Tesla se juega todo con el coche autónomo. Entre presiones al Gobierno, cree que Austin es la ciudad ideal para su despliegue
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Tesla se juega todo con el coche autónomo. Entre presiones al Gobierno, cree que Austin es la ciudad ideal para su despliegue
"Tiendo a ser poco optimista en los plazos, pero en 2026. Antes de 2027, permítanme decirlo así". Con estas ambiguas palabras, Elon Musk confirmó el pasado mes de octubre que Tesla fabricará sus primeros robotaxi en menos de dos años. Unos Tesla Cybercab sin pedales ni volantes.
La promesa, como muchas otras del mandamás de Tesla, parece imposible de cumplir en los plazos dados si nos atenemos al historial del coche autónomo en Estados Unidos. Pese a que en diversas ciudades se están haciendo pruebas con esta tecnología, la implantación está siendo lenta, ha dejado varios cadáveres por el camino y, además, los reguladores no parecen estar por la labor de permitir en las calles (al menos de momento) un coche que no pueda controlarse localmente. Es decir, un coche sin volante ni pedales.
Para ir allanando el terreno, Tesla ya está en conversaciones con la ciudad de Austin para sacar a las calles automóviles completamente autónomos que, de momento, siguen estando lejos de los prometidos Cyercab.
La información la trae Bloomberg. El medio económico asegura haber tenido acceso a unos correos entre la compañía y el grupo de trabajo encargado de la implantación de vehículos autónomos en la ciudad texana. Las comunicaciones llevan activas desde el pasado mes de mayo y han girado alrededor de la seguridad del sistema.
La seguridad, en el centro del debate
Según Bloomberg, Tesla está buscando la ciudad adecuada para hacer su primer despliegue con vehículos completamente autónomos, lo que es clave para sus planes de futuro.
Durante la llamada con inversores que Elon Musk mantuvo después de la presentación del Tesla Cybercab, los más escépticos preguntaron al CEO de la compañía por qué había optado por esta decisión en lugar de acelerar el lanzamiento del tan prometido Tesla de los 25.000 dólares.
En aquella ocasión, Musk llegó a denominar este lanzamiento como "idea absurda". Desde entonces se ha centrado en vender las ventajas de la inteligencia artificial y el software como piedra angular de la compañía. Hace ya tiempo que desde la compañía apuestan por esta idea (llegando a asegurar que pueden vender coches sin beneficio porque éste se encuentra en el software) pero el último gran evento de la empresa fue la confirmación de que empiezan a alejarse de la industria tradicional.
Todo esto ahonda en la idea de que la compañía necesita un despliegue masivo y exitoso. De producirse, Tesla ganará el discurso en una tecnología que le ha sido esquiva con el paso de los años. Su Full Self Driving ha estado en el ojo de los reguladores desde su lanzamiento y sigue siendo un sistema de asistencia a la conducción que requiere de la supervisión humana. Además, se les ha llegado a acusar de publicidad engañosa por un nombre que incita a pensar que el coche se controla completamente solo.
En los últimos tiempos, las noticias relacionadas con el coche autónomo no han sido las mejores para la compañía. En primer lugar porque rivales como Mercedes les han superado en la carrera, ganándose la licencia para operar como un vehículo de nivel 3 de autónomía (en circunstancias muy concretas), lo que supone que no necesitan de la intervención humana.
Además, los rivales que ya han desplegado su tecnología han tenido tantos problemas para demostrar su viabilidad que General Motors ha cancelado el proyecto Cruise. Es una piedra más en el camino de la rentabilidad del coche autónomo que promete vías de ingresos gigantescas pero que, hasta ahora, sólo le ha servido a algunas empresas para quemar dinero por valor de miles de millones de euros.
Probablemente, el éxito o el fracaso del primer despliegue de Tesla con vehículos completamente autónomos estará marcado por la seguridad. Es, de hecho, el principal tema de conversación sobre el que giran los correos entre los trabajadores de Tesla y los reguladores de Austin, según Bloomberg.
Hay que tener en cuenta que, antes de su cancelación, Cruise cosechó una imagen pésima en las calles. Sus coches fueron boicoteados y los servicios de emergencia llegaron a acusarlos de impedir su trabajo con la mayor celeridad posible. La gota que colmó el vaso fue el accidente vivido con una mujer previamente atropellada a la que el coche no detectó y arrastró durante unos metros hasta estacionar encima. Por el camino vivieron una retirada temporal de su licencia.
Con la intención de atraer a compañías para probar coches eléctricos en las calles pero trabajar con seguridad, en Austin mantienen un grupo de trabajo centrado en la seguridad, con trabajadores del departamento de transporte y servicios de emergencia. Waymo, Volkswagen y Zoox han estado probando sus servicios en algún momento en la ciudad.
Al mismo tiempo que todo esto sucede, queda por ver hasta qué punto la influencia de Elon Musk en el futuro Gobierno de Donald Trump tiene el poder suficiente como para desregular la llegada de coches autónomos a las calles. Para muestra, de los primeros pasos: el nuevo Ejecutivo planea eliminar la obligación de notificar los accidentes bajo los sistemas de conducción semiautónoma.
La noticia la traía Reuters hace solo unas semanas. El nuevo Gobierno de Donald Trump está interesado en retirar esta norma en la que Tesla ha sido la principal afectada, ya que ha sido la compañía que más accidentes ha notificado cuando los servicios de asistencia a la conducción están activos. Especialmente problemático ha sido el desempeño de Tesla en condiciones de baja visibilidad, según recogía The Washington Post el pasado mes de octubre.
Todo ello aumenta la presión sobre Tesla para lanzar un servicio de vehículos completamente autónomos que se muevan con soltura y seguridad a partes iguales. Hasta ahora, los despligues han sido controlados y se han localizado en barrios concretos de ciudades contadas. Elon Musk, sin embargo, recalcó durante la presentación del Cybercab que tiene listo un sistema para aplicarse en cualquier lugar mientras que Waymo ha basado su lanzamiento en espacios acotados.
Lo que es seguro es que Elon Musk tiene en sus manos el futuro de Tesla y, al mismo tiempo, un pie dentro del Gobierno de Donald Trump.
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Alberto de la Torre
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