Trabajadoras sexuales ahora pueden trabajar con contrato: la pionera ley aprobada en Bélgica

Trabajadoras sexuales ahora pueden trabajar con contrato: la pionera ley aprobada en Bélgica

A partir de ahora, las personas que se dediquen a la prostitución en Bélgica podrán tener un contrato laboral, con cobertura social, derecho a vacaciones, a la jubilación, a seguro de desempleo o a licencia por enfermedad y embarazo. La legislación también establece normas sobre horas de trabajo, salarios y medidas de seguridad, abordando así una brecha de larga data en la protección legal de quienes trabajan en la industria.

Ello, porque el pasado domingo 1 de diciembre entró en vigor una ley aprobada en mayo. Es un avance legal que algunos llaman una revolución, en que las trabajadoras sexuales ahora podrán obtener derechos laborales iguales a los de otras profesiones. La ley también otorga a las trabajadoras sexuales derechos fundamentales, incluida la capacidad de rechazar clientes, elegir sus prácticas y detener un acto en cualquier momento, según detalla el medio EuroNews.

Los empleadores (es decir, los clientes) ahora deben obtener autorización, adherirse a estrictos protocolos de seguridad y cumplir con requisitos de antecedentes, incluida la ausencia de condenas previas por agresión sexual o trata de personas. Deben proporcionar ropa de cama limpia, preservativos y productos de higiene, e instalar botones de emergencia en los espacios de trabajo.

Los legisladores belgas votaron la ley del 3 de mayo, siguiendo la decisión de Bélgica de despenalizar el trabajo sexual en 2022, cuyo propósito era limitar la definición de proxenetismo para garantizar que las trabajadoras sexuales no tengan problemas para encontrar una aseguradora, un conductor o un contador. Hasta ahora, las trabajadoras sexuales operaban en una zona gris en la que su trabajo era tolerado, pero no reconocido.

Con la nueva ley, se pretende combatir el abuso y la explotación dentro de la industria, garantizando que las trabajadoras sexuales tengan acceso a seguro de salud, licencia paga, beneficios de maternidad, apoyo por desempleo y pensiones. Las protecciones sólo se conceden a las trabajadoras que firman un contrato de trabajo, y no a las que trabajan por cuenta propia. Tampoco cubren el trabajo desde casa ni actividades como el striptease y la pornografía.

En Bélgica, ofrecer o pagar por servicios sexuales no era ilegal. En cambio, las leyes apuntaban a los burdeles y a terceros que apoyaban el trabajo sexual (como los caseros, los choferes), a los que a menudo se acusaba de “proxenetismo”. En tanto, el trabajo sexual independiente sigue estando permitido, pero la contratación no regulada por terceros o las violaciones del marco legal serán perseguidas.

En este momento estoy muy orgullosa de ser trabajadora sexual belga”, dijo en su Instagram Mel Meliciousss, que forma parte del Sindicato Belga de Trabajadoras Sexuales (UTSOPI), organización que vela por los derechos del colectivo. “Las personas que ya trabajan en la industria estarán mucho más protegidas, y las personas que van a trabajar en la industria también sabrán cuáles son sus derechos”, añadió.

Es un gran paso adelante”, afirmó Isabelle Jaramillo, coordinadora de Espace P, un grupo de defensa que participó en la redacción de la ley. “Significa que el Estado belga finalmente podrá reconocer su profesión como legítima”. “Desde el punto de vista del empresario, esto también será una revolución. Tendrán que solicitar una autorización estatal para contratar trabajadoras sexuales”, afirmó Jaramillo a la agencia The Associated Press (AP).

No obstante, la ley también tiene críticas. Lina Gálvez, eurodiputada socialista española y presidenta de la comisión de igualdad del Parlamento Europeo, ha criticado esta nueva norma y considera que, a la práctica, permite que el proxenetismo sea legal.

“Niego que las personas prostituidas sean trabajadores del sexo. O sea, yo parto de que ahí hay una explotación, una explotación de personas. Se habla mucho de la libre elección, pero insisto, hay una gran mayoría que son víctimas de trata y otra gran mayoría que son víctimas de la pobreza, o de un origen de pobreza, o de falta de inclusión social. Entonces tienen un abanico de elección y de libertades muy limitado”, analizó Gálvez.

También precisó a Radio Francia Internacional (RFI) que “no es que yo no esté a favor de que las mujeres que ejercen la prostitución puedan tener los mismos derechos que otras personas. Todo lo contrario. Lo que quiero es que sean ciudadanas plenas y lo que no creo es que estemos hablando de un trabajo”.

Para Daan Bauwens, director de UTSOPI, la ley es un gran avance que ofrece garantías que antes eran impensables. “El trabajo del sexo es reconocido por la ley como un trabajo, hay una igualdad de derechos para los trabajadores y trabajadoras del sexo. Ya no hay más discriminación dentro de la ley. Lo que no era lógico era decir que se trata de un trabajo con riesgos y no hacer nada para proteger a las personas del sector de esos riesgos”, dijo a RFI.

Bauwens reconoció que la prostitución nace de una situación de desigualdad, pero defendió que la ley es una salida para las personas que quieren abandonarlo: “Antes para las personas que querían dejarlo era muy difícil, porque no tenían derechos, como la seguridad social, esto significa que no tenían derecho a seguro de desempleo, ni derecho a la formación, tampoco el derecho a abandonar, porque después de eso no había nada. Como ocurrió con la Covid, si se dejaba de trabajar, no había nada más”.

Algunas organizaciones feministas también han criticado la ley. Cuando se publicó el proyecto de ley en 2023, el Consejo de Mujeres Francófonas de Bélgica dijo que sería “catastrófico” para las niñas y las víctimas de trata. “Asumir que la prostitución existe y que hay que proteger a las trabajadoras es aceptar esta violencia machista y no combatirla”, declaró la responsable de la organización al periódico belga Le Soir.

La prostitución sólo ha sido despenalizada en unos pocos lugares del mundo, entre ellos Nueva Zelanda, Países Bajos y algunas partes de Australia, pero ninguno había implementado protecciones tan amplias como Bélgica, detalla el medio estadounidense National Public Radio.

Fuente

LaTercera.com

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