Máximo Huerta: “Valencia siempre se cura, pero no olvida”
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Máximo Huerta: “Valencia siempre se cura, pero no olvida”
Máximo Huerta nos recibe en La librería de doña Leo, el negocio que abrió en Buñol, su pueblo, al que volvió desde Madrid hace unos años para cuidar de su madre, enferma de Alzhéimer. Por la carretera hacia Valencia circula un goteo constante de camiones del Ejército, coches de policía y furgonetas particulares cargadas de ayuda para las víctimas de la dana. Aunque en Buñol los daños no han sido tan severos como en la cercana Utiel, un camión hormigonera refuerza el Puente de la República, afectado por la crecida del río que atraviesa el pueblo justo por la calle de la tomatina. Nos sentamos a hablar en plena calle, en una mesa alta del bar contiguo a la librería, frente al Ayuntamiento, y tres de cada cuatro personas que pasan por delante saludan cariñosamente al entrevistado. Entre ellas, la alcaldesa, Virginia Sanz, del Partido Popular, y una señora mayor que se detiene y le pregunta a Huerta por su madre. “Noche complicada”, le responde. “Todos me preguntan por ella y muy pocos por mí”, confiesa, justo antes de empezar la entrevista. Tomo nota.
MÁXIMO EL BREVE
“No se preocupen que ya saben que yo soy breve”. Así empezó el periodista y escritor Máximo Huerta (Valencia, 53 años) su alocución la noche de los Goya 2019 como presentador del premio al mejor corto de ficción. El auditorio se vino abajo entre risas y aplausos. Hacía solo seis meses que Huerta había sido, y dejado de ser a los seis días justos, ministro de Cultura y Deportes del primer Gobierno de Pedro Sánchez. Dimitió o le dimitieron, al publicarse que, en el pasado, había saldado un fraude con Hacienda con la correspondiente multa. Hoy, casi ocho años y varios libros después de aquello, Huerta recuerda el episodio: "Me costó muchísimo aceptar, pero me llamó Andreu Buenafuente, al que admiro, y me convenció. Ese discurso y ese aplauso me ahorraron muchas sesiones de psiquiatra", dice en Buñol (Valencia), su pueblo, adonde se retiró en 2020 para cuidar de su madre. Y remata: "En las bambalinas de los Goya, al verme nervioso, el actor Karra Elejalde, tan vasco él, me dio una palmada en la espalda que casi me tumba diciéndome: 'Sal orgulloso". No se lo agradecí lo suficiente. Estoy deseando verlo para devolvérsela".
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