.

La presentación de Chiqui Aguayo promedió 38,9 puntos de rating, con un peak de 40,9.

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LaTercera.com

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