“No podemos conformarnos con ser la opción menos mala”: Marcos Barraza
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“No podemos conformarnos con ser la opción menos mala”: Marcos Barraza
El dirigente del Partido Comunista y exministro, expuso que la izquierda debe ser “la mejor y principal opción, la que realmente represente los intereses y aspiraciones de la mayoría”. Enfatizó que “la izquierda no debe conformarse” y en cambio “debe ser una fuerza de cambio real, comprometida con la justicia social y la igualdad”. En ese camino reiteró que para el PC “la movilización social es una herramienta legítima y necesaria para presionar por reformas que beneficien a la mayoría” y recalcó que “la ausencia de movilización y participación social sólo debilita la democracia”. Sobre la búsqueda de consensos, por ejemplo para sacar adelante reformas, el también exconvencional constituyente dijo que “la ciudadanía demanda acuerdos, pero buenos acuerdos, que lleven beneficios a los hogares de quienes más los necesitan”. Específicamente señaló que “el ímpetu transformador del actual gobierno se sostiene en gran parte en los ministerios del Trabajo y Educación, ambos liderados por comunistas”. Reiteró el rechazo a la propuesta de reforma política realizada por un grupo de senadores y expresó que “una reforma política integral debería incluir medidas que impacten en todos los componentes del sistema, no exclusivamente aquellos que sancionan o determinan el umbral de ingreso y la legalidad de un partido”.
Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 12/2024. El Partido Comunista rechaza la propuesta de senadores sobre reforma política. Pero ¿cómo abordar temas como la fragmentación tan alta del Congreso, la baja votación de partidos o candidatos, los díscolos o que se van del partido por el cual fueron electos, el voto obligatorio?
El Partido Comunista considera que la propuesta de reforma política presentada por los senadores no aborda los problemas estructurales del sistema político chileno. Para enfrentar la fragmentación del Congreso, la proliferación del independentismo legislativo, se debe fortalecer la capacidad de los partidos para sancionar esas conductas, que en definitiva lesionan el principio de la representación, es decir, se lesiona al electorado. Las propuestas de modificación, al parecer, son respuestas que buscan un problema, no precisamente lo abordan. Es una equivocación atribuir a los partidos pequeños y a sus bancadas la falta de acuerdos políticos y las legislaciones insuficientes, insatisfactorias e inorgánicas con la institucionalidad. Así lo demuestra la ley corta de Isapres y el rol de los grandes conglomerados de derecha en legislar a favor del negocio en la salud. Con total impunidad y en detrimento de la ciudadanía y sus derechos en salud.
En definitiva, ¿qué contenidos debería contener una reforma política?
Una reforma política integral debería incluir medidas que impacten en todos los componentes del sistema, no exclusivamente aquellos que sancionan o determinan el umbral de ingreso y la legalidad de un partido. Por ejemplo la disciplina partidaria, establecer mecanismos para que los parlamentarios que abandonen sus partidos pierdan sus escaños. El financiamiento transparente, mejorar la transparencia y el control del financiamiento de campañas políticas. La participación ciudadana, fomentar la participación ciudadana en los procesos de toma de decisiones, incluyendo mecanismos de democracia directa, como plebiscitos e iniciativas popular de ley. Y lo más relevante de la expectativa de un adecuado y suficiente sistema político, obtener resultados satisfactorios y en plazos acotados en la legislación para las grandes mayorías
Otra vez apareció esto de dónde coloca los pies el PC, si en lo institucional o la calle. Y llama la atención la inquietud que provoca que se llame a la movilización social. ¿Se sienten interpelados o incómodos con eso?
El PC siempre ha tenido un pie en lo institucional y otro en la calle. Creemos que es fundamental combinar la acción parlamentaria con la movilización social para lograr cambios profundos y estructurales. Las grandes transformaciones en Chile han sido históricamente fruto precisamente de la movilización social. No nos parece sea una dicotomía, por el contrario, entendemos que la movilización social es una herramienta legítima y necesaria para presionar por reformas que beneficien a la mayoría de la población. Esta ha sido la conducta y convicción histórica del Partido Comunista de Chile. La caricatura fácil es negar a pueblo de Chile su derecho a la movilización y a manifestarse en contra de aquello que lo perjudica. La ausencia de movilización y participación social sólo debilita la democracia, y ahoga y sofoca con falta de propuestas el debate público.
Al PC lo siguen poniendo en un extremo de las fuerzas políticas.
El PC se define como un partido de izquierda, comprometido con la justicia social y la igualdad, que participa activamente de la institucionalidad para transformarla, no para asimilarse. En este sentido, las etiquetas de “extremo” son simplificaciones, elucubraciones livianas, que no reflejan la complejidad de nuestras propuestas y acciones. Trabajamos en alianzas amplias y buscamos soluciones políticas a los problemas del país, sin perder de vista criterios de realidad.
Se dice que la moderación gana terreno electoral. ¿Compartes esa aseveración?
En términos de resultados, el Partido Comunista obtuvo mayor votación que otros partidos, sin embargo, consiguió elegir menos representantes. Es un costo que se asume por bregar por la amplitud, condición que en nada disminuye las demandas de cambio profundo que el electorado sigue manifestando incluso antes de octubre de 2019. En este sentido, la ciudadanía sigue buscando soluciones a problemas estructurales, y es responsabilidad de la izquierda seguir ofreciendo propuestas y caminos transformadores y viables. Lo que realmente se desprende de las últimas elecciones es la insatisfacción ciudadana con las respuestas que ofrece el sistema político, respuestas elusivas de los problemas que aquejan a la población. En este sentido, vuelvo al tema de las Isapres, la ciudadanía demanda acuerdos, pero buenos acuerdos, que lleven beneficios a los hogares de quienes más los necesitan.
Estamos en medio de discusiones de reformas cruciales, como pensiones y aborto, hay episodios convulsos para el Gobierno, se habla mucho de las candidaturas presidenciales y 2025 será un año de definiciones ¿De qué manera o con qué relato o temas la izquierda puede dar certezas?
La izquierda puede dar certezas a través de un compromiso claro con la justicia social, la igualdad y los derechos humanos, haciéndose cargo del dinamismo de las demandas sociales. La izquierda está llamada a convertir los principios en respuestas y políticas públicas efectivas. Ahora bien, no es baladí señalar que el ímpetu transformador del actual gobierno se sostiene en gran parte en los ministerios del Trabajo y Educación, ambos liderados por comunistas, es por ello que en materia de pensiones, proponemos un sistema solidario y universal que garantice una vejez digna para todos; junto con ello defendemos el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos. Además, es fundamental mantener un diálogo abierto, transparente e incidente con la ciudadanía, escuchando sus demandas y construyendo políticas públicas que respondan a sus necesidades.
En ese marco se está debatiendo que la izquierda no debe quedarse en el “malmenorismo”.
La izquierda no debe conformarse. Aspiramos a cambios profundos y estructurales que transformen la sociedad. Esto implica ser audaces y consistentes en propuestas sostenibles para grandes sectores de la población. Toda propuesta transformadora requiere correlaciones a favor amplias para sostenerlas. No debe existir temor, inhibición política o pudor a confrontar proyectos. La izquierda debe ser una fuerza de cambio real, comprometida con la justicia social y la igualdad. No podemos conformarnos con ser la opción menos mala; debemos ser la mejor y principal opción, la que realmente represente los intereses y aspiraciones de la mayoría. Eso es ser partido con conducta y convicción de mayorías.
Estuvo Cristian Cuevas, presidente del Partido Popular, con Lautaro Carmona, presidente del PC. ¿Ustedes están buscando alianzas con colectivos de izquierda más allá de Socialismo Democrático y el Frente Amplio?
La principal amenaza que experimenta Chile es el crecimiento de la derecha, específicamente, la extrema derecha. Por ello, enfrentarla y derrotarla es una precondición para continuar y profundizar los cambios que Chile requiere. Si en el país se instala un gobierno de extrema derecha se instalará un severo riesgo de un retroceso histórico en materias de derechos civiles y políticos como también en derechos sociales. Enfrentar el radicalismo de derecha supone alianzas, alianzas amplias en el plano político y social. En este sentido, tenemos vocación de mayoría, mayoría que se tiene que refrendar en nuestra política de alianzas. La unidad y colaboración fortalece nuestra convicción y propuestas, así también amplía nuestra base de apoyo. En definitiva, tal como lo señaló el compañero Guillermo Teillier en el aniversario 110 del Partido, y abro comillas, que “aun cuando no siempre existan condiciones óptimas para la unidad, contar con un amplio y diverso arco de aliados es la mejor construcción que pueda representar de manera efectiva los intereses de las clases populares y trabajadoras”.
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