Sin festejos de alegría: La otra Navidad en Gaza, Siria y Ucrania

Sin festejos de alegría: La otra Navidad en Gaza, Siria y Ucrania

“Quiero decirles que todo el mundo, no sólo el mundo cristiano, todo el mundo está con ustedes. Así que la guerra terminará y reconstruiremos”, dijo el cardenal Pierbattista Pizzaballa, el patriarca latino de Jerusalén, instando a la gente de Gaza a no tener miedo. Decenas de fieles se reunieron en la Iglesia de la Sagrada Familia en la Ciudad de Gaza el domingo mientras el cardenal y otros clérigos celebraban la misa.

Por segundo año consecutivo, los cristianos en los territorios palestinos e Israel se prepararon para celebrar la Navidad, mientras la guerra continúa en la Franja de Gaza y ensombrece las celebraciones. Desde el comienzo del conflicto, cientos de cristianos palestinos se han refugiado en dos iglesias de la Ciudad de Gaza: la Iglesia de San Porfirio y la de la Sagrada Familia, una parroquia católica, indica la cadena qatarí Al Jazeera.

Los cristianos han permanecido en los santuarios a pesar de la campaña militar israelí que ha devastado gran parte de la ciudad. Se estima que la población cristiana de Gaza oscila entre 800 y más de 1.000 personas, aunque se cree que cientos de ellas se han marchado a Egipto, Canadá y Australia desde que comenzó la guerra. Entre ellos hay católicos, que celebran la Navidad el 25 de diciembre, y ortodoxos, que lo hacen el 7 de enero.

El patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, celebra una misa en la Basílica de la Natividad en la Ciudad Vieja de Belén, en la Cisjordania ocupada por Israel, el 24 de diciembre de 2024. Foto: Reuters

En Belén, la ciudad donde se cree que nació Jesús -en el centro de Cisjordania- no se percibió la emoción y la alegría que normalmente inundan la ciudad palestina ocupada en Navidad: faltaban las luces festivas y el árbol gigante que normalmente decoran la plaza del Pesebre. No se esperaban las multitudes de turistas extranjeros que suelen llenar la plaza y no se vieron las bandas de música juveniles que se reúnen cada año para celebrar la festividad.

Además había muy pocas decoraciones o exhibiciones públicas. “El año pasado, antes de Navidad, teníamos más esperanza, pero ahora estamos nuevamente cerca de Navidad y no tenemos nada”, dijo Rony Tabash, propietario de tercera generación de Nativity Store, a la agencia The Associated Press (AP). Algunos peregrinos asiáticos, que no sumaban más de 12 personas, aguardaban frente a la Basílica de la Natividad durante este martes.

Palestinos caminan dentro del Mercado de Navidad en Belén, en la Cisjordania ocupada por Israel, el 2 de diciembre de 2021. Foto: Reuters

Las celebraciones navideñas anuales en Belén, compartidas por las denominaciones armenia, católica y ortodoxa, suelen representar un gran beneficio económico para la ciudad, donde el turismo representa el 70% de sus ingresos anuales. Pero las calles están vacías esta temporada. Tabash dijo que sigue abriendo la tienda todos los días, pero que a menudo pasa una semana entera sin que haya una venta. Hay más de 25 familias locales que fabrican artículos religiosos tallados a mano con la famosa madera de olivo de la región, pero sin compradores, el trabajo se ha agotado para estas familias, agregó Tabash.

Las fuerzas de seguridad palestinas colocaron barreras cerca de la Basílica de la Natividad, construida sobre el lugar donde se cree que nació Jesús, y un trabajador limpió los contenedores de basura. “El mensaje de Belén siempre es un mensaje de paz y esperanza”, dijo el alcalde Anton Salman. “Y en estos días también estamos enviando nuestro mensaje al mundo: paz y esperanza, pero insistiendo en que el mundo debe trabajar para poner fin a nuestro sufrimiento como pueblo palestino”, añadió.

Una persona camina en la Basílica de la Natividad antes de la llegada del patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, en Belén, en la Cisjordania ocupada por Israel, el 24 de diciembre de 2024. Foto: Reuters

Los funcionarios palestinos han confirmado que hay 47.000 cristianos en los territorios palestinos, incluida la Franja de Gaza. La guerra en curso, que estalló el 7 de octubre de 2023 tras el ataque sorpresa de Hamas al sur de Israel, ha afectado a las comunidades cristianas en Israel y los territorios palestinos. Hasta el lunes pasado, el conflicto había cobrado la vida de más de 45.000 palestinos, confirmó el Ministerio de Salud gazatí.

Protestas en Damasco

No muy lejos, en Siria, cientos de manifestantes salieron a las calles en barrios cristianos de Damasco la mañana de este martes para protestar contra la quema de un árbol de Navidad cerca de Hama, en el centro oeste del país, según informó la agencia AFP. “Exigimos los derechos de los cristianos”, coreaban los manifestantes mientras marchaban por la capital siria hacia la sede del patriarcado ortodoxo en el barrio de Bab Sharqi.

Las protestas ocurren poco más de dos semanas después de que Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la coalición armada liderada por islamistas, derrocara al gobierno de Bashar al-Assad, quien se había presentado como un protector de las minorías en el país de mayoría sunita. Un manifestante que se identificó como Georges dijo a AFP que estaba protestando contra la “injusticia contra los cristianos”.

Las personas asisten a una protesta contra la quema del árbol de Navidad en Hama, en Damasco, Siria, el 24 de diciembre de 2024. Foto: Reuters

Si no se nos permite vivir nuestra fe cristiana en nuestro país, como solíamos hacerlo, entonces ya no pertenecemos aquí”, dijo. Las protestas estallaron inmediatamente después de que se difundiera en las redes sociales un video que mostraba a combatientes encapuchados prendiendo fuego a un árbol de Navidad en la ciudad de mayoría cristiana de Al-Suqaylabiyah, cerca de Hama.

Algunos habitantes del barrio de Kassa, en Damasco, corearon consignas contra los combatientes extranjeros en Siria. “Siria es libre, los no sirios deben irse”, dijeron, en referencia a los combatientes extranjeros que, según HTS, estaban detrás del ataque. En el barrio de Bab Touma de Damasco, los manifestantes llevaban una cruz y banderas sirias y coreaban “sacrificaremos nuestras almas por nuestra cruz”.

Un miembro del Gobierno de Salvación Nacional de Siria lleva un rifle, el día de una protesta contra la quema del árbol de Navidad en Hama, en el barrio de Bab Touma en Damasco, Siria, el 24 de diciembre de 2024. Foto: Reuters

En otro video publicado en las redes sociales, un líder religioso del victorioso grupo islamista sirio HTS -con raíces en Al Qaeda y apoyado por Turquía- se dirigió a la población local, afirmando que quienes quemaron el árbol “no eran sirios” y prometiendo que serían castigados. “El árbol estará restaurado e iluminado mañana por la mañana”, prometió.

Los líderes de la iglesia siria han aconsejado a los cristianos que reduzcan las celebraciones navideñas este año, a pesar de las garantías de los islamistas que acaban de tomar el poder de que son libres de practicar su religión. Las restricciones autoimpuestas ponen de relieve uno de los principales desafíos para los nuevos gobernantes islamistas de Siria: establecer la confianza mutua entre una miríada de minorías, todas ellas marcadas por décadas de brutal dictadura y 13 años de despiadada guerra civil, apunta la agencia Reuters.

Abu Mohammad al-Julani, líder de facto de Siria, se reunió con exjefes rebeldes para consolidar grupos bajo el Ministerio de Defensa, el 24 de diciembre de 2024. Foto: Reuters

Siria es el hogar de muchos grupos étnicos y religiosos, incluidos kurdos, armenios, asirios, cristianos, drusos, chiitas alauitas y árabes sunitas, estos últimos constituyen la mayoría de la población musulmana. Y el movimiento islamista ha prometido proteger a las minorías desde que derrocó a Assad, con el gobernante de facto, Abu Mohammad al-Julani, diciendo a los cristianos y otros grupos que estarán seguros en una Siria dirigida por ellos. De hecho, en un guiño al mundo cristiano, el gobierno interino decretó festivos el 25 y 26 de diciembre por la celebración de Navidad.

Según el registro de Red Siria de los Derechos Humanos (SNHR), el régimen de Assad y sus aliados han sido responsables de la gran mayoría de todas las muertes de civiles que han tenido lugar en Siria, con aproximadamente el 91% de las más de 250.000 muertes de civiles registradas por la SNHR hasta el 21 de diciembre, teniendo en cuenta que el número real de fallecidos es probablemente mucho mayor.

Bajo cautiverio ruso

Mientras ustedes esperan la Navidad, nosotros esperamos el regreso de nuestros seres queridos del cautiverio ruso”, dijeron al portal Euronews las familias de prisioneros de guerra ucranianos que celebran concentraciones para recordar a las personas recluidas en cárceles y cámaras de tortura rusas.

Cada semana, desde que se inició la guerra, en febrero de 2022, familiares y amigos de prisioneros de guerra ucranianos, siguen organizando concentraciones en ciudades del país para generar conciencia sobre quienes permanecen en cautiverio ruso sin noticias ni novedades sobre sus seres queridos.

Familiares de marinos ucranianos prisioneros de guerra en Rusia protestan en Kiev, pidiendo la liberación de sus seres queridos, el 23 de mayo de 2024. Foto: Reuters

Los prisioneros de guerra ucranianos pasarán su tercera Navidad en cautiverio ruso, como los defensores de Mariúpol, que se han convertido en un símbolo de la resistencia ucraniana con su férrea defensa de la planta siderúrgica de Azovstal durante los tres meses que duró la invasión total, cuando la ciudad portuaria del sur estaba sitiada.

Unos 2.500 soldados ucranianos se rindieron a Rusia por orden del presidente Volodymyr Zelensky durante el asedio a la enorme planta siderúrgica en mayo de 2022. Más de 1.300 siguen en manos rusas. Representantes de la Asociación de Familiares de Defensores de Azovstal dijeron al portal de noticias europeo que no se les ocurre un mejor regalo de Navidad que ver a sus seres queridos vivos y de vuelta en casa.

Los niños pequeños esperan a sus padres, las mujeres a sus maridos. Y hay madres que no saben nada de sus hijos desde hace meses o incluso años, o abuelos como los que acudieron a la última concentración del sábado pasado con las pancartas “Espero a mi nieto y a sus hermanos de armas” y “Sueño con vivir hasta que mi nieto vuelva a casa”.

Un oficial de policía ucraniano lleva el Fuego de Belén en la víspera de Navidad mientras visita una iglesia que fue dañada por los ataques militares rusos, en Orikhiv, en la región de Zaporiyia, el 24 de diciembre de 2024. Foto: Reuters

Entre los ucranianos, estos son sentimientos comúnmente compartidos. Durante la concentración prenavideña en Kiev, las madres de los prisioneros de guerra ucranianos mostraron las pancartas: “Mi hijo lleva 940 días en cautiverio ruso. ¿Cuánto tiempo más?” y “Ayúdenme a traer de vuelta a mi hijo, ya han pasado dos años y medio”.

La incertidumbre y el miedo también se sienten en la ciudad Pokrovsk, en el este de Ucrania, conocida por ser la cuna de uno de los villancicos más famosos del mundo. Allí, donde solía haber un gran espíritu navideño, este año solo se pueden ver unos cuantos copos de nieve sobre calles desiertas y edificios destruidos, y el sonido constante de los intensos bombardeos. Pokrovsk es el próximo objetivo de Rusia: sus tropas se encuentran ahora a menos de tres kilómetros del centro de la ciudad.

Las personas limpian las ruinas de un edificio residencial destruido por un ataque con misiles rusos, en Pokrovsk, región de Donetsk, Ucrania, el 24 de junio de 2024. Foto: Reuters

Y no son sólo edificios y casas los que están siendo destruidos desde hace meses. Ucrania acusa a Rusia de intentar borrar también su identidad cultural, incluidas sus asociaciones con ese famoso villancico. La mayor parte de la población de Pokrovsk ya ha huido. Han cortado el suministro de gas y muchas casas no tienen electricidad ni agua. Los que se quedan, como Ihor, de 59 años, sólo salen de sus escondites para encontrar lo estrictamente necesario.

Ihor dijo a la cadena BBC que es como vivir en un polvorín: nunca se sabe cuándo ni dónde caerá el siguiente proyectil. Oksana, de 43 años, afirma que tiene demasiado miedo para salir de su casa, pero sale durante una pausa en los bombardeos para buscar madera y carbón para calentarse. Y sostiene que aunque espera que las Fuerzas Armadas ucranianas puedan mantener la ciudad, lo ve como poco probable. Pokrovsk, asegura, probablemente caerá ante los rusos.

Fuente

LaTercera.com

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