Occidente recomienda no viajar bajo ninguna circunstancia, pero el turismo ha dado con un insólito destino: Afganistán

Occidente recomienda no viajar bajo ninguna circunstancia, pero el turismo ha dado con un insólito destino: Afganistán

Año 2021, tras 240.000 muertos y un billón de dólares mediante, Afganistán volvía a estar en manos de los talibanes, veinte años después, el país volvía al punto de partida con la marcha de la fuerza de Estados Unidos. Desde entonces y por las dudas, no hay país de occidente que no tenga el mismo letrero cuando alguien busca información sobre viajar al territorio: “Se recomienda no viajar bajo ninguna circunstancia, se recuerda que existe un elevado riesgo de secuestro o atentado en todo el país”. Así todo, el turismo se está acercando.

La aventura. Lo contaba hace unos días el New York Times. A pesar de las advertencias de los diferentes gobiernos sobre los peligros de viajar a Afganistán, se está dando una inédita circunstancia: hay un número creciente de turistas internacionales que se aventura a visitar el país bajo el régimen talibán.

¿Las razones? Una mezcla atraídos por sus paisajes espectaculares, riqueza histórica y arqueológica, y una sensación de relativa calma tras décadas de guerra, un escenario donde estos viajeros parecen estar redescubriendo un destino que parecía fuera de alcance. Aunque persisten riesgos significativos, el interés por descubrir una de las naciones más intrigantes y complejas del mundo sigue en aumento.

Números. Como decíamos, el régimen talibán, que asumió el control del país tras la retirada de las tropas estadounidenses, ha adoptado un enfoque inesperado: promocionar Afganistán como un destino turístico seguro y fascinante. Según las cifras oficiales, desde 2021, más de 14.500 turistas han visitado el país, llevando consigo un flujo de divisas esencial para una economía profundamente afectada por el aislamiento y la pobreza.

De esta forma, y a través de campañas en redes sociales y agencias de turismo locales, los talibanes están intentado cambiar la percepción internacional del país, destacando su herencia cultural, sus maravillas naturales y la hospitalidad de su gente.

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Atracciones y peso histórico. Qué duda cabe, Afganistán ofrece algo muy parecido a lo que contamos hace poco sobre Irak, una mezcla única de experiencias que van desde sus imponentes cadenas montañosas hasta sitios arqueológicos que datan de la época de la Ruta de la Seda.

Por ejemplo, uno de los puntos más visitados es Bamiyan, hogar de las ruinas de los Budas gigantes que fueron destruidos en 2001 por el régimen talibán. Aunque su destrucción sigue siendo un tema delicado, el sitio mantiene un profundo significado espiritual y cultural, especialmente para visitantes como Jin, un turista chino que expresaba al NYT su dolor y admiración al contemplar los restos de estas majestuosas estatuas.

Hay más, por supuesto. Otros lugares de interés incluyen el Museo Nacional de Afganistán, conocido por su colección de artefactos históricos, y los Jardines de Babur, un oasis verde que combina naturaleza e historia. Band-e-Amir, el primer parque nacional del país, fascina a los visitantes con sus lagos de aguas cristalinas y paisajes montañosos que parecen sacados de un cuento de hadas.

La seguridad. No podemos obviar una de las principales barreras a la hora de siquiera pensar en viajar al enclave. Aunque la violencia ha disminuido significativamente en comparación con los años de guerra, Afganistán sigue siendo un lugar con riesgos inherentes. Los ataques terroristas, aunque menos frecuentes, persisten, como se evidenció en un atentado reciente del Estado Islámico que cobró la vida de un alto funcionario talibán.

Sin embargo, los suicidios masivos y explosiones que definieron el conflicto previo han disminuido casi por completo. El gobierno talibán, de hecho, asegura a los turistas que el país es seguro y que la mayoría de las percepciones negativas se deben a la desinformación mediática. A este respecto, visitantes como Yi-Pin Lin, profesor de la Universidad de Tufts, han quedado sorprendidos por la sensación de seguridad. Lin, quien ha visitado más de 120 países, describía al medio su experiencia en Afganistán como exótica y enriquecedora, destacando que nunca se sintió en peligro durante su estancia.

Restricciones y libertades. El régimen talibán impone severas restricciones a las mujeres afganas, quienes han sido prácticamente borradas de la vida pública. Sin embargo, la paradoja se da con las turistas, quienes se enfrentan a un entorno diferente. Aunque se les pide respetar las costumbres locales vistiendo ropa modesta y cubriendo el pelo con un pañuelo, no están obligadas a usar burkas ni a cubrir sus rostros.

Hay relatos como el de Marino Sakata, una joven turista japonesa que comentó que, aunque ha sentido curiosidad y miradas persistentes por parte de los locales, se encontró una actitud general de amabilidad hacia ella como extranjera. En la otra acera, para los hombres las recomendaciones se limitan a usar ropa tradicional como el shalwar kameez, lo que les permite integrarse mejor y evitar posibles malentendidos culturales. A este respecto, el turista Greg Ernest, un británico de 67 años, destacaba la hospitalidad de los afganos, quienes parecen haber dejado atrás resentimientos hacia visitantes de países que jugaron roles importantes en el conflicto armado.

Promoción e impacto cultural. Es la última de las patas que se está reforzando. Los talibanes han hecho un esfuerzo consciente por atraer a blogueros e influencers de contenido para promover el país en plataformas internacionales. Estos viajeros suelen compartir imágenes y relatos positivos que buscan contrarrestar la percepción global del país como un lugar peligroso e inhóspito.

Con todo, el enfoque no deja de ser un contraste con la vigilancia que las autoridades talibanes ejercen sobre periodistas y empresarios extranjeros, lo que refleja las tensiones inherentes entre su deseo de apertura turística y su desconfianza hacia los forasteros. Como en el caso de Irak, la imagen asociada a la guerra y la violencia se está tratando de enterrar para conseguir lo que hace unos pocos años parecía una distopía: “Afganistán, destino de vacaciones”.

Imagen | R9 Studios, Adam Cohn

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La noticia Occidente recomienda no viajar bajo ninguna circunstancia, pero el turismo ha dado con un insólito destino: Afganistán fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .

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Xataka.com

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