Por qué poco a poco están desapareciendo las fiestas y las ganas de salir
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Por qué poco a poco están desapareciendo las fiestas y las ganas de salir

Acurrucados entre las mantas de la cama, con un snack favorito en el velador y la televisión encendida. Ese parece ser el panorama favorito de las personas hoy, mientras que hace varios años, probablemente preferían estar en una fiesta con luces despampanantes, música alta y conociendo a gente interesante.
¿Qué pasó con las fiestas? ¿Se volvieron aburridas, o es la sociedad la que está cambiando?
Estas preguntas se las hicieron desde el Washington Post: las personas, al menos en Estados Unidos, creen que “el ambiente está apagado”.
Todo habría comenzado en la pandemia. Después de estar encerrados, pareciera que muchos le agarraron “el gusto” de quedarse en casa. Ahora, más emocionante que salir con amigos, es recibir un mensaje de que los planes se cancelaron a último minuto.

Esta realidad, está traduciéndose en el cierre de lugares icónicos de la vida nocturna en grandes ciudades como Nueva York y Londres.
¿Qué está pasando con las fiestas alrededor del mundo?
Por qué las personas ya no tienen ganas de salir a fiestas
Según explicaron desde CNN, las ventas de bebidas alcohólicas como el champán se están desplomando. Y tiendas de souvenirs para celebraciones —como sombreros temáticos, servilletas, bombillas y cotillón— están cerrando.
Y es que la demanda ya no es la misma.
Para James St. James, un “legendario chico de discoteca” de Nueva York, el problema está en que “estamos divididos, tribalizados. No quiero estar en una habitación con cien hombres gays, como tampoco quiero estar en una habitación con cien dentistas”.
El hombre aseguró que en los 80, las fiestas se caracterizaban por mezclar a todo tipo de personas, como “jóvenes y viejos, ricos y pobres, famosos, aspirantes, traficantes, drag queens y chicas de moda”, algo que ahora ya no sucede.
Por eso, sus días de fiesta quedaron atrás: “Lo único que detesto cuando salgo, cuando veo las discotecas ahora, es el ruido que hay. Ahora soy una especie de ermitaño. Me encanta aislarme”.

Michael Vosters, un DJ radicado en Nueva York piensa lo mismo, pero añadió que, desde la pandemia, no solo se perdieron las ganas de salir, sino también la capacidad económica que demanda una noche de diversión nocturna.
“La gente simplemente no tiene dinero para pagar el servicio de botella, que fue lo que mantuvo a flote a muchos clubes a principios de la década de 2000”.
Además, percibió que los millennials ya no quieren estar “rodeados de veinteañeros”, que son el público predominante en las fiestas actuales.
Discotecas que cierran temprano y bares sin alcohol: la solución para los treintañeros
Desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la noche, un sábado, con artistas invitados y pizza gratis. Este panorama de fiesta resonó entre un grupo numeroso de personas en Nueva York que encontró prudente el horario.
El DJ Vosters había planteado organizar una fiesta así como broma, no obstante, terminó siendo una realidad que los asistentes adoraron: “Al final de la fiesta, todos decían: ‘Tiene que seguir así, fue la mejor noche”, aseguró en conversación con el Washington Post.
El costo de la entrada era 33 dólares (33.000 pesos chilenos aproximadamente) y, entre otras actividades divertidas, pudieron ver bailarines de breakdance y drag queens interpretando a Britney Spears y Christina Aguilera.
Todo esto, con tiempo de sobra para llegar a casa y acurrucarse con sus mascotas a ver una serie o dormir, sin sentir el cansancio de haber trasnochado la noche anterior.

¿Y qué pasa con la resaca o “caña”, como se conoce en Chile?
El protagonismo de este nuevo concepto de fiestas también está en los locales que cada vez más ofrecen bebidas sin alcohol.
Salir de noche y socializar suele estar asociado al alcohol, pero muchas personas han encontrado que su deseo de tomar ha disminuido.
Así le pasó a Sam Bail, una consultora de 39 años que se dio cuenta que cada vez que salía, incluso a cenar o a un evento laboral, terminaba tomando alcohol y, al día siguiente, su cuerpo le pasaba la cuenta con una fulminante resaca.
“Nos faltan terceros espacios que abran hasta tarde y que no giren en torno al alcohol”, le dijo al Washington Post.
Fue así cómo decidió fundar Third Place Bar (bar de tercer espacio) donde organizan fiestas sin alcohol. Ya tienen casi 14.000 seguidores leales en Instagram.

“El 75 % de quienes asisten a mis eventos siguen bebiendo ocasionalmente. Simplemente están muy emocionados de tener por fin una alternativa”.
Entre los eventos, suele organizar noches de trivia, noches para solteros y hasta clases de cocina. Y es que considera importante socializar y aprender a hacer amistades de verdad.
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