Préstamo con aval del Estado a TVN
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Préstamo con aval del Estado a TVN
La situación financiera de TVN ha seguido deteriorándose, tal como lo reveló el estado de resultados a septiembre, acumulándose pérdidas por casi $13.800 millones. Frente a esta situación, el presidente del directorio, Francisco Vidal, ya había comunicado que se gestionó con el gobierno un crédito con aval del Estado por $24 mil millones, lo que fue concedido, autorizándose por ahora $12 mil millones, dejando como posible reserva el resto en caso de que la situación lo amerite. Vidal ha recalcado que la principal razón de las pérdidas se atribuye a la pronunciada caída del avisaje publicitario en televisión -lo que ha afectado su capacidad para autofinanciarse, como exige la ley de TVN-, a lo que se añade que el canal debe cumplir con otra serie de funciones en su calidad de señal pública.
Esta semana, exponiendo ante la Comisión de Cultura en la Cámara de Diputados, Vidal reiteró que tal crédito era imprescindible, porque de lo contrario en enero no habría cómo pagar los sueldos, lo que le permitirá al canal “sobrevivir” al menos durante 2025, apostando a que gradualmente habrá una recuperación de audiencia y de ingresos. Esto a la espera de que el Congreso apruebe el proyecto que presentó el gobierno para garantizar la sostenibilidad de TVN y fortalecer su misión pública. Entre otros aspectos, contempla un endowment por US$ 30 millones, destinado a financiar su señal cultural.
Ciertamente que contar con un crédito garantizado por el Estado constituye un privilegio que ningún otro canal o medio de comunicación posee, los que deben ingeniárselas para lidiar con la caída de ingresos producto de la disminución del avisaje, sin apoyo estatal. Más allá de que TVN sea un canal que pertenece al Estado, esta circunstancia no puede implicar que en los hechos se permita una competencia desleal mediante garantías que coloca el propio Estado a TVN, sobre todo cuando bajo su actual estructura programática -que no difiere del resto de los canales, a excepción de su señal cultural- resulta difícil advertir ese supuesto rol público que justifique financiarlo o respaldar créditos que previsiblemente no se podrán pagar.
Cabe recordar que TVN ya recibió una cuantiosa capitalización por US$ 47 millones, además de un crédito por US$ 56 millones en 2020. Que ahora requiera fondos adicionales solo es reflejo de lo lejos que está de ser una empresa rentable y que pueda asegurar flujos futuros.
También resulta injustificado que TVN pueda operar al margen de los estándares que se exigirían en cualquier empresa privada, donde frente a un cuadro de abultadas pérdidas sus altos ejecutivos y el directorio no parecen asumir ninguna responsabilidad por lo sucedido. Asimismo, es del todo anómalo que si una empresa va a solicitar un crédito no se le exija la presentación de un exhaustivo plan que indique de qué manera se va a cumplir con dicha obligación, lo que permite presumir que en el fondo se está asumiendo que al final esa deuda la terminarán pagando todos los chilenos, sin que tampoco quede claro qué responsabilidad asumirán sus directivos en caso de impago.
Por otra parte, la fórmula del endowment, si bien es una propuesta que podría ir en la línea correcta, está basado en cálculos irreales, asumiendo que podrá rentar del orden de US$ 5 millones por año, lo cual no hace más que sembrar nuevas incógnitas sobre el futuro financiero del canal.
Es tiempo de sincerar la situación de TVN. Si se quiere un canal público, debe reorientarse a esos fines y debatirse un presupuesto para financiarlo, pero mientras siga compitiendo con el resto de los canales no puede operar con ventajas que nadie más tiene.
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