No hay plata para echar a Gareca: las maniobras de la ANFP para sacar al Tigre tras el fracaso de la Roja en las Eliminatorias
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No hay plata para echar a Gareca: las maniobras de la ANFP para sacar al Tigre tras el fracaso de la Roja en las Eliminatorias

“Oh, Gareca ya se va”. El cántico surge desde el sector norte del Estadio Nacional, donde se ubicaba la Marea Roja. O lo que queda del grupo de hinchas de la Selección que adquirió notoriedad en las Eliminatorias para Francia 1998 y en los momentos más felices de la Generación Dorada, de los que ya ha pasado una década. La sentencia al ciclo del entrenador en la banca de la Roja, con el empate frente a Ecuador sin opciones de alterarse, no fue la única que emergió desde las galerías, desde donde suele aparecer el apoyo más genuino para el combinado nacional. Minutos antes, se había escuchado otra, con un grueso insulto incluido. En rigor, una adaptación del que había recibido Juvenal Olmos, quien fue incapaz de conseguir la clasificación al Mundial de Alemania 2006. “Gareca, conch..., por tu culpa no vamos al Mundial”, se alcanzó a oír desde el sector sur”, como una réplica casi idéntica del momento y de su origen. Un arresto ofensivo aplacó el notorio reproche.
Los fanáticos no son los únicos convencidos de que el período del director técnico, quien llegó avalado por los resultados que obtuvo en Perú, al que clasificó a Rusia 2018, debe terminar. La dirigencia que preside Pablo Milad, que antepuso ese recuerdo al dato más reciente, el fracaso con Vélez Sarsfield que llevó al Tigre a renunciar por única vez en su carrera, también arribó a la misma conclusión. De hecho, el discurso del timonel del fútbol chileno después del partido incluyó una particular precisión respecto de la sucesión de hechos que podrían derivar en el término del proceso. Uno ya no se produjo: el gesto que esperaban en Quilín de parte del entrenador, en el sentido de renunciar a su cargo ante un panorama irreversible.
No hay plata para echar a Gareca: las maniobras de la ANFP para sacar al Tigre tras el fracaso de la Roja en las Eliminatorias
Milad suele reunirse con Gareca después de los partidos eliminatorios. La instancia es, originalmente, de informes y análisis. También se revisa el que entrega el gerente de Selecciones, Marko Biskupovic. Sin embargo, después de las caídas frente a Brasil y Colombia, en octubre, la cita ya tuvo un cariz distinto de lo meramente formal. Esa vez, el mandamás del fútbol chileno le planteó una exigencia concreta para continuar en el puesto: debía sumar cuatro de los seis puntos que disputarían en el mes siguiente, ante Perú y Venezuela. El empate en Lima y la convincente victoria en Ñuñoa salvaron el empleo del entrenador. Sin embargo, la caída en Asunción y la igualdad en el coliseo más grande del país reflotaron el escenario de inestabilidad. Habrá cita el viernes, después de que Milad llegue desde Luque, de una reunión en la Conmebol.
El máximo dirigente del fútbol nacional incluyó una modificación en el calendario que suele suceder a los encuentros. Ahora, habló de una gestión colegiada. “Todas las decisiones es mejor tomarlas en frío. No se habla en caliente. Tenemos una reunión con el técnico y con el directorio. Ya veremos cómo enfrentaremos los cuatro partidos que vienen”, anticipó respecto de un cónclave que terminará siendo crucial. Más allá de las intenciones, desde Quilín aseguran que despedirlo no está en los planes por el alto costo. Además, no tienen un plan B para enfrentar las cuatro fechas restantes.
También estableció claramente que Gareca no había cumplido el objetivo en esta doble jornada. “Lo distinto es que teníamos que sacar seis puntos y logramos uno. Debemos discutirlo con el directorio primero y después nos reuniremos con el entrenador”, insistió.

La última mención da cuenta de una convicción: interrumpir la permanencia de Gareca. El problema radica en el mecanismo. “Las decisiones son personales. A veces uno tiene que renunciar a algo si no se ha cumplido. Cuando hicimos el contrato, Gareca era optimista. De hecho, no había un premio alto por el repechaje. Ya es imposible llegar a clasificar directo”, agregó Milad, en la línea de una manifestación que el estratega dejó claramente establecido que no llegará. “No me gustaría dejar el cargo en estos momentos, quiero estar al lado de los muchachos. Quiero estar al lado de esta situación. Porque creo que es lo que me corresponde como entrenador, lo que nos corresponde como cuerpo técnico, asumir la responsabilidad. Y, lógicamente, pese a que es un ambiente que no es el ideal o no lo que uno busca, hay que respeta. Hay que ser muy respetuoso del público. Hoy vinieron a apoyarnos masivamente. Coparon todo el estadio”, declaró en la sala en que se realizó la conferencia de prensa. En la intimidad del vestuario principal del recinto., no dio indicio alguno de la voluntad de alejarse del cargo. Tampoco se le pidió.
El gran problema
Ya sin siquiera la intención de esconder la voluntad, la salida de Gareca choca con un aspecto crucial: el abultado monto de una desvinculación unilateral. Por el momento, es el único mecanismo posible, pues el entrenador se ha aferrado a su puesto, incluso con una proyección insospechada. “El clima no fue el mejor, por lo menos para nosotros. Para mí no fue el mejor. Pero bueno, soy muy respetuoso en cuanto a las manifestaciones que se puedan llegar a hacer. Pero también soy respetuoso del contrato. También me gusta esta clase de desafíos. Y, bueno, me gustaría tener la posibilidad de poder terminar todo esto”, dijo, por ejemplo, en relación a su intención de terminar el proceso. Lo más llamativo es que incluso ha llegado a admitir que le gustaría iniciar uno nuevo.
Concretamente, Gareca tiene contrato hasta el término de las Eliminatorias. Percibe US$ 2,7 millones por la prestación de servicios. El vínculo se renovaría automáticamente en un escenario que hoy resulta quimérico: la clasificación a la cita planetaria que se disputará en México, Estados Unidos y Canadá el próximo año. Sin embargo, un acápite del pacto asoma como la única vía de salida anticipada: que Chile quede sin opciones matemáticas de alcanzar el repechaje. A las clasificatorias les quedan cuatro jornadas. Sin embargo, el panorama para la Roja está lejos de ser alentador: en junio, recibe a Argentina y visita a Bolivia y en septiembre viaja a Brasil y espera a Uruguay.
Consumado el peor escenario, la ANFP puede abortar la relación, pero debe invertir una cifra que, en tiempos de apreturas, le resulta tan dolorosa como la decisión: abonarle lo que queda de contrato hasta el fin de las Eliminatorias. Es decir, unos US$ 1,3 millones. Rebajar esa cifra es, en rigor, el gesto que esperan del DT.
Milad admitió el escenario. “El finiquito sería altísimo si los desvinculamos hoy, tenemos que analizar con el directorio, son decisiones que se toman en conjunto, lo mismo hicimos para traer a este técnico que también querían ustedes. Tendremos que conversarlo de manera profunda y en frío. En camarines es complicado”, estableció, intentando compartir responsabilidades en una elección fallida.

Le dio lo mismo
Internamente, eso sí, no se mostró afectado, ni mucho menos por las manifestaciones públicas en su contra. Quizás por la costumbre adquirida en años de labor y de momentos similares. En el vestuario, fue recibido por sus familiares, a quienes les transmitió calma. De hecho, quienes observaron de cerca las escenas más íntimas de la fría noche ñuñoína repararon en que los futbolistas se fueron mucho más afligidos que el entrenador ante el crítico momento que estaban viviendo. Alexis Sánchez, quien no participó del duelo y tampoco estuvo ante Paraguay, por lesión, llegó al camarín para respaldar a sus compañeros.
La indolencia del DT y, sobre todo, su pública aspiración de tener la oportunidad de encabezar un proceso conducido exclusivamente por él, terminaron por irritar a la dirigencia. En la sede del fútbol chileno ya no quieren saber más de Gareca. El problema es que no tienen el dinero para deshacerse del Tigre.
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