Los exorbitantes precios de alimentos y ropa que agudizan más la llegada del invierno a Gaza
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Los exorbitantes precios de alimentos y ropa que agudizan más la llegada del invierno a Gaza
“Es realmente desgarrador ver a tus hijos llorar de hambre”. El relato es de Samira, de 42 años y madre de cinco hijos, quien comentó a la Asociación Palestina de Desarrollo Agrícola, socia de la organización benéfica Christian Aid, los malabares que a diario debe realizar para alimentar a su familia en medio de la guerra entre Hamas e Israel en Gaza, en especial en las recientes fiestas de fin de año.
Un asesor de Christian Aid en Gaza, cuya familia está atrapada en la Franja, también compartió su testimonio previo a las fiestas. “La Navidad solía ser un momento de alegría para todos los palestinos. Alrededor del 70% de la gente lo celebraba con fiestas, ropa nueva y chocolates. Personalmente, yo solía hacerlo con mi familia, aunque soy musulmán. La Navidad no será fácil este año. La gente seguirá recordando lo que una vez hizo y la comida que comió. Rezamos para que esta guerra termine pronto”, dijo a la ONG británica.
Con la llegada de la Navidad y el fin de año, a Christian Aid, que ha seguido trabajando en Gaza durante la ofensiva israelí, se le ocurrió comparar el precio de los alimentos en el asediado territorio palestino con los víveres de una comida especial en Reino Unido: la cena del día de Nochebuena. El resultado fue desolador.
El costo de un pollo congelado en Gaza es el mismo que el de una cena navideña entera para cuatro personas en Reino Unido, según el estudio publicado por Christian Aid. En el sur de Gaza, solo un pollo, que debe cocinarse el mismo día de la compra debido a la falta de refrigeración en el territorio asediado, se vende por hasta 32,65 libras (US$ 40,4), 10 veces más que su precio anterior a la guerra. En el norte, los pollos no se consiguen desde hace meses.
A principios de este mes se informó que el costo promedio de una cena navideña para cuatro personas en Reino Unido aumentó un 6,5% respecto del año pasado, a 32,57 libras (US$ 40,3).
Y las verduras de hoja son tan escasas en Gaza que muchas familias tendrán que esperar hasta después del Año Nuevo (cuando normalmente empiezan a crecer las plantas silvestres) para complementar sus escasas dietas, afirma Christian Aid.
Mientras tanto, los artículos de “lujo” han alcanzado precios estratosféricos: un kilo de café instantáneo cuesta 87 libras (US$ 107,6) y el azúcar se vende a 108 libras (US$ 133,6) el kilo.
Esraa Abo Qamar, escritora palestina afincada en Gaza, en una columna publicada en la cadena qatarí Al Jazeera, entrega más ejemplos al respecto. “El precio de los pocos alimentos disponibles es increíble. Un solo saco de harina cuesta ahora más de 300 dólares. Otros alimentos también se han encarecido. Un kilo de lentejas o un kilo de arroz cuestan 7 dólares. Las verduras son difíciles de encontrar y también muy caras: un kilo de tomates cuesta 14 dólares y una sola cebolla, 2 dólares. No se encuentra carne roja ni pollo. Hace meses que no las vemos”, detalla.
Katie Roxburgh, directora del programa de Christian Aid para Israel y los territorios palestinos ocupados, dijo: “La amenaza de hambruna se cierne sobre Gaza esta Navidad. Casi no hay comida disponible y el precio de cualquier cosa que se pueda conseguir es absolutamente exorbitante”.
Los nuevos hallazgos se producen cuando el número de muertos en la Franja de Gaza a causa de la guerra de 14 meses entre Israel y militantes de Hamás superó las 45.000 personas. Christian Aid pide un alto el fuego inmediato y permanente, acceso humanitario total y una prohibición total de la venta de armas a Israel.
Roxburgh continuó: “Contra todo pronóstico, nuestros dedicados socios palestinos están gestionando cocinas comunitarias que son un salvavidas para miles de personas, pero durante meses solo han podido proporcionar a las familias una comida al día, ya sea tallarines simples, arroz o porotos de forma rotativa. La situación es desesperada”.
“Necesitamos urgentemente más fondos para ampliar nuestras operaciones y ayudar a los civiles inocentes atrapados en el infierno en la tierra que es Gaza hoy”, agregó.
Un dato de Oxfam Intermón apunta al principal motivo de esta carestía, sobre todo en el especialmente asediado norte de la Franja. Esta ONG de cooperación internacional que trabaja para acabar con la pobreza y la desigualdad ha denunciado cómo Israel obstruye “sistemáticamente” la entrega de alimentos y agua en esa región septentrional. El asedio al que el ejército israelí ha sometido a esa zona durante los últimos tres meses se ha traducido en que solo 34 camiones con comida y agua han obtenido el permiso de esos militares para penetrar en el norte en los últimos dos meses y medio y, de ellos, solo 12 lograron distribuir la mercancía que transportaban a la población palestina, apunta el diario El País.
El periódico español añade que antes del inicio de la ofensiva israelí en Gaza (en octubre de 2023), entre 500 y 600 camiones, muchos con comida, penetraban en el territorio palestino cada día. Los gazatíes mantenían además explotaciones agrícolas y ganaderas y huertos, ahora en su mayor parte destruidos por los bombardeos o los tanques israelíes.
“La cantidad de ayuda humanitaria que ha entrado en Gaza ha disminuido significativamente desde octubre y hemos sentido su impacto devastador en toda la Franja. No es solo el norte el que sufre hambruna. Toda Gaza la sufre”, advierte Esraa Abo Qamar.
En junio, la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) aseguró que el 96% de la población de Gaza, de más de dos millones de personas, enfrentaba niveles de inseguridad alimentaria aguda. La Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases de Naciones Unidas empeoró esos pronósticos en noviembre, cuando afirmó que existe una gran probabilidad de que ya se esté produciendo una hambruna en zonas del norte de Gaza, donde en diciembre la ONU calculó que vivían aún entre 65.000 y 75.000 palestinos.
Tiendas de campaña a 1.000 dólares
A la guerra y la carestía de los alimentos también se suma la llegada del invierno. Los precios de los artículos para hacer frente al frío y la nieve complican a diario a los habitantes del asediado territorio palestino.
“El invierno ya ha llegado al hemisferio norte y ha traído consigo un ambiente festivo en muchos lugares. En Gaza, ha traído más miseria. El frío y la lluvia han hecho que la vida de los 1,9 millones de palestinos desplazados en Gaza sea mucho más insoportable”, relata Esraa Abo Qamar. “Ya ha llovido con fuerza varias veces. En cada ocasión las tiendas de los desplazados se han inundado, dañado o destruido, y lo poco que algunos tenían se lo han llevado las aguas de la inundación”, detalla.
The daily suffering of the displaced Palestinians in harsh weather and life conditions in Gaza. pic.twitter.com/leoeqqZT6Q
— Eye on Palestine (@EyeonPalestine) December 31, 2024
Frente a estas inclemencias del tiempo, la estudiante de literatura inglesa en la Universidad Islámica de Gaza denuncia: “Esto ha dejado a muchas familias indigentes aún más indigentes. En estos momentos, una tienda de campaña nueva en Gaza puede costar hasta 1.000 dólares. Un refugio improvisado -con la madera y el plástico necesarios para cubrirse- cuesta cientos de dólares. Una manta nueva puede costar hasta 100 dólares. Nadie en los campamentos tiene esas sumas de dinero”.
“A medida que se acercaba el invierno”, prosigue Esraa Abo Qamar, “los precios de la ropa se dispararon. Un piyama ligero cuesta ahora 95 dólares; un abrigo, hasta 100. Un par de zapatos, un bien escaso, puede costar hasta 75 dólares. Han aparecido mercados de ropa de segunda mano en toda Gaza para satisfacer la abrumadora demanda, pero los precios allí también son demasiado altos”.
“Por eso, los campamentos están llenos de gente que tirita de frío, con ropas ligeras de verano y niños que caminan descalzos por el barro y los charcos”, asegura la estudiante de literatura inglesa, quien agrega: “El combustible para calefacción no está disponible o es inasequible para la mayoría de las familias. El costo de 8 kg de gas ha llegado a 72 dólares. La leña cuesta un poco menos, pero también es demasiado cara para la mayoría”.
Las enfermedades agravan la situación para los gazatíes. “Las enfermedades se están propagando también porque la higiene se ha vuelto casi imposible de mantener. Los desplazados, que viven en tiendas de campaña y no tienen acceso a agua caliente, no pueden ducharse y, a veces, ni siquiera lavarse las manos. Una pastilla de jabón cuesta ahora 5 dólares, mientras que una botella de champú puede costar hasta 23 dólares”, señala Esraa Abo Qamar.
En medio de este desolador panorama, la escritora gazatí lanza una profunda reflexión en una columna publicada en The Palestine Chronicle: “El invierno en Gaza ya no es una época de calor y unión. Es una época de soledad y aislamiento. La parte más cruel de este sufrimiento es el silencio de un mundo que observa desde lejos, pero no hace nada. A medida que las noches frías se alargan, también lo hace el aislamiento. Los habitantes de Gaza no solo luchan contra el hambre y el frío, sino también contra el profundo dolor de estar aislados, tanto física como emocionalmente, del resto de la humanidad. En este aislamiento forzado, nos preguntamos: ¿alguien escucha realmente nuestros gritos?”.
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