Tommy Rey: cómo cambió las reglas de la música popular en Chile

Tommy Rey: cómo cambió las reglas de la música popular en Chile

24 de noviembre del 2000. La pista atlética del Estadio Nacional congregaba a 20 mil personas en el evento Juntos y revueltos, instancia maratónica de música y fiesta cuyo cierre prometía algo grande: La Sonora de Tommy Rey se uniría a Joe Vasconcellos y Chancho en Piedra para enaltecer la cumbia. El rock y la música tropical se congregaban a lo grande en un megaevento.

Aunque Tommy Rey ya había estado en espacios por ese entonces considerados más “juveniles”, como la propia Yein Fonda, era primera vez que lo hacía en una instancia mayúscula, que serviría para probar el poder transversal al que había llegado su propuesta. En declaraciones de esos años, el cantante decía que era el show que “más nervioso” lo había tenido en su vida: no sabía qué esperar. Joe Vasconcellos declaraba por su cuenta que al artista y su sonora merecían estar en el Festival de Viña, hasta donde sólo llegó en 2004.

Pero la cita en la pista atlética estuvo repleta y fue un suceso: Tommy Rey -y la cumbia chilena- ya era un astro que sobrepasaba generaciones. Fue la muestra más elocuente de su arrastre.

Ahí se demostró que el repertorio, la sonoridad y la figura de Tommy Rey era muy transversal. Tenía mucha llegada con los jóvenes”, dice a Culto Cristóbal González, integrante de Santo Barrio, investigador musical y autor de libros como Santaferia. La ruta del huracán (2016).

El fallecimiento de Patricio Zúñiga (nombre real del cantante), el 26 de marzo de 2025, extiende a la eternidad el legado de quien es considerado el padre del género en Chile. “Es el papá de la cumbia chilena, desde su inicio hasta que tengamos conciencia”, dice el cantante Américo por su lado.

Es más, Leo Soto, percusionista y mánager de La Sonora de Tommy Rey, pidió que la fecha del deceso del artista sea considerada como el Día Nacional de la Cumbia en nuestro país.

Su voz es la de una especie de padre, que te acompañó toda la vida en momentos importantes de celebración, en esos instantes que son cruciales en la vida de las personas. Esa voz aterciopelada, caballerosa, suave, cercana, sin grandes aspavientos”, reflexiona Juan Pablo González, doctor en musicología y director de la revista Contrapulso de la Universidad Alberto Hurtado.

Con el fallecimiento de Tommy no se despide la cumbia, al contrario. Por ejemplo, nosotros somos la nueva generación de la familia Palacios, ahora estamos con nuestro nuevo proyecto llamado Los Tres Palacios. Esperamos que el ritmo y lo que ha marcado a todos los chilenos perduren el tiempo y sigamos disfrutando en cada fiesta y momento emblemático”, reflexiona Gianny Palacios.

Los orígenes

Los especialistas coinciden en que La Sonora Palacios y Tommy Rey revolucionaron el género. Eso sí, es necesario retroceder a la década de los 60 para dimensionar el impacto de su trabajo, que trascendió al siglo XXI.

“La historia partió cuando Marti Palacios, mi padre, formó la Sonora Palacios en 1962. ¿Por qué la formó? Porque él se llamaba Sonora de Fantasía y empezó a trabajar en una taberna en San Antonio, que se llamaba Taberna Capri”, relata Marvyn Palacios. Según su relato, el dueño del local les instó a cambiar el nombre a Sonora Palacios.

“Empezó a tener mucho movimiento y éxito, tocando mambo, chachachá y boleros. Pero mi papá empezó a notar que faltaba algo, que se soltara más la gente, que no bailara tan abrazada. Quería un ritmo que fuera más libre. Y él pensaba que haciendo un tipo guaracha iba a ser un ritmo más libre. Ese mismo día 24, mi papá presenta el tema El Caminante, pensando que era una guaracha. Y la gente empieza a bailar y es todo un éxito. Ahí nace la cumbia chilena”, dice Palacios categórico.

FOTO: FERNANDO CAMPOS M.

Paralelamente, un joven Patricio Zúñiga se integraba a Los Peniques como vocalista. Es ahí donde el líder de la orquesta, Silvio Zeballos, lo bautiza artísticamente como Tony Rey.

Él alcanza a tomar lo que fue la década de oro de las orquestas tropicales chilenas, anterior a la cumbia, las orquestas que hacían chachachá, mambo y bolero. Él alcanza a tocar en la rival de la Orquesta Huambaly, Los Peniques. Él es como un vínculo que teníamos actualmente con esa década de oro de las grandes orquestas tropicales chilenas”, detalla Juan Pablo González.

En 1964, Zúñiga deja ese conjunto y se incorpora al de los hermanos Palacios. “Tommy Rey fue uno más de la familia, prácticamente vivía con mi abuela, era como un hermano más. Juntos crearon este ritmo tropical que le llamamos la cumbia chilena y fue uno de los precursores del ritmo en Chile”, recuerda Gianny Palacios.

“La cosa empezó a resultar en 1964, cuando se instala en Chile el sello Philips y los llama para hacer un disco de prueba. Hacen el disco de prueba colocando El caminante y La Mafafa, que fueron las dos primeras cumbias chilenas que aparecieron en el país, ahí se empezó a formar un boom: cada canción que sacaba la Sonora Palacios, cantada por Tommy Rey, era un éxito”, dice Marvyn Palacios.

Además, recuerda cómo su padre y Tommy Rey componían nuevas canciones. “Siempre se juntaban en las noches a hacer música, los días de semana, tipo 3 o 4 de la mañana. Tenían un secreto para saber si una canción iba a ser un éxito o no iba a gustar. Cuando la tenían lista, Tommy cantaba con la guitarra, mi papá con el mandolino hacía las melodías y se las presentaban a los niños. En este caso, éramos nosotros pequeños. Mi papá decía, si los niños tararean la canción, es un éxito”.

La Sonora Palacios instauró un nuevo estilo de cumbia chilena, que sintetiza un poco la raíz colombiana, la tradición de las sonoras, de la orquesta, los arreglos y el tema de las trompetas”, explica Cristóbal González.

Es una cumbia que parece simple, porque está compuesta de tres trompetas, un bajo, un piano, y eso hace el acople perfecto en lo que son los arpegios musicales. Cuando tú lo escuchas, te gusta lo simple, porque en ningún país lo hacen de esa manera. El ritmo que le puso Patricio Palacios hace la diferencia sustancial en las cumbias con respecto a Colombia y, obviamente, la voz de Tommy, que era lo que se buscaba: hacer un distintivo a lo que se escuchaba en ese tiempo”, profundiza Gianny Palacios.

Por su parte, Américo agrega: “Ellos recibieron una cumbia que venía desde Colombia, con un flow más folclórico en aquellos años. Ellos le dieron un toque más orquestal y un sonido muy especial, que la convirtió verdaderamente en una cumbia chilena”.

La cantante del género Paula Rivas señala que el sonido de La Sonora Palacios, y posteriormente de La Sonora de Tommy Rey, es muy identificatorio. “Tú la escuchas y vas a identificar el patrón que ellos llevan, de la cumbia clásica, que es sin tanta parafernalia, sin tanto aspaviento. Hay mucha identidad al momento de ejecutarla”.

Al incorporarse a la Sonora Palacios, Tony Rey se convierte en Tommy Rey.

El sello del Rey

Era la voz de Tommy Rey la que imprimía una característica especial en las cumbias. “Tenía un registro muy amplio, grave, bajo, que gustaba mucho. Tenía un poco de cantar nasal y podía llegar hasta ciertas notas agudas que también lo identificaban, con esos gorgoritos que antiguamente se usaba mucho”, dice Marvyn Palacios.

Él lograba un toque de nostalgia y melancolía en su forma de cantar y eso lo distinguía”, agrega Cristóbal González. “Tiene esa impronta de caballero, siempre muy correcto en su vida personal, en su relación con su orquesta y sobre el escenario. Era un caballero cantando su Cumbia para adormecerte, con un timbre de voz muy cálido y cercano”, añade Juan Pablo González.

“Es de esos cantantes chilenos que puedes reconocer al escucharlo, que también lleva esa elegancia, esa cadencia y esa cosa minimalista en su voz. Al final la interpretación va desde el alma y desde el corazón, era una interpretación muy calma”, destaca Paula Rivas.

Pero llegó el momento de la separación de Tommy Rey y la Sonora Palacios, en 1982. “Como en toda familia, hubo un distanciamiento, pero el cariño perdura hasta el día de hoy”, dice Gianny Palacios.

Marvyn Palacios, en tanto, lo relata así: “Quería separarse porque sentía que la gente no lo conocía. Cuando el público quería sacarse una foto con él, lo ubicaban como el chinito, por sus ojos. Eso le molestaba, porque no lo conocían como Tommy Rey. Llegó el momento en que le dijo que iba a dejar la sonora y que algunos integrantes se iban a ir con él. Le pidió permiso a mi papá para cantar los temas de La Sonora Palacios”.

Había demasiadas cabezas pensantes que no pueden compartir el mismo espacio—señala Juan Pablo González—. En plenos años de dictadura, con muchas restricciones a la visa nocturna y al desarrollo de la industria musical en Chile, Tommy Rey empieza a adquirir el auge que sabemos”.

“Cuando Tommy Rey se independiza de La Sonora Palacios, da un segundo paso muy interesante, porque en el fondo mantiene vigente en los escenarios la misma sonoridad, el mismo repertorio, pero de alguna manera lo moderniza o lo actualiza con nuevos músicos, con otras armonías y otros repertorios”, explica Cristóbal González.

Entre los clásicos de La Sonora Palacios, el cantante agregaba temas propios que poco a poco comenzaron a grabarse en la memoria. El que pegó fuerte fue Daniela, con el que alcanzan su primer disco de oro.

La popularidad llegó gracias a la industria de los cassettes, en auge en Chile durante la dictadura. ”Era un formato más económico, masivo, que además se grababa acá”, indica Juan Pablo González. Asimismo, apunta a la televisión como un elemento clave en la popularidad de La Sonora de Tommy Rey.

“Nosotros empezamos a ir a la televisión, que es lo más importante, al Festival de la Una, que salíamos todos los días y después Sábados Gigantes. Ahí empezamos a poder viajar, ir a Santiago, nos empezaron a conocer bien”, relató el músico en Chilevisión, hace dos años.

Juan Pablo González añade que no hay que dejar de lado a Leo Soto, director musical de la Sonora de Tommy Rey. “Él tenía formación musical y mucha experiencia en otras orquestas. Eso fue muy importante”.

La herencia

El legado lo entregaron desde que nació la cumbia en Chile y eso trascendió hasta las nuevas generaciones, que se llaman la Nueva Cumbia Chilena, que vienen con las raíces de La Sonora Palacios y Tommy Rey”, reflexiona Marvyn Palacios.

Para Américo, la esencia del músico trasciende. “Él vestía el trabajo, la cumbia, el estilo. Se vestía como caballero, con mucha clase y poco a poco logró ir instalando la música en todo lugar, en todo sector, en el corazón del país. Él deja en claro las consideraciones y el respeto, primero para sí mismo; segundo, a la música y tercero, y más importante, al público. Sin duda ese es su legado, además de lo personal, su humildad y generosidad”.

Tommy tuvo el carisma, la constancia y el profesionalismo para cruzar décadas, y llegar a este momento muy conectado con las audiencias jóvenes a partir de ese mismo carisma, su voz y personalidad. Todo ese impacto que generó a finales de los 90 e inicios de los 2000 en grandes escenarios fue un gatillador en la música chilena, para que gente joven se animara a hacer grupos de Nueva Cumbia, como Chico Trujillo, Santa Feria, Combo Tortuga. Fue muy importante ver a un referente antiguo en los escenarios, plenamente vigente”, dice Cristóbal González.

Y añade: “La ética y el profesionalismo de Tommy Rey, su humildad, discreción, es el principal legado que dejan de cómo mantener activa, vigente, digna y profesional a una banda durante mucho tiempo, cuidando su prestigio y su imagen”.

Tommy Rey respetaba cada escenario—dice Paula Rivas—. Ellos tenían varias presentaciones a veces en la misma noche, de tocar de una parrillada, después en una municipalidad y al mes siguiente en el Festival de Viña. Ellos siempre se presentaban con la misma elegancia y respeto al público, cuidando cada detalle de cada presentación en el lugar que ellos se presentaran”.

“Él era una persona de mucha calma—agrega—y eso se traspasa al escenario. Tenía mucha prestancia y elegancia. Son unos líderes a seguir dentro de la cumbia. Él cuidaba la música, creo que ese es el mayor legado de Tommy Rey”.

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LaTercera.com

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