Los amores de Elon Musk

Los amores de Elon Musk

Para Victor Frankl (1905-1997), autor del clásico El hombre en busca de sentido, “el amor es la única forma de captar a otro ser humano en el núcleo más íntimo de su personalidad” y es por esta razón que, en el diván del líder, revisaremos algunas de las complejas relaciones sentimentales de Elon Musk.

Y es que, siguiendo con este psiquiatra y filósofo austriaco, “nadie puede tomar conciencia de la esencia misma de otro ser humano a menos que lo ame. Gracias a su amor, puede ver los rasgos y características esenciales”.

Así, a través de la mirada de los otros y las otras, intentaremos entender a uno de los líderes empresariales más complejos y controvertidos de la actualidad, pues pese a su pasión por la ciencia y la ingeniería, Musk ha tomado decisiones contradictorias e irracionales que han puesto seriamente en peligro sus negocios y relaciones.

Los amores de Elon Musk

A esta altura de su carrera, a nadie le sorprende su audacia y tenacidad, sus promesas imposibles, su temeridad financiera y la espectacularidad de sus presentaciones. Para sus seguidores, Musk es un genio creativo que nada a sus anchas en el caos y que se hunde en la calma, pues quien, en su sano juicio, es capaz de sostener una relación de pareja, lanzar cohetes al espacio, producir miles de autos eléctricos en megafábricas alrededor del mundo, reunirse con su equipo de SpaceX para diseñar futuras colonias en Marte, apoyar activamente una campaña presidencial desde su propia plataforma, realizar túneles bajo tierra y lanzar -con bombos y platillos- un cybertaxi automático, criando más de diez hijos de tres madres distintas…

Al fundador de Neuralink claramente no le acomodan los tiempos de paz, por lo que no es de extrañar que, entre negocios, pase de una mala relación a otra peor… con tal de obtener esa dosis extra de adrenalina que necesita para funcionar. Desde la perspectiva de Kimbal Musk, su intrépido hermano tiene una adicción a las relaciones tóxicas, relaciones que, según el psicoanalista Luciano Lutereau, se caracterizan por “siempre volver a lo mismo”, pues son vínculos que no tienen proceso. Son explosiones espectaculares y enamoramientos instantáneos que hacen que uno de los hombres más poderosos del mundo, tome desafortunadas decisiones tanto en el amor como en los negocios.

Para Lutereau, la seguidilla de malas decisiones, muchas veces se explica con la creciente dificultad para “distinguir entre el acto de enamorarse y otras pasiones semejantes, pero diferentes, como la fascinación y la idealización”. Confusión que ha llevado a Elon Musk, tras fugaces y fascinantes encuentros, a establecer vínculos sentimentales que francamente no le han hecho bien, como la mediática y turbulenta relación que sostuvo con la actriz Amber Heard, al poco tiempo que ésta se separara del actor Johnny Depp. ¿Mal timing?

Para Walter Isaacson, biógrafo de Musk, esta relación fue “la más angustiosa de todas” , arrastrando al fundador de SpaceX a un vórtice de oscuridad durante más de un año que le produjo un profundo dolor que aún pervive”. El propio Musk confiesa que este episodio fue brutal y que “su hermano y sus amigos aborrecían a Heard con una intensidad que hacía palidecer lo poco que les había gustado Justine”, su primera esposa.

En definitiva, fue tan destructivo el huracán Heard, que hasta Justine -nunca aceptada ni querida por la familia de Musk-quedó en un altar. Para Kimbal, Heard “era realmente tóxica. Una pesadilla” y Sam Teller, jefe de gabinete de Musk, la comparó con el Joker de Batman, sosteniendo que “no tenía más objetivo ni intención que el caos”.

Pero Heard, al igual que Justine Wilson, sabían que este caos, si bien molestaba a la familia y a los amigos del fundador de Tesla, era precisamente lo que lo atraía, pues tal como señala Walter Isaacson, ambos se revitalizaban con el drama y prosperaban peleando”. De hecho, a Justine le encantaba la faceta combativa de Elon y no tenían problema en sostener acaloradas peleas en público.

De hecho, Justine describe a su exmarido como un adicto al estrés y a lo tormentoso y en una entrevista al Esquire, confesó que Musk podía pasar en un segundo de lo luminoso, a lo oscuro y a lo luminoso otra vez. Se ponía a lanzar insultos, se tranquilizaba, le aparecía en la cara una sombra divertida, y hacía alguna broma extrañísima”.

Y aunque todos y todas reconocen que Elon puede tener buenos momentos, que es capaz de ser divertido con sus equipos de trabajo y cariñoso y protector con sus hijos, la contracara es verdaderamente dañina. Tanto así, que ninguna de las relaciones hasta aquí mencionadas se incluyeron en el capítulo relaciones tortuosas.

Elon Musk y Justine Wilson

Y Amber Heard, varios años después, concluye que “Musk cultiva el drama porque, para sentirse energizado, necesita una gran cantidad de estímulo (…) A Elon le gusta el fuego y eso, a veces, hace que se queme”.

Musk quedó emocionalmente devastado al término de su relación con Heard y aún así logró cumplir su promesa de fabricar 5000 Teslas semanales -algo que en ese entonces parecía misión imposible- y lanzar cohetes en críticas misiones espaciales de la NASA. Y sí, lo logró, pero para sus colaboradores, lidiar con un Iron Man con penas de amor era un verdadero desastre, pues había veces en que literalmente no se podía parar del suelo.

Sí, Musk quedaba en estados catatónicos y los líderes de mayor confianza tenían que acostarse a su lado y hablarle largamente para que se levantara y asistiera -en estado zombi- a alguna de las tantas reuniones y presentaciones críticas para el negocio. Lo peor de todo es que el drama no duró una semana, un mes o un año, sino hasta que apareció el huracán Grimes, cantante, performer… futura pareja… y madre de tres hijos.. de Elon Musk.

Y aunque Grimes también llevaba un estilo de vida caótico, supo calmar y tranquilizar a Musk con dulzura y amabilidad, pues, utilizando la terminología del popular juego Dragones y Mazmorras, para la cantante canadiense -y futura ex señora de Musk- la relación de Elon con Amber tenía la alineación Caótico Malo, mientras con ella era Caótico Bueno.

Elon Musk junto a Grimes junto a uno de sus hijos.

Para Grimes, esta sucesión de malas relaciones tiene que ver con su padre, con lo que vivió de niño, y tiende a caer muy rápido en situaciones donde lo tratan mal” porque “identifica el amor con ser malo o con el abuso”.

Finalmente, más allá del sensacionalismo que generan estas historias, es desconcertante que un empresario tan exitoso y visionario no logre lo mismo en el plano relacional, pero para el psicoanalista Luciano Lutereau esta paradoja es bastante común en personas narcisistas, quienes “suelen ser inseguras y viven al borde de sentir que pueden perderse (o desaparecer) si no tienen una imagen estable de sí mismos, si no saben lo que otros piensan de ellos”.

Entonces… ¿Qué busca Elon Musk en estos encuentros? ¿Qué encontró en Justine y en Talulah, su primera y segunda mujer? ¿Y en Amber, en Grimes y en Shivon, directora de operaciones y proyectos especiales de Neuralink y madre de un par de gemelos de Musk?

Para Víctor Frankl la respuesta está clara; Musk necesita ser visto y entendido por mujeres que ama, postura asumo Lutereau compartiría en gran medida, pues desde su perspectiva, nosotros somos a partir de otro, y es probable que los vínculos amorosos de Elon Musk lo hayan convertido en esa persona que cree o quiere ser. Ese hombre poderoso que necesita triunfar no solo en los negocios, sino en el amor, aunque, como nos advierte este psicoanalista argentino, “nada de esto tiene que ver con conocer a una persona real”.

Continuará…

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