Marc Balcells, criminólogo: “Los ladrones de tumbas trabajan y por la noche van a excavar”

Marc Balcells, criminólogo: “Los ladrones de tumbas trabajan y por la noche van a excavar”

Jan Téllez Asensio

Barcelona, 9 mar (EFE).- Tras una investigación sobre el tráfico de bienes arqueológicos italianos, el criminólogo Marc Balcells narra en un libro quiénes son y cómo actúan en Italia los 'tombaroli', unos “ladrones de tumbas que trabajan entre semana y por la noche van a excavar” en busca de antigüedades romanas y etruscas muy cotizadas.

Marc Balcells (Barcelona, 1979) conversa con EFE sobre ‘Arqueomàfia’ (La Campana, 2025), un libro que presenta una investigación de campo al detalle acerca de los ladrones de tumbas italianos, conocidos como los ‘tombaroli’, su modus operandi a la hora de saquear antigüedades romanas y etruscas y el papel que juegan los coleccionistas particulares y los grandes museos que crean la demanda.

En el libro, el autor explica la visión de políticos, fiscales, policías y arqueólogos de Italia, pero también cuenta el punto de vista de los ladrones de tumbas: cómo son sus vidas, sus tradiciones y los motivos detrás de una actividad muy arraigada -y perseguida- en la Italia rural.

A pesar de que podrían parecer delincuentes peligrosos, Balcells asegura que “los ladrones de tumbas son gente normal, que trabaja entre semana y por la noche o los fines de semana van a excavar”, y añade que “les encanta ir al campo con picos y palas en busca de tesoros arqueológicos con los que traficar”.

“Algunos ladrones de tumbas que conocí son mecánicos de coches que en sus ratos libres investigan dónde excavar y, cuando ya tienen puesto el ojo en algún sitio en concreto, van al bar a reunir una cuadrilla que les quiera ayudar a buscar”, explica Marc Balcells.

Los ladrones de tumbas antes sí que se dedicaban “exclusivamente” a los saqueos arqueológicos, pero hace unos 20 años terminó la “época dorada”, cuando Italia vio que era un problema grave, y tanto los organismos internacionales como la policía del país empezaron a perseguirlo mucho más.

También ha cambiado la forma de traficar con estos tesoros: mientras que antes los vendían a marchantes de arte que se encargaban de blanquearlos y exportarlos fuera de Italia, ahora los propios ladrones de tumbas suelen vender sus hallazgos por internet, ya que ganan más dinero saltándose a los intermediarios.

El autor cuenta que son gente “totalmente amateur”, ya que los ladrones de tumbas suelen ser aficionados a la arqueología, leen mucho sobre el tema y, además, transmiten todo este conocimiento “de generación en generación”.

Sin embargo, esta actividad no parece tener un relevo generacional muy claro, porque los hijos de estas familias lo ven como un trabajo “muy sacrificado” y, puestos a delinquir, prefieren traficar con drogas y ganar más dinero.

Según Balcells, los ‘tombaroli’ cada vez se enfrentan a saqueos “más difíciles y peligrosos” porque, después de mojar el suelo y clavar un palo largo de metal hasta detectar piedra, tienen que bajar muchos metros, allá donde todavía quedan tumbas vírgenes, y trabajar bajo “una gran masa de tierra” que puede colapsar y matarlos.

Los grandes museos se aprovechan de que es imposible saber si los bienes arqueológicos han sido adquiridos legítimamente o han sido traficados: “No se puede poner en una vitrina una bolsa de cocaína pero sí una antigüedad nepalí, y jamás sabrás si esa pieza la trajo un arqueólogo nepalí o la robaron de un templo”, cuenta el autor.

Museos como el Met de Nueva York, la Villa Getty de Malibú o el Louvre de París se han visto implicados en investigaciones de tráfico de bienes arqueológicos, algunos de ellos también criticados por aprovecharse del colonialismo y las ocupaciones, saqueos y botines de guerra que se llevaban de manera “ilegítima”, añade Balcells.

Los robos de bienes arqueológicos en España son “más blancos” y menos llamativos que en Italia porque la gente suele usar detectores de metales, pero Marc Balcells apunta que también queda todo destrozado: “Entran como un toro en una tienda de cristales, fuman, tiran las colillas y hasta se han llegado a estropear frescos de paredes con sierras mecánicas”, denuncia el autor. EFE

(Foto)(Vídeo)

Fuente

Infobae.com

Infobae.com

Lo + visto

Comentarios

Escribe un comentario