Reseña de libros: de Jorge Teillier a Corina Oproae

Reseña de libros: de Jorge Teillier a Corina Oproae

La Casa Limón, de Corina Oproae (Tusquets)

En la Rumania socialista de los años 80, una niña instaló un castillo. Un castillo infinito bajo la mesa de madera del comedor, con paredes formadas por libros. Cada día, ella quiere volver rápidamente de la escuela para refugiarse entre esas paredes. Pero una mañana no va a clases: su padre quiere que vea cómo su casa amarilla limón, tan bonita, es derrumbada por una excavadora.  “Los que en nuestro país se preocupan por la gente nos la han cambiado por un piso en un bloque de color gris que papá detesta”, cuenta. La casa la habían levantado los abuelos. Cuando le preguntó a su papá por qué la derribaron, este respondió que “es porque todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros”. La imagen queda grabada en su memoria: “La excavadora muerde la casa con furia”. Premio de Novela Tusquets, el libro de Corina Oproae aproxima al lector a un mundo de temores, falta de libertades y muerte, a través de los recuerdos y las ensoñaciones de una niña. Un día ella enferma por la picadura de una abeja, y cree que le ha pasado el mal a su papá, que cada día enferma más. Entre la ternura y la inocencia, la protagonista crece en un ambiente opresivo, de violencias y delaciones, mientras su familia y su mundo afectivo se fracturan. Ella desconocía qué significaba la palabra Securitate, hasta que uno de sus amigos se lo explicó: “Son gente como nuestros padres y madres, pero para poder untar el pan de sus hijos por la mañana con mantequilla y no con mostaza vigilan a veces a sus vecinos e incluso a sus amigos, y luego se lo cuentan a nuestro Gran Dirigente”.

A un Niño en un Árbol, de Jorge Teillier (FCE)

La poesía de Jorge Teillier está profundamente ligada al mundo rural del sur: a sus bosques y ríos, a sus pueblos y caminos polvorientos, a sus trenes y la lluvia. Y también, a un tiempo: a la infancia. De alguna manera su poesía puede leerse como una forma de recuperar ese espacio mítico, esas imágenes y esas emociones vividas con la curiosidad y la sensibilidad de la niñez: los cuentos de hadas, la historias de piratas, el sonido de la lluvia, el vuelo de los pájaros al atardecer, la luz de la luna, el brillo de las luciérnagas. Este libro ilustrado por Karina Cocq recoge una serie de poemas de Teillier que remiten a la niñez. “¿Has olvidado que el bosque era tu hogar?/ ¿Que el bosque grande, profundo y sereno/ te espera como un amigo?/ Vuelve al bosque/ allí aprenderás a ser de nuevo un  niño./ ¿Por qué olvidaste que el bosque era tu amigo?”, pregunta. Uno de sus poemas más conocidos da título el libro: “Eres el único habitante/ de una isla que solo tú conoces,/ rodeada del oleaje del viento/ y del silencio rozando apenas/ por las alas de una lechuza”, escribe en torno a la imagen de un niño en un árbol. Desde esa isla, el niño mira el océano de su entorno, hasta que comienza a anochecer y hay que volver a tierra: “Tu perro viene  a saltos a encontrarte./ Tu isla se hunde en el mar de la noche”. La infancia como un dominio habitado por cuentos e historias incontables, que los adultos ya no recorren. Donde la naturaleza alegra y contiene a los niños: “El aromo es el primer día de escuela,/ es una boca manchada de cerezas,/ una ola amarilla donde nace la mañana”.

Perrito Cartón, de Elisa Zulueta y Virginia Donoso (Planeta Junior)

Un luminoso día de Navidad, un perrito callejero no da más de sed y calor. Se acuerda que una vecina del barrio, la señora Lalita, tiene un patio con la sombra de un pino y una piscina donde podría refrescarse. Así, decide urdir un plan para entrar en su casa. Los vecinos no tienen muy buena opinión de ella, pero a perrito no le interesan los chismes. Ingenioso y en plan camuflaje, perrito se consigue una caja de cartón con el verdulero, un macetero viejo con la vecina y un puñado de flores: toca el timbre de la casa de señora Lalita y se esconde en la caja. Pero ella cree que es un malentendido y deja las flores en la vereda. Perrito no se da por vencido: parte a la escuela, se lleva un plumero, recoge un barquillo de la calle y logra un estrambótico disfraz de pollo. Toca el timbre y la señora Lalita reacciona con sorpresa: “¡Odio las gallinas!”. Las calles están llenas de mamás y niños con pasteles y postres, y perrito tiene otra idea original. Desgarbado, encantador y audaz, el protagonista de este cuento tendrá que usar su sensibilidad para lograr comunicarse con la señora Lalita. Así descubrirá un profundo secreto grabado en su piel. Elisa Zulueta y Virginia Donoso vuelven a unir talentos y creatividad en este libro tierno, divertido y conmovedor.

Fuente

LaTercera.com

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