Un expreso ante los prejuicios sociales: "Hay gente que me tiene pánico y yo no soy malo"
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Un expreso ante los prejuicios sociales: "Hay gente que me tiene pánico y yo no soy malo"

Desde su salida de prisión, Richard Benjamín Méndez enfrenta el estigma social y comparte su experiencia en la reinserción laboral apoyado por el Centro de Iniciativas para la Reinserción
Sergi Ill
Barcelona, 21 dic (EFE).- Los prejuicios sociales son uno de los grandes problemas a los que se enfrentan personas que, como Richard Benjamín Méndez, han pasado por prisión, pese al esfuerzo de haber reconducido su vida: "Hay gente que me tiene a mí pánico y yo no soy malo", ha relatado en una entrevista con EFE.
Con solo 25 años y tres hijas a su cargo, el joven se ganaba bien la vida como transportista, aunque iba escaso de fondos por la administración que hacía del dinero, lo que le llevó a entrar en contacto "con una persona que no tendría que haber conocido", que le ofreció participar en un robo.
A espaldas de su familia, se dirigió a cometer el gran "error" que le empujó a la cárcel: el robo se complicó "y acabó siendo un secuestro exprés", que le llevó finalmente a ingresar en prisión con una condena de casi seis años, aunque la petición inicial era de treinta.
El hombre, que salió al obtener el tercer grado por primera vez en 2023 y que actualmente está en libertad condicional, ha explicado que su ingreso en un centro penitenciario fue un duro golpe, aunque, desde el optimismo, trató de darle la vuelta para "de algo malo, sacar algo bueno".
Según ha explicado, tanto en la cárcel de Brians I, donde estuvo como preventivo, como en la de Brians II, donde cumplió la condena en régimen cerrado, rápidamente comenzó a desarrollar múltiples actividades: "Le dije al jefe del módulo que quería trabajar donde sea".
En su proceso tuvo un papel clave el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE), que le acompañó en su camino, ayudándole a seguir formándose y a entrar en contacto de nuevo con el mundo laboral, lo que le ha conducido a conseguir hace poco un buen trabajo, al que se fue "con los ojos cerrados".
Pese a su buena actitud y su gran esfuerzo por reconducir su vida, ha relatado los prejuicios sociales a los que, en ocasiones, se ha tenido que enfrentar: "Para mí lo más importante es mi familia, pero yo no tengo ningún amigo ahora mismo", ha manifestado.
"Hay personas que voy caminando y cruzan la acera, vecinos de donde yo vivía (...), hay gente que me tiene a mí pánico, pero yo no soy malo, cometí un error, se hacen en su cabeza sus ideas erróneas".
No obstante, ha matizado que hay de todo, puesto que, mientras hacía un curso de gruista, le confesó al que es su actual jefe y al resto de compañeros su historia: "Yo me abrí a ellos y se lo expliqué, fui sincero de lo que me había pasado, del error que había cometido, y me cogió para trabajar con él".
Desde que comenzó su proceso de inserción a través del trabajo en régimen abierto, a Benjamín Méndez lo ha acompañado el insertor laboral del CIRE Miquel Badia, que ha hecho énfasis en que, según su experiencia, en la raíz de muchos delitos cometidos está la pobreza.
"Un profesor que tuve en la universidad nos decía, y ahora con los años y la experiencia he podido ver que es verdad, que si vas mirando los delitos o la mayoría de delitos que se han cometido, en el fondo lo que se castiga es la pobreza", ha manifestado.
El insertor laboral, que acompaña a presos de régimen abierto, ha detallado que uno de los pilares fundamentales de su trabajo es "estar abierto a lo que ellos necesiten" y acompañarles a lo largo de todo un proceso del que hay que procurar que sea "muy individualizado".
Los valores del trabajo también son muy importantes, tal y como detalla el jefe del departamento de inserción del CIRE, Luis Larios.
El responsable de inserción ha manifestado que una persona puede venir de un estrato social bajo pero tener "mucha conciencia de trabajador", lo que hará que se ponga rápidamente a hacer cosas, mientras que, en ocasiones, puede haber perfiles de mayor poder adquisitivo que, al carecer de esos valores, sean más resistentes.
Sobre los prejuicios que tienen algunas empresas con las que trabajan, ha subrayado que muchas inicialmente contratan a un recluso "sin demasiado interés", tras aceptar de forma "voluntaria pero forzada" las cláusulas que les llevan a colaborar con la reinserción laboral.
En muchos casos, las empresas acaban contratando definitivamente a la persona, lo que abre nuevas oportunidades para otros que vienen detrás.
Por su parte, el director general del CIRE, Daniel Ortiz, ha puesto en valor el modelo penitenciario catalán, basado en la reinserción, frente a "discursos o corrientes de opinión extremos, o más intransigentes, o más duros", que en algunos casos pueden llegar a ser preocupantes.
Ortiz ha apostado por hacer "un discurso pedagógico y claro" para dar a entender que la reinserción "no es que sea un deseo de alguien, sino que es un hecho reconocido constitucionalmente", y que "socialmente es una realidad de éxito".
Para el director, interesa socialmente "apostar, invertir con eficiencia" por "la reinserción, la normalización y la segundas oportunidades", tras recordar que los presos, el único derecho fundamental que tienen suspendido es el de la libertad, "que ya es mucho". EFE
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