Maduro inicia tercer período en Venezuela con oposición debilitada
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Maduro inicia tercer período en Venezuela con oposición debilitada
Con sus contendientes debilitados, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asumió un tercer mandato de seis años, ignorando la condena internacional por sus fraudulentas elecciones y la brutal represión de la disidencia.
(Bloomberg) -- Con sus contendientes debilitados, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asumió un tercer mandato de seis años, ignorando la condena internacional por sus fraudulentas elecciones y la brutal represión de la disidencia.
Maduro, de 62 años, fue declarado sin pruebas ganador de la votación del pasado julio por una autoridad electoral designada por él. El viernes prestó juramento presidencial en Caracas en ausencia de antiguos amigos como su par colombiano Gustavo Petro o el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, lo que pone de relieve lo aislado que ha quedado el hombre fuerte.
EE.UU. aumentó inmediatamente la presión sobre el régimen, incrementando una recompensa por la detención de Maduro por cargos de narcotráfico e imponiendo nuevas sanciones a sus funcionarios. La Unión Europea y el gobierno del Reino Unido hicieron movimientos similares.
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El autócrata inició su mandato presidencial de 2025 a 2031 tras una ceremonia en la Asamblea Nacional, en el centro de Caracas. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, estuvo presente, al igual que un representante del presidente chino, Xi Jinping. El líder nicaragüense Daniel Ortega y un enviado especial del presidente ruso Vladimir Putin llegaron entre aplausos a mitad del acto.
“Hoy podemos decir que la constitución ganó y Venezuela está en paz”, declaró Maduro. “A mi no me ha colocado como presidente de Venezuela los EE.UU. ni la oligarquía de los apellidos, al pueblo me debo”.
Meses de intimidación han obligado a los opositores más prominentes de Maduro a elegir entre su seguridad o desafiar su gobierno. Edmundo González, quien mostró pruebas de haber obtenido casi el 70% de los votos el año pasado, huyó posteriormente a España bajo amenaza de arresto. Se ha comprometido a regresar a Venezuela el viernes para asumir la presidencia a pesar de las amenazas del gobierno de derribar su avión o arrestarlo a su llegada.
Desde las elecciones, Maduro ha encarcelado a miles de sus críticos y ha purgado del país lo que quedaba de la oposición. Se calcula que 100 líderes de la oposición y muchos más activistas de la Plataforma Unitaria han huido del país desde finales de julio. En el primer mes tras las elecciones se emitieron al menos 25 órdenes de detención contra líderes de la oposición. Se cancelaron decenas de pasaportes.
Las tensiones subieron nuevamente el jueves cuando aliados de la líder opositora María Corina Machado dijeron que había sido detenida durante unas dos horas tras hacer su primera aparición pública en meses. Machado ganó abrumadoramente las primarias de la oposición de 2023, pero se le impidió presentarse y eligió a González como su reemplazo.
Aunque Machado fue puesta en libertad, el encuentro sacudió a sus partidarios porque el régimen de Maduro ha estado reprimiendo con renovado vigor a los opositores. Al menos dos docenas de miembros de la oposición y activistas de derechos humanos han sido detenidos desde principios de año, entre ellos un pariente de González y Enrique Márquez, un duro crítico de las políticas de Maduro y ex vicepresidente de la Asamblea Nacional.
La campaña de intimidación puede ser un intento de Maduro de mostrar fortaleza, pero también puede verse como una señal de vulnerabilidad, dijo Geoff Ramsey, investigador principal del Consejo Atlántico de Washington. Los partidarios de la línea dura en su gobierno han ganado terreno, y los que favorecen algún tipo de acuerdo con Washington se han debilitado.
“Maduro no se siente seguro en absoluto en este momento”, dijo Ramsey.
La administración de Joe Biden respondió a la represión de Maduro con nuevas sanciones, y el presidente de EE.UU. se reunió con González esta semana. Su sucesor Donald Trump dejó claro por primera vez el jueves que apoya a Machado y a González, refiriéndose a este último como “presidenta electo”.
Las últimas medidas de EE.UU. incluyen sanciones al jefe de la petrolera estatal Petróleos de Venezuela. La recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro, así como al de su jefe de seguridad, Diosdado Cabello, se incrementó a US$25 millones, y se emitió una nueva recompensa de US$15 millones por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.
Anteriormente, el viernes, el gobernador de Táchira, Freddy Bernal, dijo que Venezuela cerraría su frontera con Colombia durante 24 horas debido a una “conspiración internacional”.
Maduro se hizo eco de ese tema en su discurso. “Están desquiciados en el norte”, dijo. “Los presidentes de la derecha extrema botan baba de odio y creen que el pueblo venezolano se va a dejar imponer un presidente”.
Gustavo Petro, el visitante más frecuente de Maduro entre los líderes mundiales en los últimos años, dijo que no asistiría a la toma de posesión del viernes, citando recientes arrestos. Lula ha pedido a Maduro que haga públicas las papeletas para demostrar su supuesta victoria.
Ramsey señaló la exagerada respuesta de las fuerzas de seguridad venezolanas a las protestas del jueves como una señal de lo amenazado que se siente Maduro. “Es fácil sobreestimar la fuerza de Maduro en este momento, pero está pidiendo mucho a las fuerzas militares y de seguridad”.
Aún así, Maduro es un superviviente que ha capeado condiciones económicas catastróficas y el ostracismo de gran parte del mundo occidental. Sólo esta semana mostró su libro de jugadas para mantener a raya a la población a pesar de que ésta votó abrumadoramente en su contra.
El régimen ofreció una recompensa de US$100.000 por información que condujera a la captura de González, publicando su foto en carteles de se busca en redes sociales y por toda Caracas. Fuerzas de seguridad y bandas de motociclistas progubernamentales conocidas como colectivos también se desplegaron por las principales ciudades.
Durante las protestas del jueves, fuerzas del régimen utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a las multitudes en Caracas, Maracaibo y Valencia. Las multitudes ondeaban la bandera, tocaban bocinas y hacían sonar silbatos, y algunos gritaban: “Este gobierno va a caer”.
Traducción editada por Eduardo Thomson.
Nota Original: Maduro Cements Power as Venezuela Opposition Grasps for Hope (2)
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