Medio internacional ya había expuesto la participación del hermano del alcalde de Acandí en la crisis migratoria del Darién

Medio internacional ya había expuesto la participación del hermano del alcalde de Acandí en la crisis migratoria del Darién

La captura de Darwin García Pérez volvió a dejar en evidencia cómo las poblaciones en Necoclí y Acandí han creado “emprendimientos” con los que ayudan a que los migrantes lleguen a Centroamérica

Además de generar una crisis migratoria que ha causado preocupación para los gobiernos de Colombia, Panamá y Estados Unidos, el tapón del Darién también representa un mercado ilegal que es aprovechado por varios sectores de Necoclí y Acandí, que son los últimos municipios colombianos antes de la selva.

Entre los pagos que deben hacer los migrantes que quieren llegar a Panamá se encuentran el viaje en lancha hasta Acandí, el pago a los guías que se encargan de “protegerlos” durante su travesía por el tapón del Darién y otros tipos de “beneficios”, como la ayuda para cargar su equipaje o cargar a los menores.

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Como parte de la lucha contra estas actividades ilegales, la Policía Nacional informó sobre la captura de Darwin García Pérez, conocido en la zona como ‘Maradona’ y hermano de Luis Fernando Martínez Pérez, actual alcalde de Acandí.

Según las autoridades, García Pérez era uno de los líderes encargados de coordinar y cobrar por las actividades relacionadas con el tránsito de migrantes en el Darién. Su función incluía organizar y facilitar las rutas utilizadas por los migrantes para llegar a Centroamérica.

Accionar de ‘Maradona’ era un secreto a voces en la región

A pesar de la sorpresa generada por la implicación del hermano de un mandatario local en negocios ilícitos relacionados con la crisis migratoria del Darién, en 2023, cuando se registraron cifras históricas de tránsito de personas por el tapón, un medio internacional mencionó en repetidas ocasiones las actividades de Darwin García Pérez.

“‘Una economía bonita’: la industria migratoria del Darién es un lucrativo negocio” es el informe de The New York Times en el que se destacaron varias actividades económicas surgidas en poblaciones de la región debido al auge del cruce migratorio.

Desde espacios para acampar hasta la venta clandestina de empanadas y fritos fueron señalados por el medio, que envió a un periodista para profundizar en la experiencia de atravesar una de las fronteras más peligrosas del mundo.

Al referirse a los líderes de estas actividades, el informe destacó la participación de García Pérez, quien en ese momento era mencionado como líder de una asociación local de turismo y hermano del entonces candidato a la alcaldía de Acandí.

A pesar de que su actividad no era legal, García Pérez fue entrevistado por The New York Times y afirmó que antes de que el mundo conociera la importancia del Darién, Acandí “no tenía una vocación económica definida”.

“Hemos organizado todo. Los lancheros, los guías, los cargabolsos”, afirmó en ese momento Darwin García, que también fue miembro de la junta de acción comunal y concejal de Acandí; sin embargo, lo que más sorprendió al periodista es que García Pérez aseguró que la llegada de migrantes, que harían todo para atravesar el Darién, era “lo mejor que le puede pasar ahora mismo” a su población.

Los trabajadores de estos “emprendimientos” reconocieron que no estaban orgullosos de su labor, pero afirmaron que no se trataba de algo ilegal por pequeños detalles, puesto que no obligaban a tomar las rutas, ni ayudaban a que los migrantes avanzaran, sino que solo se encargaban de indicarles cuál era el recorrido más sencillo.

“El trayecto en lancha para llegar al bosque tropical: 40 dólares. Un guía que te lleva por la ruta peligrosa cuando empiezas a caminar: 170 dólares. Alguien que carga tu mochila en las lomas lodosas: 100 dólares. Un plato de pollo con arroz tras un día de escalar laboriosamente: 10 dólares. Paquetes especiales con todo incluido para que el esfuerzo riesgoso sea más rápido y soportable (con tiendas, botas y otros básicos): 500 dólares, o más”, era parte del informe.

En ese momento, ante la imposibilidad del Estado colombiano de intervenir en el paso de migrantes, las juntas de acción comunal crearon la Fundación Social Nueva Luz del Darién, la cual se encarga de gestionar la ruta hasta Panamá, fijando con ello los precios del trayecto; teniendo entre sus filas a más de 2.000 guías locales y cargadores de mochilas, los cuales se diferencian por el color de su camiseta.