Olvídese de MAGA, los inversionistas quieren MEGA: Hacer a Europa grande de nuevo
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Olvídese de MAGA, los inversionistas quieren MEGA: Hacer a Europa grande de nuevo
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La victoria electoral de Donald Trump se veía como el canto del cisne para unos activos europeos en apuros desde hace tiempo. Los inversionistas apuestan ahora por lo contrario.
La renta variable europea ha registrado un rendimiento inferior al de sus homólogas estadounidenses casi ininterrumpidamente desde 2008. En los últimos años, el auge de la inteligencia artificial ha beneficiado a los gigantes tecnológicos estadounidenses y chinos, la guerra en Ucrania ha aumentado masivamente los costos energéticos de Europa y el giro hacia los autos eléctricos ha dejado a la potente industria automovilística alemana por detrás de Tesla y BYD de China.
Para colmo, el nuevo gobierno estadounidense amenazó con imponer aranceles a los productos europeos y apartar a los líderes de la Unión Europea de las negociaciones de paz con Rusia. En un discurso en Múnich, el vicepresidente estadounidense JD Vance arremetió contra el bloque e instó a sus países miembros a confiar en su propio gasto militar.
Pero, lejos de desplomarse, el Euro Stoxx 50 sube un 11,9% desde las elecciones estadounidenses, frente al 3% del S&P 500. Los fondos de renta variable centrados en Europa registraron en la tercera semana de febrero su mayor afluencia desde principios de 2022, según la firma de análisis EPFR.
Parte de la explicación es que Europa es el lugar obvio para diversificarse en acciones de “valor” de ganga ahora que las altísimas valoraciones de los gigantes tecnológicos de los “Siete Magníficos” han comenzado a parecer espumosas. Sobre la base de la rentabilidad de los beneficios prevista para los próximos 12 meses, la renta variable europea ofrece una prima del 6,2% sobre la deuda pública protegida contra la inflación. Es más del doble que la renta variable estadounidense.
Además, los últimos índices de gestores de compras, aunque mediocres, sugieren que la recesión del sector manufacturero alemán podría terminar pronto, al menos en ausencia de un nuevo impacto de los aranceles. Los analistas de Wall Street esperan que los fabricantes de automóviles Volkswagen, BMW, y el propietario de Chrysler, Stellantis, empiecen a registrar un crecimiento positivo de los beneficios por acción -la métrica históricamente mejor correlacionada con el precio de sus acciones- en la segunda mitad del año.
Sin embargo, lo especial de este repunte europeo es que no parece reflejar simplemente un rebote desde el fondo, sino una transformación más duradera. Es lo que Jordan Rochester, estratega de Mizuho, ha bautizado como la operación MEGA (Make Europe Great Again), en contraposición al MAGA (Make America Great Again) de Trump.
El año pasado, el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, presentó un informe en el que instaba a los responsables políticos a reducir la enorme burocracia que atasca el mercado interior del bloque. Cada vez son más las voces que se unen a él. La semana pasada, por ejemplo, los bancos centrales de Alemania, Francia, Italia y España escribieron una carta pidiendo al brazo ejecutivo de la Unión Europea (UE) que suavizara las nuevas normas de capital bancario que entraron en vigor en enero.
Un aspecto crucial de la reforma que estudia la UE es permitir a sus bancos aparcar más activos fuera de sus balances: Los recientes obstáculos a las fusiones transfronterizas, como el intento de compra de Commerzbank que apunta hacia arriba, por parte de UniCredit, están en manos de las autoridades.
Las entidades de crédito de la zona euro, como UniCredit y Banco de Sabadell, se han revalorizado y cotizan por encima de su valor contable tangible, cuando hace un año estaban muy por debajo. A pesar del reciente repunte, los grandes bancos de inversión como Deutsche Bank y BNP Paribas mantienen mayores descuentos y podrían tener más recorrido, especialmente si se producen reformas bancarias significativas.
Draghi también ha abogado por impulsar sectores clave como los vehículos eléctricos y los chips. Hace unos días, Bruselas aprobó 920 millones de euros, equivalentes a unos US$ 960 millones, de aporte estatal alemán para ayudar al mayor fabricante de chips del país, Infineon IFX, a construir una nueva planta de semiconductores.
Aunque estas inversiones deben ser de una magnitud mucho mayor, las normas fiscales de la UE suponen un gran impedimento.
Según estimaciones de Capital Economics, sólo el costo de que los países de la OTAN de la eurozona aumentaran su gasto en defensa hasta el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) supondría alrededor del 1% de la producción del bloque. Para que esto sea factible, es posible que los responsables políticos europeos tengan que crear cláusulas de escape en las normas que obligan a cada país, o bien permitir un endeudamiento adicional a nivel de la UE.
Sin embargo, como demuestran precedentes como el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial y la era de Ronald Reagan, no es raro que los cambios económicos comiencen con compras militares masivas, y la necesidad de compensar una retirada de Estados Unidos podría sentar un precedente útil para el gasto europeo en otros ámbitos.
De hecho, el impulso de la defensa ya está obligando a los funcionarios a diseñar una estrategia industrial, porque los contratistas militares europeos sólo suministraron el 22% de las necesidades de defensa del bloque entre mediados de 2022 y mediados de 2023, frente al objetivo del 50% para 2030. El fondo especial alemán de 100.000 millones de euros lanzado tras la invasión rusa de Ucrania, por ejemplo, sirvió sobre todo para comprar los cazas F-35 de Lockheed Martin.
A corto plazo, el gasto adicional se centrará en necesidades inmediatas como municiones y misiles. Pero la UE también tendrá que alinear poco a poco los planes de desarrollo y adquisición de aviones, barcos y tanques de los distintos gobiernos, y fomentar la consolidación y colaboración entre empresas. Esto es auspicioso para las acciones de compañías como Leonardo LDO; Thales HO, Safran SAF; y Rheinmetall RHM.
La cuestión crucial para los mercados es si Alemania -la nación que hasta ahora ha obstaculizado el gasto fiscal interno y en todo el continente, así como la autonomía estratégica de la UE- también cambiará de rumbo. El lunes, al día siguiente de ganar las elecciones generales, el líder de centroderecha y atlantista de toda la vida, Friedrich Merz, abogó públicamente por la independencia de seguridad respecto a Estados Unidos.
La crisis del euro y las secuelas de la pandemia ya demostraron que Europa es capaz de reaccionar cuando debe retirarse del borde del abismo. Lo que los inversionistas deben tener en cuenta es que después siempre parece seguir tambaleándose al borde del mismo.
-Traducido del inglés por Pulso.
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