Más de dos millones de personas sufren el síndrome de piernas inquietas en España: el 90% de ellas está sin diagnosticar

Más de dos millones de personas sufren el síndrome de piernas inquietas en España: el 90% de ellas está sin diagnosticar

La ausencia de una evaluación certera lleva en ocasiones a la administración de medicamentos sedantes que empeoran los síntomas de la enfermedad

Síndrome de las piernas inquietas (Shutterstock)
Un hombre con síndrome de las piernas inquietas. (Shutterstock España)

En España hay casi tantas personas con el síndrome de piernas inquietas como asmáticas: más de dos millones, lo que se traduce en un 10% de la población adulta y un 4% en niños y adolescentes. De todas ellas, menos de 200.000 han recibido un diagnóstico, según los datos que maneja la Sociedad Española de Neurología (SEN). Este trastorno del sueño crónico provoca en los pacientes la necesidad de mover las piernas a la hora de dormir, lo que resulta en una sensación muy desagradable que imposibilita el descanso.

Quienes lo padecen sienten hormigueos, picazón y un ardor intenso que solo se alivia con el movimiento de las extremidades. Al principio, estos síntomas se presentan de forma esporádica, lo que retrasa en ocasiones la visita al médico. Hay registros de casos de diagnósticos que se han demorado más de 10 años al confundirse con problemas reumáticos o trastornos circulatorios.

Este trastorno del sueño o enfermedad de Willis-Ekbom no solo afecta a la hora de dormir, pues los pacientes pueden tener dificultades incluso para sentarse o relajarse un rato. Así, la falta de descanso empeora la capacidad de concentración y el estado de ánimo de estas personas, que se vuelven más vulnerables a padecer problemas de salud mental, como la depresión. Uno de los problemas asociados al síndrome de las piernas inquietas es el propio tratamiento per se, pues en ocasiones la receta de fármacos sedantes puede agravar los síntomas.

La edad es un factor de riesgo de este trastorno: a medida que envejecemos, su prevalencia se acentúa, sobre todo en los adultos mayores de 45 años. Sin embargo, se puede desarrollar a cualquier edad. “Generalmente tiene un curso fluctuante, con épocas mejores y épocas peores. Todas las situaciones que impliquen una alteración/reducción de los depósitos de hierro son factor de riesgo para que la enfermedad empeore o debute. Por esta razón, es el doble de frecuente en mujeres, que sufrimos mayores pérdidas de hierro a lo largo de nuestra vida por la menstruación, los embarazos o la lactancia”, explica la doctora Celia García Malo, vocal del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología.

Cómo se trata el síndrome de las piernas inquietas

El síndrome de las piernas inquietas no tiene una causa conocida, aunque se cree que puede deberse a un desequilibrio de la dopamina del mensaje, que es la encargada de enviar mensajes para controlar el movimiento muscular. Si se identifica una posible causa, es ahí donde hay que partir para tratar la enfermedad.

“En todo caso, lo más importante del objetivo del diagnóstico es poder elegir el tratamiento más adecuado y con mejor perfil de seguridad para cada paciente, con el fin de evitar efectos secundarios o complicaciones a largo plazo. Afortunadamente, disponemos de varias familias de fármacos que resultan efectivas, incluida la suplementación con hierro cuando está indicada. La mayor parte de los pacientes experimentan gran mejoría en su calidad de vida y en su sueño, y eso repercute muy positivamente en su salud global”, concluye la doctora García.

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Infobae.com

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