Un tatarabuelo esclavista y una singular mirada sobre Hitler: 10 cosas que no sabías sobre George Orwell

Un tatarabuelo esclavista y una singular mirada sobre Hitler: 10 cosas que no sabías sobre George Orwell

A 75 años de la muerte del escritor británico, repasamos algunos datos pocos conocidos. Por ejemplo: si su nombre era Eric Arthur Blair, ¿por qué eligió un seudónimo? Se cumplen 75 años de la muerte de George Orwell (Foto: Shutterstock)

No hace falta ser un gran lector. Ya con haber estado en una librería, sobre todo las de usados, sabe quién es George Orwell. Al menos lo escuchó nombrar, o leyó su nombre en el lomo de algún libro. Sin dudas, es uno de los grandes escritores del siglo XX, uno de los clásicos inevitables. Nació en 1903 y murió un día como hoy, hace 75 años. El 21 de enero de 1950, en Londres, Inglaterra, este escritor —novelista, periodista, ensayista, crítico literario— pasó, como suele decirse, a la inmortalidad. Porque su obra lo puso en ese lugar. Escribió muchos libros pero sobresalen dos muy puntuales: Rebelión en la granja y 1984, ambas son novelas distópicas, publicadas en 1945 y 1949 respectivamente.

Pero en su vida hubo mucho más que eso. Fue un gran escritor, sin dudas, pero detrás de toda gran obra hay una gran vida. No ocurre siempre: con Orwell, sin dudas. A continuación, en esta nota, repasamos algunos datos insólitos y extravagantes que pintan, ya no a un narrador, sino a un sujeto narrado, a un personaje. Empecemos.

Verdadero nombre

Empecemos por su nombre: George Orwell. Así lo conocemos. Pero nació con este: Eric Arthur Blair. Adoptó el seudónimo en 1933. Lo hizo para no incomodar a sus padres, para no molestar la reputación familiar con su delirio literario y político. A su primer libro, Sin blanca en París y Londres, lo firmó como Orwell.

George porque es un nombre de gran tradición en la campiña inglesa. Y Orwell por el río de Suffolk y porque un apellido que empezara con la letra O le daría una mejor posición a sus libros en los estantes de las librerías, especuló.

Nacido en el Raj

Es un autor británico pero nació en Motihari, ciudad de la India, el 25 de junio de 1903. En ese momento era una colonia: pertenecía al Raj Británico. Su padre era Richard Walmesley Blair, subagente adjunto en el Departamento de Opio del Servicio Civil de la India, supervisando la producción y el almacenamiento para la venta a China.

Aquella estadía duró poco. En 1904, cuando tenia apenas dos años, su madre se lo llevó a él y a su hermana Marjorie, cinco años mayor —cinco años después nacería Avril—, a Henley-on-Thames, en Oxfordshire, Inglaterra. A su padre le volvió a ver en 1907, en una breve visita, y luego en 1912 cuando se instaló con la familia.

Los libros, ya clásicos de la literatura universal, de George Orwell

Policía en Birmania

A los seis lo enviaron a Birmania, el país de su madre, también colonia británica, a una escuela parroquial anglicana. Sus profesores quedaron sorprendidos con su inteligencia y lo recomendaron a una de las mejores escuelas de Inglaterra: la St. Cyprian, que asistió gracias a una beca y fue un trampolín hacia las dos siguientes: Wellington y Eton.

Allí conocería a algunos de sus amigos, reconocidos intelectuales como Cyril Connolly, editor de la revista Horizon, donde publicó varios ensayos. Concluida su educación, se unió a la Policía Imperial India en Birmania. Su abuela vivía en Moulmein, por eso eligió el puesto. Llegó a ser responsable de la seguridad de unas 200.000 personas.

No era fácil: recibía un trato hostil por parte de los birmanos: “Los insultos que me gritaban cuando estaba a una distancia segura me ponían de los nervios (...) Estaba atrapado entre mi odio al imperio al que servía y mi rabia contra las pequeñas bestias malvadas que intentaban hacer mi trabajo imposible”. Estuvo cinco años y volvió a Inglaterra.

Tatarabuelo esclavista

En su familia hay una mancha. Se llamaba Charles Blair, era su tatarabuelo. Un hombre rico del campo, un caballero rural, oriundo de Dorset, que se casó con Lady Mary Fane, hija del octavo conde de Westmorland. Blair era propietario de dos plantaciones en Jamaica donde explotaba cientos de esclavos.

Guerra Civil Española

Orwell se sumó a la Guerra Civil Española para luchar con los republicanos, el “bando rojo”, como se le decía. Los enemigos: los fascistas. Esa experiencia lo marcó para siempre. En 1946 dijo que “cada línea en serio que he escrito desde 1936 ha sido, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y a favor del socialismo democrático como yo lo entiendo”.

En la Navidad de 1936, viajó a París y se encontró con Henry Miller, a quien se conocía por cartas. Orwell lo había defendido tras la salida de Trópico de Cáncer (1934), novela que fue censurada por el gobierno estadounidense. Esa noche, según cuentan, hablaron largo y tendido de literatura, pero más de política.

Orwell le manifestó la necesidad de ir a España. “¿Por qué?”, le preguntó Miller, “¿qué vas a hacer allí?” “Voy a matar fascistas, alguien debe hacerlo”, respondió. Y así lo hizo. Pero su participación en la Guerra terminó en Huesca cuando una herida en la garganta estuvo a punto de matarlo.

George Orwell combatió como voluntario contra las fuerzas franquistas

El voluntario estadounidense Harry Milton describió a la prensa, muchos años después, que la actitud temeraria de Orwell, sumado a su 1,88 de alto, lo llevaron a ese final: “Escuché el sonido nítido de un disparo a alta velocidad y Orwell inmediatamente cayó de espaldas”. Milton detuvo el sangrado y le dio primeros auxilios.

1984: el misterio detrás del título

En 1947 Orwell se instala en la isla de Jura, en Escocia, a escribir. Tiene una novela en mente que había bosquejado en apuntes en 1944. En una carta a su agente literario, F. J. Warburg, fechada el 22 de octubre de 1948, Orwell dudaba entre titularla “El último hombre de Europa” y “1984″. Finalmente elige el segundo, por consejo de su agente.

Sin embargo, no se conoce su origen. Los motivos van y vienen: ¿el centenario de la Fabian Society, fundada en 1884?, ¿guiño a la novela de Jack London, The Iron Heel, por la fecha en que el partido político toma el poder?, ¿referencia al cuento de G. K. Chesterton, uno de sus autores preferidos, “The Napoleon of Notting Hill”, ambientado en 1984?

Hay otra hipótesis. La de Peter Davison, uno de sus biógrafos: el resultado de intercambiar la posición de los dos últimos dígitos del año en el que se escribió.

En 1948, Orwell dudaba entre titular su novela “El último hombre de Europa” y “1984″. Finalmente elige el segundo, por consejo de su agente

Gran Hermano

1984 popularizó varios conceptos, como la habitación 101, de la ubicua policía del Pensamiento y de la neolengua, adaptación del idioma inglés en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos. Pero también el del omnipresente y vigilante Gran Hermano, hoy famoso por ser el nombre de un reality show.

El atractivo emocional de Hitler

“La situación en Alemania, con sus siete millones de desempleados, era evidentemente favorable para los demagogos. Pero Hitler no podría haber tenido éxito contra sus muchos rivales si no hubiera sido por la atracción de su propia personalidad”, escribió en un artículo publicado el 21 de marzo de 1940 escribió en The New English Weekly.

Es un texto que analiza la personalidad de Hitler a partir de la reedición de Mi lucha que, según sus palabras, busca “atenuar la ferocidad del libro y presentarlo de la manera más amable posible”. Ahí dice que esa “atracción” se ”puede sentir incluso en la torpe escritura de Mein Kampf, y que sin duda es abrumadora cuando uno escucha sus discursos”.

“Hay algo profundamente atractivo en él. La causa inicial y personal de su agravio contra el universo sólo puede ser adivinada; pero, en cualquier caso, el agravio está aquí. Es el mártir, la víctima, Prometeo encadenado a la roca, el héroe abnegado que lucha sin ayuda de nadie contra probabilidades imposibles”, se lee.

“Si estuviera matando a un ratón, sabría cómo hacer que pareciera un dragón”, escribe Orwell en un análisis, y concluye: “Ahora que estamos luchando contra él, no debemos subestimar su atractivo emocional”.

“Ahora que estamos luchando contra él, no debemos subestimar su atractivo emocional”, escribió Orwell sobre Hitler (Crédito: AP)

Stalin: asesino repugnante

Orwell era socialista, pero aún así no adhería acríticamente a la Unión Soviética. En su diario, en una entrada del 3 de julio de 1941, escribió: “No podría haber un mejor ejemplo de la superficialidad moral y emocional de nuestro tiempo, que el hecho de que ahora todos somos más o menos pro Stalin”.

Y sigue, entre bronca y pesar: “Este repugnante asesino está temporalmente de nuestro lado, por lo que las purgas, etc., se olvidan de repente”.

Lápida

Antes de morir —dijimos: el 21 de enero de 1950— pidió ser enterrado, de acuerdo con el rito anglicano, en el cementerio de la iglesia más cercana al lugar donde murió. Tenía apenas 46 años: ruptura de la arteria pulmonar debido a complicaciones de la tuberculosis. Su viuda, Sonia Brownell, le pidió a sus amigos que la ayudaran.

La tumba de Orwell está en el cementerio parroquial de la Iglesia de Todos los Santos, en Sutton Courtenay, Oxfordshire, Inglaterra. Su lápida no tiene demasiada información: año en que nació, año en que murió y su nombre. Si algún desorientado quisiera encontrarla, le costaría. No dice George Orwell. Dice: Eric Arthur Blair. Así lo quiso.


Fuente

Infobae.com

Infobae.com

Lo + visto

Comentarios

Escribe un comentario