Puma Martínez: el apoyo incondicional de su familia, su admiración por Tyson y los valores que aprendió en el boxeo

Puma Martínez: el apoyo incondicional de su familia, su admiración por Tyson y los valores que aprendió en el boxeo

En Random, el ciclo de entrevistas de Infobae, el pugilista recordó sus inicios en el deporte, el sacrificio de sus seres queridos y el esfuerzo incansable que lo llevó a consagrarse campeón del mundo. También relató la anécdota de su primera gran compra con los ingresos obtenidos como profesional

Fernando Martínez, conocido como Puma Martínez, es un boxeador argentino que obtuvo el título de campeón supermosca de la AMB en julio de 2024. Anteriormente, fue campeón de la FIB, título que ostentó desde febrero de 2022 hasta su renuncia en noviembre de 2024. Además, representó a Argentina en los Juegos Olímpicos de Río 2016 en la categoría de peso mosca.

El pugilista de 33 años es uno de los grandes referentes de la disciplina a nivel nacional durante la última década. Comenzó su carrera profesional en 2017 y ostenta un récord de 17 triunfos, 9 de ellos por nocaut. Su primera pelea estelar tuvo lugar en diciembre de 2019 en Sudáfrica, donde venció por nocaut técnico a Athenkosi Dumezweni. Luego, continuó cosechando éxitos, como su victoria por decisión dividida ante Ángel Nicolás Aquino en 2020 y su nocaut técnico contra Gonzalo García Durán en 2021.

En 2022, Martínez se coronó campeón de peso súper mosca de la FIB al derrotar a Jerwin Ancajas por decisión unánime y retuvo su título en una revancha que se desarrolló en octubre del mismo año. En 2023, defendió exitosamente su título en una pelea contra Jade Bornea, ganando por nocaut técnico.

A finales del año pasado, el Puma tenía previsto la defensa del título supermosca de la AMB contra Kazuto Ioka el 31 de diciembre en Tokio, Japón. Sin embargo, por un cuadro de influenza el combate fue postergado y se realizará a finales de marzo de este 2025.

Puma Martínez: “Para ser campeón del mundo se necesita tenacidad y corazón porque hay que bancarse las piñas arriba del ring y seguir adelante

Leo: — ¿Cómo arranca tu fanatismo por el boxeo?

Puma: — Por mi familia. Mi papá y mi mamá miraban los viernes y sábados boxeo por televisión. Cuando peleaba Mike Tyson se reunía toda la familia y era una fiesta, hacíamos pizzas y venían todos. La última vez festejábamos un cumpleaños esperando la pelea y al final se hicieron las 3 de la mañana. Se fueron todos y nosotros seguíamos esperando (risas). Yo lo veía como un superhéroe y quería ser como él.

Leo: — Y ahora sos campeón del mundo.

Puma: — Sí y lo terminé conociendo el año pasado en Las Vegas durante la preparación. ¡No sabés lo que fue ese momento! Él hace cámara hiperbárica y nosotros también, entonces hablamos con el médico de ahí y nos armó una reunión porque sino no te recibe. Lo esperamos en un costadito y yo estaba nervioso. Cuando lo vi era re groso, un monstruo. Lo pude conocer y fue un momento hermoso.

Leo: — ¿Qué le dijiste?

Puma: — Que es mi ídolo, que empecé boxeo gracias a él y me firmó el cinturón.

Leo: — Hoy estás en momento soñado y deseado, pero ¿sos de mirar para atrás y recordar dónde arrancaste?

Puma: — Sí, lo pienso. También me acuerdo cuando mi viejo me llevaba a laburar con él de castigo. “¿Vos querés laburar o seguir entrenando?”, me decía las veces que yo me portaba mal. “Vamos a laburar”, me decía y me ponía a lijar en el taller de chapa y pintura. “¡Andá a traerme las cosas!”, gritaba y yo corría de un lado para otro.

Leo: — Estabas como Karate Kid: pulir y encerar.

Puma: — Sí, me hacía ir de acá para allá. “Yo voy a entrar, pá”, le terminaba diciendo.

Leo: — ¿Dónde fue tu primera piña? ¿En la calle?

Puma: — No, la verdad que en la calle nunca me peleé. Mi viejo y mi vieja me hablan mucho y me decían: “No te pelees en la calle, en la escuela no digas que sos boxeador sino van a venir y te van a querer agarrar en banda porque los chicos son malos”.

Leo: — Tus papás tenían miedo que te ataquen.

Puma: — Sí, es que es así. Pasa con otras disciplinas también, como el karate. Pero yo siempre fui tranquilo y el boxeo me dio más tranquilidad porque iba y descargaba todo ahí en la bolsa.

Leo: — Venís de una familia humilde. ¿Hoy estás bien de dinero? ¿Pudiste ayudarlos?

Puma: — Sí. Estoy muy contento porque vengo laburando desde chico, mamando todo ese sacrificio y es un alivio para el alma poder ayudar a mi familia, que puedan estar bien y que no les falte nada. También haber llegado a cumplir el sueño porque era un sueño de mi viejo, de toda mi familia, pero muy de nosotros dos. Yo tenía 11 años y tenía a mis hermanos. Ellos se hacían matecocido con pan y a mí me daban yogur con cereales, mi viejo me hacía todo aparte, porque me decía: “Vos sos deportista”.

“Mi viejo me llevaba al taller de chapa y pintura como castigo para valorar el esfuerzo de entrenar”, confesó el boxeador. (Candela Teicheira)

Leo: — Entendía que te tenías que cuidar para entrenar y hacían ese esfuerzo.

Puma: — Sí, me decía: “A vos te cagan a palos, tenés que comer bien”. Ellos comían un guiso y a mí me daban un churrasco, siempre me trataban como un deportista.

Leo: — Te hacían una comida diferenciada solo para vos. ¡Que esfuerzo!

Puma: — Sí, con mis hermanos nos matábamos porque decían: “¡A este le dan todo!” (risas). A veces nos acordamos de esas anécdotas.

Leo: — Cuando ganaste el primer dinero importante de la carrera, ¿qué hiciste?

Puma: — Me pasó a los 19 años y me compré el auto. Fui a Estados Unidos, estaba en la Selección, me llamaron para un campeonato y fui yo solo. Me traje el dinero y me compré el auto. Le di una ayuda a mi mamá y ella me dijo: “Guarda esta plata así compramos la casa” y con mi viejo nos fuimos al otro día y compramos el auto (risas).

Leo: — Se supone siempre que primero es la casa y después el auto.

Puma: — Sí, lo que pasa es que yo pensaba que al año siguiente iba a ir de vuelta. Dije: “Compro la casa después”, pero no pasó. Fui al año siguiente, pero guanteando me fracturé un dedo y estuve con yeso. Tuve seis meses de recuperación y no pude pelear el torneo que eran cinco peleas en seis meses.

Leo: — Tuviste que esperar más, pero ¿pudiste lograr comprar la casa?

Puma: — Sí. Eso me dio muchas enseñanzas de vida porque después pude manejarme bien con la plata. La experiencia es lo que te va haciendo...

“Tyson era mi superhéroe, lo mirábamos en familia y yo soñaba con ser como él”, recordó el deportista en diálogo con Leo Montero. (Candela Teicheira)

Leo: — Tu esposa, Micaela Oliveri, también es boxeadora.

Puma: — Sí.

Leo: — Ella posteó en su momento en Instagram: “Sabés que te deseo lo mejor, pero los golpes no son caramelos”. ¿Te entiende más una mujer que haya practicado este deporte?

Puma: — Sí. Ella me cuida un montón. Sabe que tengo que dormir, seguir una dieta y entiende el sacrificio que hacemos al entrenar. Otra persona capaz venís de entrenar y te dice: “Vamos al cine”. Ella no. Cuando vengo de entrenar, me dice: “Comamos sano, vamos a descansar”.

Leo: — ¿Hubo una maniobra tuya para conocerla?

Puma: — Sí, (risas). Con Rodri, mi coach, le dije: “Esa piba me gusta”. La vi en el gimnasio donde entrenaba. Estaban haciendo guanteo con otro chico y ahí la vi. Yo me puse a hablar. En ese momento ella estaba haciendo kickboxing y Rodri ahí le dijo que viniera a entrenar con nosotros. Ella andaba re bien en el boxeo, fue campeona metropolitana.

Leo: — Vas 8 años de amor, ¿no?

Puma: — Sí.

Leo: — ¿Cómo sos como papá?

Puma: — Soy padre de dos hijas: Alma y Eluney. Trato de ser el mejor papá del mundo y las quiero ver felices.

Leo: — ¿Estás preparado para que, en unos años, te digan que quieren ser boxeadoras?

Puma: — Alma, la más grande, quería ser boxeadora en un momento. Tiene 12 años, pero ahora está más con los dibujos. Me complica un poco porque es mucho sufrimiento y quiero darles todo para que no lo hagan, pero si les gusta tampoco le voy a cerrar las puertas. El deporte para mi es vida, es todo y que los chicos hagan deporte es lo mejor del mundo. Mi hermana tiene un nene de 8 años que quiere ser boxeador y me dice: “Ya sufrí con vos, no quiero sufrir con mi hijo”. Yo le digo: “Tenés que llevarlo a aprender” (risas).

Leo: — Hay un montón de boxeadores en el mundo, pero los campeones son pocos. Todos entrenan y todos se cuidan, ¿qué hay que tener para ser campeón del mundo? ¿Qué marca la diferencia?

Puma: — Tenacidad y corazón porque hay que estar ahí arriba del ring para bancarse las piñas y seguir adelante. Lo mental juega un papel muy importante.

Fuente

Infobae.com

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