Qué es la difteria, la infección bacteriana que afecta a la garganta y debe tratarse inmediatamente
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Qué es la difteria, la infección bacteriana que afecta a la garganta y debe tratarse inmediatamente

Esta enfermedad potencialmente mortal es un riesgo en países con baja tasa de vacunación
La difteria es una infección bacteriana grave que afecta principalmente las membranas mucosas de la nariz y la garganta. Esta enfermedad, aunque es poco frecuente en países desarrollados gracias a los programas de vacunación, sigue representando un riesgo significativo en las regiones con bajas tasas de inmunización.
Según la Clínica Mayo, la bacteria responsable de la difteria es el Corynebacterium diphtheriae, que produce una toxina peligrosa que puede causar daños a diversos órganos si no se trata a tiempo. Esta bacteria se propaga principalmente a través de gotículas respiratorias expulsadas cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. También puede transmitirse por contacto directo con objetos contaminados, como utensilios, vasos o juguetes.
Una persona no tratada puede ser contagiosa durante dos semanas aproximadamente; sin embargo, este periodo puede reducirse significativamente a menos de cuatro días con el tratamiento adecuado.
El riesgo de contagio aumenta en condiciones de hacinamiento o en comunidades con bajas tasas de vacunación. Además, las personas que no han completado su esquema de vacunación o que tienen un sistema inmunológico debilitado tienen una mayor probabilidad de infectarse si entran en contacto con la bacteria.
Síntomas principales de la difteria
Los síntomas de la difteria suelen aparecer entre dos y cinco días después de la exposición a la bacteria, según la Clínica Mayo. En las etapas iniciales, los signos pueden ser leves y parecerse a los de una infección respiratoria común. Los síntomas más frecuentes incluyen los siguientes:
- Dolor de garganta y dificultad para tragar.
- Fiebre leve o moderada.
- Debilidad generalizada y fatiga.
- Inflamación de los ganglios linfáticos en el cuello, lo que provoca una hinchazón característica conocida como “cuello de toro”.
Un signo distintivo de la difteria es la formación de una membrana gruesa y grisácea en la garganta o las amígdalas, que puede obstruir total o parcialmente las vías respiratorias, dificultando la respiración. En algunos casos, la infección también puede afectar la piel, causando llagas abiertas o úlceras dolorosas.
Si no se trata de inmediato, la difteria puede provocar complicaciones graves que ponen en peligro la vida del paciente. Las principales complicaciones incluyen:
- Problemas respiratorios: la toxina que produce la bacteria daña el tejido de las vías respiratorias, lo que puede provocar la formación de una membrana que bloquea el paso de aire. Esta obstrucción puede causar asfixia si no se interviene rápidamente.
- Daño cardíaco: la toxina puede viajar a través del torrente sanguíneo y afectar el músculo cardíaco, causando una inflamación conocida como miocarditis. Esto puede derivar en arritmias cardíacas, insuficiencia cardíaca e incluso la muerte si no se trata a tiempo.
- Daño neurológico: la toxina también puede causar daño a los nervios, lo que puede provocar debilidad muscular, parálisis temporal y dificultades para hablar o tragar. En casos extremos, la parálisis de los músculos respiratorios puede causar insuficiencia respiratoria.
Las tasas de mortalidad asociadas con la difteria son más altas en niños menores de cinco años y en adultos mayores de 40 años. Por esta razón, la detección temprana y el tratamiento inmediato son cruciales para prevenir complicaciones fatales.
Diagnóstico y tratamiento de la difteria
El diagnóstico de la difteria se basa en una combinación de la evaluación clínica y pruebas de laboratorio. Los médicos suelen sospechar de difteria si observan la membrana grisácea en la garganta, junto con los demás síntomas característicos. Para confirmar el diagnóstico, se realiza un cultivo bacteriano a partir de una muestra tomada de la garganta o de una lesión cutánea.
Dado que la difteria es una enfermedad potencialmente mortal, el tratamiento comienza inmediatamente si hay sospecha clínica, incluso antes de que se obtengan los resultados de laboratorio. El enfoque principal del tratamiento incluye el siguiente:
- Antitoxina diftérica: se administra por vía intravenosa para neutralizar la toxina producida por la bacteria. Esta antitoxina no puede revertir el daño ya causado, pero previene que la toxina cause más daño al organismo.
- Antibióticos: se utilizan antibióticos como la penicilina o la eritromicina para eliminar la bacteria del cuerpo y detener su propagación. Estos medicamentos también ayudan a reducir el periodo en que la persona es contagiosa.
En casos graves donde la respiración está comprometida, puede ser necesario realizar una intubación endotraqueal o una traqueotomía para mantener abiertas las vías respiratorias.
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