Paulina García: “El 1 por ciento en cultura es una promesa y esperamos verla hecha realidad en este gobierno”
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Paulina García: “El 1 por ciento en cultura es una promesa y esperamos verla hecha realidad en este gobierno”
Lleva más de un mes en las grabaciones de la serie sobre el caso del malogrado joven Jorge Matute Johns y Paulina García sabe que el tiempo corre en contra en los descansos. En uno de esos momentos e invadida por la señal inestable de su celular en Concepción, la actriz de Gloria (2013) tiene un tiempo para reflexionar sobre algo muy diferente.
Se trata de una película realizada hace ya tiempo, poco después de la pandemia, con presupuesto reducido y de la que se hizo productora ejecutiva para ayudar. Es Aullido de invierno (2023), trabajo de Matías Rojas Valencia que se estrena el jueves 14 de noviembre en salas de cine.
Su rol es de una mujer que carga con la culpa de haber hecho la vista gorda y de dar nombres que fueron a morir a Colonia Dignidad durante el régimen de Pinochet. En la historia ineractúa con las actrices Amalia Kassai, Patricia Cuyul y Clara Larraín, pero también se las bate con la naturaleza salvaje de la zona sur del país. Para no olvidar sus pecados repite a cada momento el nombre completo y el carnet de identidad de un detenido desaparecido.
Ganadora ex-aequo del premio a Mejor Película Chilena en el último Festival Sanfic junto al documental La fabulosa máquina de cosechar oro de Alfredo Pourailly, Aullido de invierno comparte junto a esta última dos características decisivas: se ambienta en gran parte en la Patagonia y buena parte de la historia es documental.
Sí, así como se escucha. El relato de Paulina García es en realidad el intermedio de media hora de una introducción y un final que registra las vidas errantes de Ingrid Szurgelies y Franz Bäar, dos ex colonos del enclave de Paul Schäfer que lograron escapar a Aysén. No cargan con culpas como el personaje de García, sino que llevan las heridas de una vida atormentada y, en el caso de Franz, torturada en cuerpo y alma.
“Me pareció notable que dentro de un documental existiese la posibilidad de una ficción”, comenta la actriz. “Y por supuesto, también que en este formato tan original nos refiriéramos a hechos que aún no terminamos de contar y que culminaron en los detenidos desaparecidos. Acá hablamos de la injerencia de Colonia Dignidad en las acciones de la dictadura, pero además de las secuelas que eso dejó en los colonos. Toda esta mezcla me pareció muy seductora. Como la película tenía un presupuesto muy ajustado, decidí asociarme como productora ejecutiva y participar en todo lo que fuera necesario”, se explaya la actriz de Narcos.
¿Qué tan complejo fue hacer el rol de alguien arrepentida de sus actos en el régimen de Pinochet?
Ella entregó a alguien en la dictadura y dio pistas para que encontraran perseguidos. No defendió a nadie. En ese sentido, esta película muestra cómo el régimen acomodó a muchos. Fueron más que simplemente cómplices pasivos. La película muestra todo, lo luminoso y lo ominoso, lo bueno y lo malo, cómo somos y cómo fuimos.
Pero su personaje tiene culpa también.
Sí, claro. Y además tiene miedo de ir perdiendo la memoria. Por eso en cada momento de la película repite el nombre completo de una persona desaparecida y el número de su carnet de identidad. Así es como se plantea la posibilidad de la reparación, de arrepentirse y de no olvidar. Todo esto es tremendo, pero me parece que la película está tan bellamente filmada, que justamente hace posible digerir los momentos más duros.
¿Cómo fue la recepción en el último Festival Sanfic y en el Festival de Cine de Tallinn 2023 en Estonia?
Estoy sorprendida. Pensé que el público iba a reaccionar un poco cansado, con comentarios del tipo “hasta cuándo seguimos hablando de esto”. Sin embargo, no he escuchado nada al respecto. Lo curioso es que la película empieza y termina con la pregunta “¿Cuántas veces se tiene que contar una historia para que nunca sea olvidada?” que pronuncia Ingrid Szurgelies. Yo creo que se tiene que contar todas las veces que sea necesario para que sane. Hasta que la herida finalmente se limpie.
A propósito de eso, ¿Cómo se explica que un público joven y no necesariamente politizado sienta cierta indiferencia hacia las películas ambientadas durante el régimen de Pinochet?
Entiendo el cansancio y el peso de esa información. Es duro tener que lidiar con esa cantidad de hechos infames. A veces no se sabe que hacer. Pero creo que es más difícil aún para las nuevas generaciones cuando no hay una política de Estado para reparar los daños provocados. Eso hace que haya reacciones no sólo de simple negación, sino que del tipo “¡Ya basta con este tema!”. El problema es que los familiares siguen vivos aún. Y también los victimarios. Es parte de nuestra historia, y no habría por qué ocultarlo. Entiendo el cansancio, pero es lo que somos y fuimos. Si en el mundo se siguen haciendo películas sobre hechos abominables de la Segunda o la Primera Guerra Mundial significa que la historia de violencia de la humanidad siempre será materia de ficción en el arte. Pienso en películas como Zona de interés (2023) o 1917 (2021). O en las mismas tragedias griegas.
Actualmente usted interpreta a María Teresa Johns, la madre de Jorge Matute Johns, en la serie que se filma sobre la desaparición y muerte del joven en el 2004, ¿Cómo ha sido la experiencia?
No es mucho lo que puedo hablar, pero la oportunidad de trabajar con los directores Fernando Guzzoni y Pepa San Martín (ambos de la serie Baby bandito junto a Julio Jorquera) es siempre un placer especial. Es un trabajo súper cuidado y digno, importante para mantener la memoria viva sobre un caso emblemático en Concepción. También estoy muy contenta con los guiones que se han escrito para la serie.
¿Cuál es su opinión sobre la postura de la familia y de María Teresa Johns, que se oponen a la realización de esta producción pues alegan que se está lucrando con un familiar?
Me parece pertinente y necesario lo que ella dice. Es su opinión, pero hay que entender que esta serie es una ficción (a partir de un hecho real) y yo estoy trabajando desde ese lugar. Estoy participando con la mayor responsabilidad y seriedad posible.
¿Cómo recibe el auge de las exitosas series chilenas basadas en casos reales, entre ellas 42 días en la oscuridad, sobre el caso de Viviana Haeger; Vencer o morir, acerca de la comandante Tamara del FPMR; o Baby bandito, que indaga en el llamado “Robo del Siglo” en el Aeropuerto Pudahuel?
Es justo y necesario. Creo que es bueno que existan todas las posibilidades expresivas para hablar sobre nosotros al mundo. Porque son historias de Chile que salen a la luz a todas partes. Si las cosas están bien hechas, bienvenidas sean.
¿Qué le parece el 1% de asignación a Cultura comprometido recientemente por el gobierno de Gabriel Boric?
El 1% es un sueño preciado por el mundo de la cultura. Quienes trabajamos en las artes aplicadas somos conscientes de los problemas sociales y económicos que hay en este país. Hay muchas áreas que atender. El de la cultura es una de ellas y también una deuda. El 1% es una promesa. Esperamos verla hecha realidad en este gobierno.
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