Pensábamos que los empleados dimitían por venganza, pero los datos dicen otra cosa: se van por las condiciones precarias
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Pensábamos que los empleados dimitían por venganza, pero los datos dicen otra cosa: se van por las condiciones precarias
2022 fue el año de la "Gran renuncia" en el que millones de empleados dimitieron de sus empleos como respuesta a una política laboral tóxica o para mejorar sus condiciones laborales. En 2024, el escenario del mercado laboral en todo el mundo ha cambiado a golpe de despidos masivos y reducción en el número de ofertas de trabajo.
No obstante, España se empeña en llevar la contraria al resto del mundo registrando cifras de récord en el número de dimisiones. La novedad es que estas dimisiones ya no son por venganza hacia sus empresas como en 2022, sino que se renuncia por la precariedad de las condiciones y el uso de la mano de obra intensiva.
Récord de dimisiones. Las dimisiones en España no han dejado de registrar cifras de récord año tras año. Los datos de la Tesorería General de la Seguridad Social de septiembre de 2024 muestran que se han producido un total de 2.162.361 renuncias en esos nueve meses. Si lo comparamos con datos de 2021, esta cifra supone un incremento del 36,89% con respecto al mismo periodo en el número de dimisiones, y un incremento del 2,72% con respecto a los primeros nueve meses de 2023.
Es decir, los signos del enfriamiento del mercado laboral en España no han conseguido frenar el número de renuncias, que sigue sumando récords mes a mes.
Antes dimitían solo los temporales. Echando un poco la vista atrás en el histórico de datos, las dimisiones eran más habituales entre los empleados con contratos temporales. Hasta 2022, los empleados temporales suponían el 29% de los asalariados, y acumulaban el 60% de las renuncias, frente al 62,9% de empleados asalariados en los que solo dimitía el 36,7%.
Esta mayoría de dimisiones en los contratos temporales daba a entender que las renuncias se asociaban a las condiciones laborales precarias vinculadas a este tipo de contratos. Como señalan desde el diario El Economista, no resultaba complicado imaginarse a un camarero o al dependiente de una tienda con contrato temporal, que se enfrenta a tres posibles escenarios para renunciar a su puesto:
- Encuentra un puesto de trabajo con mejores condiciones salariales o de horario.
- Las condiciones son tan malas que abandona su puesto incluso sin tener otro empleo de reemplazo a la vista.
- Pacta condiciones de renuncia con el empresario a cambio de la promesa de volver a contratarlo para la nueva temporada o en unos meses (tras las vacaciones, por ejemplo)
Ahora el perfil es distinto. Las reformas laborales implementadas en 2021 que buscaban reducir la temporalidad han cumplido su cometido. Ahora el tipo de contrato más habitual es el indefinido en un 72,8% de los casos, mientras que los temporales apenas representan el 12,8%. Sin embargo, ahora los que más renuncian son los indefinidos, por lo que se desvincula del tipo de contrato y comienza a asociarse a otros motivos.
En concreto, durante los primeros nueve de 2024 dimitieron 1.678.682 empleados que tenían contratos indefinidos, frente a los 483.679 empleados que dimitieron teniendo contrato temporal.
Renuncias estacionarias. Ante el cambio de paradigma en las renuncias de los empleados indefinidos se ha asociado a la disputa por el talento que se vive en sectores como el tecnológico, donde los empleados renuncian a su empleo para responder a una mejor oferta salarial. El resultado es un sector con alta rotación.
Sin embargo, la evolución de las renuncias entre los empleados indefinidos responde a un patrón estacional tal y como sucedía con los contratos temporales, registrando picos en los meses previos a verano.
Se ha cambiado el contrato, no las condiciones. Esa tendencia en las renuncias deja entrever que, en sectores con un uso intensivo de la mano de obra (turismo, hostelería, construcción, agricultura, etc), la precariedad en las condiciones laborales continúa siendo el principal motor de las renuncias, aunque se haya cambiado el tipo de contrato laboral.
En este escenario cobra importancia el incremento en las extinciones de contrato por no haber superado el periodo de prueba. En 2022, este motivo de extinción se incrementó un 76%. Esto denota que las empresas tienen dificultades para consolidar los puestos. Con el SMI al alza, todas las miradas se ponen en las condiciones laborales.
Falta personal, sobra rotación. Si los sectores con uso intensivo de mano de obra no ofrecen buenas condiciones laborales, los empleados buscarán otras alternativas que sí las ofrezcan. De ahí la escasez de mano de obra en sectores como la construcción o la hostelería.
Esa práctica estaría generando una alta movilidad en el mercado laboral. Se mantiene una masa flotante constante de desempleados en situación de búsqueda de empleo, que se mueve en torno al 11,5% según datos del INE, y van saltando de empleo en empleo cada cierto tiempo en busca de mejores condiciones. Esa rotación hace que el número de nuevas afiliaciones sea positivo cada mes, con personas que renuncian su trabajo y otras que lo ocupan.
Imagen | Unsplash (Asael Peña)
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Rubén Andrés
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