Plan de tregua en Gaza es el mismo de hace ocho meses: ¿Por qué los enviados israelíes lo aceptan ahora?

Plan de tregua en Gaza es el mismo de hace ocho meses: ¿Por qué los enviados israelíes lo aceptan ahora?

Un acuerdo, ocho meses de diferencia. Tres etapas de alto el fuego, cada una de seis semanas, retiro de tropas, 33 rehenes liberados gradualmente a cambio de cientos de palestinos encarcelados en Israel, negociaciones para continuar hacia una segunda fase, hasta, posiblemente, llegar a una tercera etapa de reconstrucción de Gaza. Es el pacto que se espera empiece el próximo domingo 19 de enero. ¿Oferta nueva? No, no lo es.

El 31 de mayo de 2024, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hacía pública esa propuesta, como señalamos en ese momento en France 24. El mandatario hacía el anuncio con optimismo, mientras Hamas indicaba que veía “positivamente” la oferta para detener las hostilidades en el enclave palestino.

“Hay una serie de detalles que negociar para pasar de la fase uno a la fase dos (...) Pero la propuesta dice que si las negociaciones duran más de las seis semanas desde la fase uno, el alto el fuego continuará mientras continúen las negociaciones”, ya explicaba Biden entonces.

Días antes, el 6 de mayo, Hamas había aceptado una oferta muy similar, por no decir idéntica, entregada por los mediadores de Qatar y Egipto.

Y aunque Biden señaló que estaba presentando una oferta diseñada por Israel, días después el primer ministro de su país aliado, Benjamin Netanyahu, aseguró que el mandatario estadounidense había “omitido detalles” de su plan.

Mientras Israel y Hamas se acusaban mutuamente de dar marcha atrás en la oferta puesta sobre la mesa, la guerra ha continuado con miles de vidas más perdidas, la mayoría gazatíes -un total de más de 46.700 asesinados en los ataques israelíes, según las cifras oficiales hasta este 16 de enero-, pero también varios rehenes y soldados israelíes murieron después de que el acuerdo fue presentado en mayo: más de 120 militares, señalan recuentos de la prensa local.

Si bien este 16 de enero, Israel acusa a Hamas de una “crisis de último minuto” que pondría en riesgo el acuerdo- algo que ya ha ocurrido antes en medio de las negociaciones- el pacto ya fue alcanzado por Hamas e Israel, mediante conversaciones indirectas, en Qatar.

¿Qué sentido tuvo retrasar por ocho meses un acuerdo que apunta a terminar siendo el mismo?

El “timing” político

No es casualidad que la pausa de las hostilidades desesperadamente necesitada por miles de personas en el sitiado enclave esté prevista para iniciar justo un día antes del retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. Un conservador ampliamente afín a Netanyahu, como demostró en su primer mandato.

Si bien durante las últimas semanas la Administración Biden ha pisado el acelerador para presionar al gobierno israelí a aceptar la tregua por la que medió, no será la que se lleve el crédito de su probable ejecución.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente Donald Trump se preparan para salir de la ceremonia de firma de los Acuerdos de Abraham en el jardín sur de la Casa Blanca, el 15 de septiembre de 2020, en Washington. Foto: Archivo

Una especie de trofeo entregado en las manos al líder republicano para el inicio de su mandato. O, en otras palabras, un acuerdo, dos presidentes. Fue reivindicado por Biden y será ejecutado bajo el mandato de Trump.

Parte de la prensa israelí ha sido enfática al acusar a Netanyahu de frenar un plan que pudo salvar muchas vidas, incluidas las de sus militares y rehenes, además de disminuir el tiempo de martirio de quienes siguen secuestrados, si no hubiera dilatado el sello del acuerdo por motivos políticos, denuncian.

“Si la 20ª Enmienda de la Constitución de Estados Unidos hubiera determinado que las inauguraciones presidenciales se realizarían el 10 de enero y no el 20 de enero, los cinco soldados israelíes que murieron en Gaza el lunes (13 de enero) probablemente estarían vivos, sus familias no habrían sido destruidas, un acuerdo de rehenes podría haber comenzado ya y se habrían salvado decenas de vidas en Gaza. Es así de simple, así de espantoso, así de trágico y así de cruel”, subrayó el diplomático Alon Pinkas en un artículo escrito para el diario Haaretz.

Durante este tiempo, Netanyahu ha recalcado que ningún acuerdo de tregua sería total, sino temporal, en aras de cumplir su objetivo declarado de “eliminar” a Hamas. Poco importaron las declaraciones desde su propio Ejército. Y es que el 19 de junio, el principal portavoz de la institución castrense, Daniel Hagari, destacó que no era posible una destrucción total del grupo islamista, debido a que se trata de una ideología, que va más allá de lo que representa un movimiento armado.

“Este discurso de destruir a Hamas, de hacer que Hamas desaparezca, no es más que echar arena a los ojos de la opinión pública. Hamas es una idea, Hamas es un partido. No puedes destruir una idea. Está arraigado a los corazones de la gente. Quien piense que podemos eliminar a Hamas, se equivoca. Si el gobierno no encuentra una alternativa, permanecerá”, aseveró Hagari, al tiempo que llamó la atención sobre un plan posguerra en el territorio palestino.

Un manifestante sostiene un cartel del asesinado jefe de Hamas, Ismail Haniyeh, durante una protesta para mostrar solidaridad con los presos palestinos, frente a las oficinas de las Naciones Unidas en Saná, Yemen, el 3 de agosto de 2024. Foto: Reuters

En más de 15 meses de hostilidades por aire y tierra en Gaza, Israel también hizo alarde de los miembros de Hamas asesinados, incluidos sus máximos dirigentes: el jefe del buró político, Ismail Haniyeh, el jefe del ala militar del grupo, Mohammed Deif, y Yahya Sinwar, nombrado solo dos meses antes de su muerte como el líder del movimiento en reemplazo de Haniyeh.

Pero ninguno de sus logros, como los ha descrito Israel, ha parecido suficiente para Netanyahu y su gabinete, especialmente el ala más radical de la derecha, para detener la guerra. Una aparente ausencia de metas militares claras, al tiempo que el premier ha logrado desviar la atención de las acusaciones por corrupción que enfrentaba antes de que iniciaran las hostilidades en respuesta al sangriento ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023.

Puntos de la discordia en el acuerdo

Entre las principales desavenencias ha estado la lista de rehenes en manos de Hamas y presos en cárceles israelíes que deberán ser intercambiados. Tras la breve tregua de una semana a finales de 2023, se calcula que el movimiento islamista aún tiene en su poder alrededor de 100 personas de las 250 que secuestró, aunque Israel ha declarado que cerca de 30 de ellas ya han muerto.

Hamas exige la liberación de un gran número de presos palestinos, incluidos militantes de alto rango condenados por orquestar ataques que mataron a civiles. Sin embargo, Israel se muestra reacio a liberar a esas personas, especialmente debido a que uno de los autores intelectuales del ataque de 2023, el asesinado líder de Hamas, Yahya Sinwar, fue un exprisionero liberado en un acuerdo de ese tipo.

Las dos partes han intercambiado listas de nombres, pero mientras el Estado de mayoría judía exige más información sobre qué secuestrados siguen vivos para asegurarse de que salgan primero, Hamas señala que necesita al menos una breve tregua para determinar en qué estado se encuentran los rehenes, ya que permanecen retenidos por varios grupos en lugares secretos y dispersos a lo largo del enclave.

Rehenes que fueron secuestrados durante el ataque del 7 de octubre contra Israel son entregados por militantes de Hamas a la Cruz Roja Internacional, en la Franja de Gaza, el 29 de noviembre de 2023. Foto: Reuters

Otro punto de discordia es la duración del alto el fuego. De hecho, dependerá de las negociaciones que surjan desde la primera fase de la tregua saber si continuarán hacia una segunda y tercera etapa y, por ende, un prolongado cese el fuego. El tiempo del silencio de los bombardeos aún no se puede dar por sentado.

Hamas busca una tregua duradera, mientras que Israel quiere una “victoria total”. El acuerdo emergente exige un plan de varias fases. En la primera etapa, Hamas liberaría a los rehenes más vulnerables y las fuerzas israelíes se retirarían de algunas áreas, lo que permitiría que algunos palestinos regresen a sus hogares y aumente la ayuda humanitaria.

En la segunda fase, que se negociaría durante el primero, el resto de los rehenes vivos serían liberados a cambio de un alto el fuego duradero y la retirada de las fuerzas israelíes. Hamas ya ha advertido que no liberaría a los rehenes restantes sin garantías de que la guerra terminará. Del éxito de los dos primeros pasos dependerá el tercero, enfocado en la reconstrucción de Gaza.

Pese al anuncio de tregua, la desconfianza es latente. Hamas teme que Israel reanude su ofensiva -y aumente su intensidad- una vez el grupo deje de tener en sus manos la valiosa moneda de cambio que le representan los rehenes. Y es que Netanyahu no ha enterrado su discurso sobre no terminar la guerra hasta que haya destruido al grupo islamista y se haya asegurado de que no represente una amenaza. Una meta difícil de medir de forma tangible.

La advertencia de deponer las armas

Si bien esta postura no ha representado un obstáculo para la continuidad de las hostilidades, tras más de 15 meses de guerra crece la amenaza: cada vez más surgen las voces de soldados que se expresan en contra y se niegan a continuar en la ofensiva.

Esta semana, en un encuentro en Tel Aviv, decenas de ellos afirmaron que vieron o cometieron acciones que traspasaron los límites éticos y se niegan a seguir apuntando las armas.

Soldados israelíes se trasladan en un vehículo militar en una carretera hacia la Franja de Gaza, en el sur de Israel, el 1 de enero de 2025. Foto: Reuters

“Mis dudas sobre lo que se debía hacer comenzaron apenas unos días después del 7 de octubre. Creo que parecía claro que la guerra y la operación militar no eran la manera de devolver a los rehenes. Me parecía una idea simple y delirante. ¿Cómo nos permitimos bombardear Gaza y matar palestinos en tales cantidades? Esto es terrible en sí mismo. Pero lo que me sorprendió es que, aunque no esperaba que Israel tuviera piedad con los palestinos, no pensé que pusiéramos a los rehenes en peligro de esa manera. Pensé que la guerra terminaría de una manera muy simple y que se firmaría un acuerdo muy rápidamente, pero muy rápidamente me engañé”, afirmó a AP Yuval Green, reservista de 27 años del Ejército israelí.

Gaza sufre un inmenso martirio. Y la guerra también causa desgaste en Israel, como subrayan algunas voces al interior de sus filas que se rehúsan a seguir empuñando las armas si no hay un acuerdo. También, aquellos que se niegan a enlistarse, como los judíos ultraortodoxos que por décadas estuvieron exentos del servicio militar, pero que ahora deben ser arrastrados al campo de batalla, en medio del cambio de reglas en la política de guerra de la Administración Netanyahu.

¿Será esta una tregua duradera o un capítulo más de la historia de un sufrimiento prolongado?

Fuente

LaTercera.com

LaTercera.com

Lo + visto

Comentarios

Escribe un comentario