Las “microagresiones financieras” o cómo ciertas tarifas discriminan a las mujeres en Estados Unidos

Las “microagresiones financieras” o cómo ciertas tarifas discriminan a las mujeres en Estados Unidos

En el ámbito de la equidad de género, se ha discutido ampliamente sobre el “impuesto rosa”, que se refiere al sobreprecio que las mujeres pagan por productos similares a los de los hombres, como artículos de cuidado personal. Sin embargo, existe otra forma de discriminación menos visible pero igualmente perjudicial: los “aranceles rosas”. Estos son impuestos aplicados a productos importados etiquetados como “artículos para mujeres”, que resultan en costos más elevados para las consumidoras.

Según un artículo publicado hace unos días por The Guardian, las prendas de vestir femeninas suelen estar sujetas a aranceles más altos que las masculinas, lo que contribuye a que las mujeres paguen más en el punto de venta. Este fenómeno ha llevado a que algunas mujeres opten por comprar ropa etiquetada para hombres, como pantalones deportivos o chalecos holgados, para ahorrar dinero.

En respuesta a esta problemática, las congresistas demócratas Lizzie Fletcher de Texas y Brittany Pettersen de Colorado han introducido una propuesta legislativa que solicita al Departamento del Tesoro de Estados Unidos estudiar los “aranceles rosas” y publicar cualquier hallazgo sobre cómo estos impuestos podrían conducir a un sesgo de género en el comercio minorista. Esta iniciativa surge en medio de la continua guerra arancelaria del presidente Donald Trump, lo que ha llevado a más estadounidenses a prestar atención a cómo los aranceles afectan su vida cotidiana.

Ed Gresser, vicepresidente y director de comercio y mercados globales en el instituto de políticas centrista Progressive Policy Institute, señaló que esta legislación “nos ayudará a diseñar un sistema mejor y más justo”, destacando que el sesgo de género en la ropa “probablemente cuesta a las mujeres al menos $2.5 mil millones por año”.

Fletcher destacó que las mujeres pagan un 3% más en aranceles que los hombres, aunque en algunos casos podría ser más. Además, los productos unisex se gravan al mismo ritmo que las prendas femeninas. Los “aranceles rosas” también pueden aplicarse a artículos de cuidado personal, zapatillas y juguetes dirigidos a niñas en lugar de niños.

Sheng Lu, profesor de estudios de moda y confección en la Universidad de Delaware, explica que la amplia diferencia entre los aranceles en la ropa de mujeres y hombres es “el resultado de negociaciones de décadas” influenciadas por el simple sexismo. “Los hombres dominaron estas discusiones, y las mujeres no fueron plenamente consideradas en estas negociaciones, y esa es una razón muy importante para el impacto y legado de los aranceles rosas”, afirmó Lu.

Las primeras leyes arancelarias de Estados Unidos se redactaron en el siglo XVIII y se suavizaron a principios del siglo XX con la implementación del impuesto sobre la renta. Después del colapso del mercado de valores en 1929, el presidente Herbert Hoover reintrodujo los aranceles, aunque estos disminuyeron después de la Segunda Guerra Mundial durante la era de los acuerdos de libre comercio. Los aranceles se convirtieron en un tema candente durante la primera presidencia de Trump, cuando propuso impuestos destinados a devolver empleos manufactureros a Estados Unidos.

Los estudios muestran que las mujeres impulsan entre el 70% y el 80% de todo el gasto de los consumidores, lo que también es un incentivo para que los gobiernos establezcan impuestos de importación más altos en su ropa. Un estudio encontró que en 2015, la carga arancelaria para los hogares estadounidenses en la ropa de mujeres fue $2.77 mil millones más que en la ropa de hombres.

Además, la ropa femenina tiende a estar hecha de fibras sintéticas como el poliéster, que está más gravado que el algodón, una de las mayores exportaciones de Estados Unidos. “Las marcas de moda no pueden absorber totalmente estos aranceles por sí mismas, por lo que eventualmente se trasladan a los consumidores”, explicó Lu.

El Sistema Armonizado de Tarifas de Estados Unidos, un código laberíntico que establece las tasas arancelarias para todas las categorías de bienes, contiene lo que Susan Scafidi, directora del Fashion Law Institute de Fordham, llama “microagresiones financieras”.

Este artículo se basa en una publicación del diario The Guardian titulada “‘Financial microaggressions’: why ‘pink tariffs’ hurt women more than men”, publicado el 17 de marzo de 2025.

Fuente

LaTercera.com

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