Los Hiperbóreos aterriza en los cines: “Jaime Guzmán es un guía al infierno de Chile mucho más eficiente que Pinochet”
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Los Hiperbóreos aterriza en los cines: “Jaime Guzmán es un guía al infierno de Chile mucho más eficiente que Pinochet”
Antes de ingresar a su mundo, Los hiperbóreos puede lucir como una película mínima: se filmó en una locación única, tiene a una sola actriz en escena y se extiende por poco más de una hora. Pero la verdad es que basta con ver sus primeros minutos para constatar que posee la inventiva y el riesgo que muchos cineastas persiguen sin resultado a lo largo de todas sus carreras.
Rodada entre diciembre de 2022 y enero de 2023 en un galpón de Matucana 100 (expuesto al público), la cinta salta por diferentes mundos, géneros cinematográficos y referencias históricas. Quizás la gracia es que los directores y artistas visuales Cristóbal León y Joaquín Cociña le imprimen humor y parecen estar tomándose menos en serio de lo que parece. De hecho, reconocen abiertamente que es un largometraje con una estructura laberíntica y divagativa que responde a sus dificultades para crear un marco más convencional.
A grueso modo, trata sobre una actriz y psicóloga (Antonia Giesen) que se propone filmar un guión dictado mágicamente por el difunto poeta y diplomático Miguel Serrano a uno de sus pacientes. Tras comprometer la colaboración de los artistas Cristóbal León y Joaquín Cociña, comienza a reconstruir la vida de Serrano y la película que escribió, pero a poco andar Antonia se ve sobrepasada y queda a la deriva.
Tras debutar con críticas entusiastas en la Quincena de Cineastas del Festival de Cannes 2024, llega a las salas nacionales este jueves 28. Aquí, junto a los realizadores de La casa lobo (2018), revisamos sus principales ejes.
*Una película perdida
En los primeros minutos se revela que la productora de León y Cociña habría sufrido un robo en el que fueron sustraídos los materiales no digitalizados de una película filmada en celuloide (algo que, por cierto, ya habían planteado en la charla Recuerdos de Los hiperbóreos, realizada en 2021). La protagonista de esa cinta perdida, la actriz Antonia Giesen, es quien se para frente a la cámara y da la bienvenida al espectador al set de Los hiperbóreos.
“Esta instancia es una manera de revivir la película a través de las memorias que quedan de ella”, indica la actriz, para luego contar que el origen del proyecto se remonta a la época en que trabajaba en un centro de salud mental en Temuco. Sin salir del mismo espacio físico, Giesen atiende a un paciente (interpretado por Francisco Visceral), habla con dos marionetas que representan a los directores (con voces del locutor Marcelo Liapiz y el actor Jaime Vadell) y no tarda en ser absorbida por el propio filme.
“Es sobre Antonia perdiéndose en una película, pero en realidad no. En realidad está entrando a una película que está perdida, pero no porque haya que encontrarla, sino porque perdió el rumbo”, explica Joaquín Cociña a Culto. “El trabajo de postproducción se concentró en cómo dar esa sensación más profundamente. Más que fuera inteligente, compleja o llena de citas, que fuera una película que perdiera la capacidad de concentración”, agrega.
*Las dimensiones de la protagonista
La protagonista de Los hiperbóreos es Antonia Giesen, parte de las películas Ema (2019) y El hombre del futuro (2019), y las series Inés del alma mía y La jauría. Aunque es algo menos conocido, también es psicóloga clínica de profesión. En el largometraje de León y Cociña se presenta a sí misma como una persona con esa dualidad y recurre a piezas de su propia biografía.
Giesen cuenta que no se sintió intimidada por la idea de exponer su historia en la cinta. “No me conflictúa”, dice, deslizando que hay diferencias que le permitieron pensar que estaba interpretando a un personaje y no a una versión ficticia de sí misma. “Yo no hago clínica de la manera en que está representado. En términos teóricos, no me interesa Jung, por ejemplo. Hay algunas cosas que me podrían dar algo de pudor, pero creo que logro hacer muy bien esa separación”.
A ratos la protagonista les dice a los cineastas –en el filme– que está confundida, extraviada. De algún modo, encarna lo que vivió en la realidad Alejandra Moffat, quien coescribe Los hiperbóreos con ambos. “La Anto también es un poco la voz de Alejandra en el guión. Ella lidiando con nuestro caos en la escritura. La película en gran medida se trata de nuestra incapacidad de poder concretar un guión normal, que estoy seguro que no es algo que a la Ale le pase con los otros directores con los que trabaja. Probablemente nuestros procesos son los más laberínticos y caóticos”, apunta León.
*La sombra de Miguel Serrano
Poeta, pensador y diplomático, Miguel Serrano fue cercano a Hermann Hesse y Carl Jung, se convirtió en el primer embajador de Chile en India (nombrado por Carlos Ibáñez del Campo) y se reunió con la Junta Militar para sugerirles instalar el socialismo prusiano en el país. Una de sus ideas más extravagantes es que creía fervientemente que Adolf Hitler no murió sino que se refugió en la Antártica.
Ocupando como excusa que Antonia Giesen no sabe quién es, Los hiperbóreos plantea una breve biopic que comprime sus ideas y experiencias. De ese modo, León y Cociña dan continuidad a su obsesión por su figura, una inquietud que manifestaron por primera vez en su cortometraje Los Andes (2013).
Esta vez, aseguran, su influencia fue incluso mayor, contribuyendo a definir la esencia volátil de la cinta. “Miguel Serrano es una persona que en sus libros pierde el rumbo cada dos páginas. La película, en ese sentido, sí le hace justicia a la referencia original”, afirma Cociña.
*Jaime Guzmán en un Chile distópico
En La bruja y el amante, un cortometraje de León y Cociña del año 2012, Guzmán aparece como una figura que se cuela en el sueño de una bruja. Una década después, la protagonista de Los huesos (2021) era una niña que realiza un ritual con cadáveres humanos, los de Diego Portales y Jaime Guzmán. Como se ve, es un personaje de la historia reciente del país que les interesa.
“Pinochet es más estándar: es un militar, dictador, ladrón, con bigotes, sombrero y lentes oscuros. De Sudamérica a África, son todos más o menos parecidos”, sostiene Joaquín Cociña, quien cree que el exsenador representa a “la parte más racional, más maquiavélica, más perversa” de la dictadura. En ese sentido, considera a Guzmán “un guía al infierno de Chile mucho más eficiente que Pinochet”.
En Los hiperbóreos es introducido como un primer ministro (con voz del actor Álvaro Morales) que le entrega órdenes a la protagonista y como un contrapunto a Miguel Serrano. Eso le permite a Cociña hacer una observación: “La gente mayor de izquierda se conecta con las ideas de Serrano por debajo, contra su voluntad, por esta tesis de que Chile se convirtió en un infierno neoliberal”.
*Un viaje cinematográfico
La nueva película de León y Cociña habla de inteligencia artificial, avatares y un Chile distópico en que Jaime Guzmán oficia como primer ministro (llamado “El Chile”). Los directores reconocen que querían explorar el cine de ciencia ficción, pero también existía una búsqueda más amplia.
“Tanto en Los hiperbóreos como en La plaga (su siguiente cinta) queríamos explorar una estructura de película que transita por diversos géneros. Si me preguntas a mí cuál es el gran género de Los hiperbóreos, yo siento que es la comedia”, opina León.
“Tiene humor y al menos en Chile (en su exhibición en FICValdivia) funcionó. Eso me produce mucha tranquilidad, porque casi todas nuestras ideas cinematográficas vienen de bromas. Son comedias, pero en el proceso se transforman en otras cosas”, anota Cociña, quien detalla que para esta obra en particular estaba pensando en historias de aventuras. “Yo tenía mucho en la cabeza Indiana Jones, que fue una de las tres primeras películas que vi en el cine”.
*La convivencia de actores y animación
Desde sus primeros cortometrajes hasta sus videoclips para The Smile y PJ Harvey, León y Cociña han ejercitado con entusiasmo la animación stop-motion. En principio, Los hiperbóreos marca un quiebre, porque es su primera película con actores. Pero, acorde con su vocación por romper con las convenciones, aquí incluyen animación, marionetas, fondos pintados y toda clase de efectos prácticos. Todo se funde en un viaje inclasificable.
“En el cine puedo jugar a sentirme a ratos un objeto, en el sentido de que estoy al servicio de un engranaje donde todos tenemos funciones. Por ejemplo, no me molestaba si los chicos empezaban a instalar todo lo necesario para hacer stop-motion y me decían: ya, chao, Antonia. Era interesante circular así. Lo mismo me pasa en un proyecto sin stop-motion donde cada uno se siente importante en su función”, expresa Giesen.
De acuerdo con Cociña, “con Pancho (Visceral) tuvimos que descubrir cómo una marioneta podía ser actuada por un humano. En el caso de Antonia, necesitábamos mucho más que un material. Necesitábamos a alguien que realmente hiciera que la escena funcionara por su presencia actoral y se echara la película al hombro”.
*La conexión con Beau Tiene Miedo
León y Cociña fueron los responsables de una sección animada de Beau tiene miedo (2023), el largometraje más reciente de Ari Aster, con Joaquin Phoenix en el rol principal. Fue un proceso arduo en que, por primera vez en sus carreras, tuvieron que ceñirse a las directrices de otro cineasta. Completar esa tarea, como han reconocido en otros momentos, no fue algo sencillo y ambos creen que Los hiperbóreos es en parte producto de esa experiencia.
“Hay pasajes de esta película que tienen mucho de las cosas que exploramos allí y cómo nos hubiera gustado hacer las cosas”, señala León, quien describe a Los hiperbóreos como una mezcla de homenaje y revancha a su labor en ese filme. “Pero definitivamente esta película está impregnada de las ideas que surgieron durante ese proceso”, añade.
Curiosamente los agradecimientos de Los hiperbóreos incluyen a Aster. “Es una manera de evitar que nos demandara”, bromea Cociña, a propósito del parecido entre esa secuencia y algunos elementos de su nuevo trabajo como dupla.
*El largometraje que viene
Mientras trabajan a largo plazo en una animación stop-motion de Hansel y Gretel, León y Cociña tienen contemplado que durante el primer semestre de 2025 iniciarán el rodaje de La plaga, su tercer largometraje como dúo, que tendrá a Antonia Giesen y Andrew Bargsted como la pareja de la historia. Es una idea que surgió durante el mismo proceso de escritura que originó Los hiperbóreos y, tal como esta cinta, será un rodaje-exposición que también ocurrirá en Matucana 100.
“Es una película sobre una princesa que, en un mundo de fantasía medieval, recibe un artefacto mágico que le permite escapar de un padre controlador y viajar a otros universos. Viaja al Chile contemporáneo, viaja a un universo de ciencia ficción y a otros”, adelanta León.
Su dupla complementa: “Hasta el momento, por lo menos, no tiene nada político, lo que es una novedad para nuestra producción desde Lucía (2007) y Luis (2008). Es una película sobre amor. Sobre amor tierno y sobre amor perverso y torcido, y sobre escapar de un amor tóxico a través del cine”.
“Es una historia muy psicológica en torno a los lazos, la familia y el desapego”. resume Antonia Giesen, quien esta vez no interpretará a Antonia Giesen, sino que a un personaje completamente ficticio.
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