“Los Guarenes”: la histórica banda de la zona sur de la RM que recurrió a extranjeros para no desaparecer

“Los Guarenes”: la histórica banda de la zona sur de la RM que recurrió a extranjeros para no desaparecer

La noche del 5 de noviembre era tranquila en la 41° Comisaría de La Pintana. Horas antes, el OS7 de Carabineros y la Fiscalía Metropolitana Sur habían dado un gran golpe a la banda de “Los Guarenes” -o Vaster Miller, en honor a su líder- al detener a 11 de los integrantes de esta histórica organización criminal de La Pintana, zona sur de la Región Metropolitana (RM).

La banda, que era liderada por Vaster Miller Guajardo (31) -quien fue asesinado en septiembre-, motivó que al día siguiente autoridades de Carabineros, la Fiscalía y el propio gobierno dieran a conocer el operativo. Planes que se frustraron cuando a las 23.00 horas, mientras estaban en el calabozo, cuatro integrantes de la organización pidieron autorización al funcionario policial de turno para ir al baño, momento en el que se abalanzaron contra él para poder huir.

De los cuatro integrantes, entre ellos el sobrino de Miller y ahora nuevo líder de la organización, Bryan Rojas Villalón (29), tres intentaron huir, pero fueron detenidos en el exterior de la comisaría. Solo un sujeto, Alexander Palominos (18), y quien era “un pistolero de Los Vaster”, escapó, estando prófugo hasta ahora.

Peligro en la Santo Tomás

La banda de “los Vaster Miller”, es la heredera de una organización histórica: Los Guarenes. Si bien no existe claridad de la fecha exacta, entre las décadas de los 90 y 2000 esa organización criminal era encabezada por el padre de Vaster Miller. Por aquel entonces, dedicados a los robos por sorpresa y en viviendas, así como también otras actividades delictivas en menor grado.

En ese tiempo, Miller -o más conocido como “el Mono Vaster- era un “pistolero” o “soldado” más de la organización que encabezaba su padre. Sin embargo, su alto poder de fuego y violencia le permitirían ir ganando terreno al interior de esta y entre sus rivales. Un registro del programa En la mira, de Chilevisión, lo captaría el 2007 disparando en contra de los siempre enemigos de Los Guarenes, “Los Philips”. Ese año, Miller asesinó a una persona, según el registro de TV.

Pero como ocurre en el mundo delictual, la caída de su padre lo forzaría rápidamente a asumir un protagonismo en la actividad criminal, pasando a liderar Los Guarenes, banda integrada únicamente por chilenos, cercanos a la familia o sus amigos. Y como siempre operando en la población Santo Tomás, en La Pintana.

El liderazgo de Vaster Miller, junto con su ascenso criminal, también variaría “los negocios” a los que se dedicarían Los Guarenes, pasando de dedicarse al robo de viviendas, al tráfico de drogas y de armas. Y es que esto último sería la actividad criminal predilecta del hombre de 31 años, quien se dedicaba a internar en Chile diferentes tipos de armas, proveniente de Argentina, las cuales distribuía en Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo y la misma Santo Tomás.

Para poder dedicarse a la venta de drogas, y especialmente armas, Los Guarenes, debían controlar “el territorio”, evitando que otras bandas intercedieran en sus negocios criminales. El fiscal Guillermo Adasme, de la Fiscalía Metropolitana Sur, investigó y formalizó a la organización en noviembre pasado y la define como una “banda muy violenta, más allá de lo común”.

“Estamos hablando de una banda en que el uso de armas de fuego en forma indiscriminada no es sólo contra los propios blancos contra otras bandas, sino también con civiles o personas que de alguna u otra forma por accidente podían verse envueltos en el mismo evento, ellos no tenían mayor cuidado”, afirma Adasme.

Violencia de la que también quedaba registro en redes sociales, donde se jactaban de su poder de fuego para poder intimidar a sus rivales.

El fin del “Dios de la Guerra”

El fiscal Adasme, sostiene que Vaster Miller durante la adolescencia se acercó rápidamente “al tema de las armas de fuego”. Vinculación que lo llevó a autodenominarse “el Dios de la Guerra”. Nombre que generó el respeto no solo de su organización, sino que también del propio entorno en la población Santo Tomás.

Respeto del que Miller también ostentaba en redes sociales, donde se le podía ver con altas sumas de dinero, autos de lujo, armas y sobre todo con sus favoritas, las pistolas marca Glock. “Estamos hablando de una persona que logró forjarse una imagen y transmitir una imagen para los demás, la que logró concitar adhesión, incluso devoción, de parte de los propios integrantes de la banda”, dice el fiscal.

Hechos que quedaron en evidencia durante la investigación, ya que se pudo conocer que el Dios de la Guerra visitaba a los integrantes de su organización cuando estaban presos, a quienes les obsequiaba ropa con su rostro y nombre.

Cárceles que tampoco eran un lugar desconocido para Miller. Su última condena fue cumplida el 2023, tiempo en el que tras dejar la cárcel se radicó en Argentina, aparentemente -según fuentes policiales-, huyendo por estar amenazado de muerte en Chile.

Desde el país trasandino, Miller viajó a Estados Unidos, donde retomaría sus primeros pasos en el mundo delictual, dedicándose al robo de casas, por lo que fue detenido y extraditado a Chile en 2024.

Pero con su regreso al país, también volvería “el encargo” contra Miller, lo que quedó en evidencia la tarde del 10 de septiembre, cuando unos sujetos lo siguieron y dispararon en reiteradas veces, logrando asesinarlo al interior de un departamento en la misma población donde nació y de desarrolló delictualmente. Curiosamente, ese día el “Dios de la Guerra”, no llevaba ningún arma, pese a encabezar una banda dedicada a aquello.

El ascenso del Brayan

La muerte de Vaster Miller desencadenó nuevamente un proceso de sucesión en el liderazgo de Los Guarenes, o ahora más conocidos como los Vaster Miller en honor al asesinado líder.

Cargo que comenzó a ocupar Brayan Rojas, sobrino de Miller y quien no solo se encargó de seguir la historia delictual, sino que también quedándose con su auto de alta gama, asumiendo labores de protección de la familia del fallecido líder y siendo rebautizado, ahora, como “el Mono Brayan”, en honor a el “Mono Vaster”. Tras el asesinato, la imagen de Vaster Miller también se convirtió en una figura de culto para la banda.

Pero más allá de tener que vengar su muerte, la banda tenía que asegurarse de no “perder terreno” , por lo que no dudaron en demostrar su fuerza. Y para lograr aquello, y a diferencia de lo que pasaba años atrás, los Vaster Miller los últimos años se han encontrado con algo que es descrito como una “baja natalidad delictual” en su entorno, es decir, en la banda que históricamente estaba integrada por un mismo clan familiar, amigos o cercanos, ahora no tenía personas a las que reclutar.

Eso, más el acceso a “una mano de obra barata”, llevaron a Los Guarenes a reclutar a menores de edad extranjeros, quienes rápidamente comenzaron a ocupar los cargos de “pistoleros” o soldados. Así quedó en evidencia tras la detención de los 11 integrantes de la banda en noviembre pasado, de los cuales cuatro de ellos eran adolescentes de nacionalidad colombiana.

El fiscal Adasme explica que aquello responde a “la situación de la reconvención de las propias bandas, lo que implica un crecimiento, o ‘morir’ en el rubro al que están dedicados. Y la situación de este crecimiento implicaron la posibilidad de poder ‘contratar’ a personas obviamente para ese objeto”.

Personas, principalmente, extranjeras en situación migratoria irregular, sobre todo adolescentes. El persecutor explica que muchas veces estos integrantes menores de edad, actúan por necesidades “de comida, de dinero, de hogar. Lo que se une obviamente con el carácter propio del desarrollo de la vida de estos adolescentes, más agresivos, muy dados también a actuar en situaciones de compañerismo, lo que los hace ideales para estas bandas”.

La caída de Los Guarenes

Tras la muerte de Miller y el ascenso de Brayan, la investigación del OS7 y la Fiscalía llevó a seguir los pasos a la organización. Así, el 5 de noviembre la policía realizó una serie de allanamientos para detener a los 11 integrantes de la banda, quienes quedaron en prisión preventiva o internados en el Sename.

El operativo dio cuenta del alto poder de fuego, de la extendida red de cámaras de monitoreo que tenían instaladas en la población, de sus puntos de venta de drogas, de una sala de monitoreo y también cómo atacaron a sus oponentes con el fin de mantener su poder.

Uno de esos hechos ocurrió el 31 de octubre pasado, cuando Brayan Rojas coordinó y ordenó que se asesinara al integrante de una banda rival, operación que fue seguida por él a través de un dron y ejecutada por sus soldados, siendo el autor del crimen un adolescente colombiano de 14 años, apodado “Trauma”.

En las escuchas telefónicas expuestas en la audiencia, se puede destacar cómo Brayan ordena al “Trauma” “matar a todos los chu..., mata a todos no más, da lo mismo que haya abuelita” (sic), agregando que “todo el que esté con él se muere”, a lo que el adolescente asintió.

Para los investigadores, aquello también demuestra un cambio en el actuar influido por la incorporación de menores de edad extranjeros, ya que “permite utilizar la violencia de forma indiscriminada, y esto es un componente que si bien se ha ido reiterando en el último tiempo en nuestro país, antes no lo tenía”.

¿Cómo cambia? “Estamos hablando ahora de utilización, de grandes cantidades de disparos, situaciones de acorralar a las víctimas, efectuar seguimientos e incluso de mandar mensajes a bandas contrarias”, concluye Adasme.

La detención de los Vaster Miller no cesa la investigación en contra de estas bandas, ya que, como ha quedado en evidencia, la detención de integrantes o líderes sólo abre un cupo para sus sucesores. ¿Sucederá eso con la histórica banda Los Guarenes?

Fuente

LaTercera.com

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