Una banda de narcotraficantes en Colombia roba tres toneladas de oro en una operación tan perfecta que sigue en pie
- 7 Horas, 11 Minutos
- LaTercera.com
- Noticias
Una banda de narcotraficantes en Colombia roba tres toneladas de oro en una operación tan perfecta que sigue en pie
BURITICÁ, Colombia - A unos 700 metros de profundidad en la mina de oro más rica de Colombia, los guardias de seguridad privada se agazapan detrás de sacos de arena, atrapados en una batalla sin salida contra una banda de narcotraficantes que se ha apoderado de 50 kilómetros de túneles valorados en cientos de millones de dólares.
El aire subterráneo es caliente, húmedo, a veces tóxico, y el trabajo es peligroso: defender pasadizos claustrofóbicos de explosivos arrojados y disparos de fusiles de asalto AK-47. El año pasado murieron dos guardias y varios resultaron heridos. Al otro lado, haciendo frente a sus propios peligros, hay unos 2.000 mineros ilegales.
La magnitud del saqueo es impresionante. El propietario de la mina, Zijin Mining Group, una empresa china controlada por el Estado, calcula que el año pasado perdió más de 3,2 toneladas de oro, por valor de unos US$ 200 millones y equivalentes al 38% de la producción total de la mina. La minería ilegal, un proceso lento y laborioso que sigue en gran medida sin ser vigilado por las autoridades, es una guerra que “estamos perdiendo”, declaró un responsable de seguridad de Zijin.
Los mineros ilegales de las minas de Zijin y de otros lugares de Colombia obtienen acceso, protección y equipos del Clan del Golfo, una milicia armada de unos 7.000 hombres que transporta cocaína y emigrantes por las rutas que se dirigen a Estados Unidos.
La minería ilegal de oro en Sudamérica se ha expandido en los últimos años, según las autoridades, impulsada por los precios récord del oro, que han subido un 30% este año, hasta situarse en torno a los US$ 2.600 la onza. Los mineros introducen dragas y excavadoras en la selva, lo que provoca conflictos con los grupos indígenas locales, y utilizan mercurio para separar el oro de la roca, contaminando partes de la selva amazónica en varios países.
Como demuestra la historia, el atractivo del oro puede ser irresistible. Algunos de los mineros intrusos de Colombia extraen oro por valor de US$ 5.000 o más al mes, una suma casi igual a lo que ganan los ejecutivos de negocios. Desde 2019, alrededor de 18 mineros ilegales han muerto en accidentes en la mina Zijin, dijeron funcionarios de la compañía.
“Los salarios son muy buenos, pero lo arriesgas todo”, comentó Erik Dubier, un minero ilegal de 22 años. “Te puedes quedar atrapado. Hay desprendimientos de rocas. Y hay combates todos los días”, indicó.
Zijin Mining, que opera en todo el mundo, presentó una demanda de US$ 430 millones ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial, alegando que las autoridades colombianas no están haciendo su trabajo. Zijin calcula que los mineros ilegales controlan más del 60% de sus túneles mineros en las montañas que rodean Buriticá, a dos horas en auto de Medellín.
La empresa compró la mina en 2020 a la canadiense Continental Gold por US$1.000 millones, en el marco de la campaña mundial de Beijing para asegurarse los minerales. Leizhong Li, director ejecutivo de la empresa, dijo que las incursiones violentas se han convertido desde entonces en una amenaza diaria, con poca ayuda del gobierno.
“Intentamos hablar con el Estado durante todo el año pasado, pero no vimos mucha voluntad”, afirmó Li. La compañía calcula que Colombia perdió el equivalente a US$ 100 millones en impuestos y regalías el año pasado.
Daniela Gómez, viceministra de Defensa, sostuvo que Colombia no tiene capacidad para expulsar a los mineros clandestinos del “teatro de operaciones subterráneo”. El gobierno, señaló, quiere evitar confrontaciones violentas que puedan poner en peligro a los civiles.
“Las exigencias de la empresa no son realistas”, afirmo Gómez. Zijin compró la mina de oro “a sabiendas de que se estaba llevando a cabo la extracción ilegal de minerales”, dijo.
En los últimos cuatro años, los mineros ilegales han construido una red subterránea tan vasta que, según los ingenieros de Zijin, la montaña ha empezado a parecerse a un queso suizo, atravesada por pasadizos y túneles improvisados que parten de unos 380 accesos a la superficie. El Clan del Golfo proporciona literas, cocinas, baños y seguridad.
La banda también entrega trabajadoras sexuales, marihuana y otras drogas a los mineros durante temporadas de una semana. “Hay de todo”, seguró Dubier.
Guerra de trincheras
Los mineros ilegales se abren paso hasta la mina de Zijin desde una cadena de pequeñas casas encaramadas a una montaña que alberga una de las mayores vetas madre de oro de América Latina.
Los mineros utilizan cargas explosivas y perforadoras de roca para penetrar en los suelos de los baños y perforar cientos de metros de piedra y arcilla. Pulgada a pulgada, los mineros excavan pasadizos para llegar a los túneles de Zijin.
Los combatientes de las milicias fuerzan la retirada de las fuerzas de seguridad de Zijin con explosivos y disparos en lo que un funcionario de la empresa describió como guerra de trincheras. Zijin afirma que no le queda otro recurso que entregar los túneles, una retirada que pone en peligro el futuro de su concesión de minas de oro.
“Ocurre todos los días”, indicó Li refiriéndose a los enfrentamientos subterráneos. La firma calcula que ha tenido que abandonar unas 40 toneladas de yacimientos de oro en las zonas tomadas por el Clan del Golfo y los mineros ilegales.
Gómez, viceministro de Defensa, describió los obstáculos legales para registrar las viviendas y detener a los mineros. “Puedo ir mañana a Buriticá y capturar a 300 personas”, manifestó. “El juez los liberará al anochecer”, agregó.
En una visita reciente a los túneles subterráneos, el responsable de seguridad de Zijin en la mina señaló el muro de sacos de arena que separa las operaciones de la empresa de los intrusos que trabajan a menos de 100 metros. Las voces de los mineros resonaban en la oscuridad.
“Toda la minería de aquí para allá se ha perdido”, reconoció, apuntando a las luces lejanas donde trabajan los mineros ilegales. “Avanzan progresivamente, haciéndose con la propiedad”, sentenció.
Los mineros suelen tomar los túneles de Zijin lanzando primero explosivos y disparando a los guardias, según el responsable de seguridad. Los mineros llevan taladros y realizan hasta 250 detonaciones al día para romper la roca. Su avance ha costado a Zijin dos de las tres secciones de la mina.
La parte más rica y profunda de la mina de oro sigue en manos de la empresa. Zijin tiene unos 4.500 trabajadores allí y en los centros de procesamiento. La empresa excava unas 4.000 toneladas de roca al día, las que producen una media de 53 libras de oro.
“Es un problema tremendo”, afirmó Javier Sarmiento, investigador de los problemas de la mina de Buriticá para la Inspección General de Colombia, un organismo estatal.
Falta de control
Los ejecutivos de Zijin dijeron que la batalla subterránea empeoró tras la elección en 2022 del Presidente izquierdista Gustavo Petro. Gobiernos anteriores dieron la bienvenida a compañías mineras extranjeras, incluida Zijin. Pero Petro y sus ministros han criticado la minería a gran escala, diciendo que quieren cambiar la economía hacia industrias sostenibles como el cultivo de aguacate y el turismo.
El gobierno colombiano sostiene que el país necesita transformar la economía de Buriticá para que los ciudadanos puedan optar a mejores empleos. Las autoridades afirman que quieren abrir una vía para que los mineros ilegales formen cooperativas legales para explotar pequeñas minas artesanales. Algunos funcionarios han sugerido que Zijin ceda algunas de sus explotaciones mineras a los intrusos en un intento por lograr la paz.
“Hay zonas en esa concesión donde no hay exploración ni actividad alguna”, señaló Luis Álvaro Pardo, presidente de la Agencia Nacional de Minería del estado. “Así que estamos diciendo: ‘Mira Zijin, cede algunas áreas’”, añadió.
El gobierno anterior tenía políticas más agresivas en contra de los grupos armados, sostuvo Li, director ejecutivo de la compañía. En 2016, Colombia lanzó la Operación Creta, que cerró más de 250 pasadizos ilegales hacia la mina durante cuatro años.
Zijin comentó que Colombia necesitaba volver a cerrar las rutas utilizadas por los delincuentes que robaban el oro de las empresas. “Desde nuestro punto de vista, la política no es favorable a la minería ni a las multinacionales”, dijo Li. “¿Cómo es posible que las autoridades no lo sepan y actúen contra esto?”, aseguró.
La Inspección General del Estado ha pedido al gobierno que elabore un plan de acción para detener el robo, manifestó Sarmiento. La petición no ha dado resultado. “Tiene mucho que ver con la política”, dijo. “La llegada de este nuevo gobierno parece no haber sido favorable a la situación”, agregó.
El general de brigada William Castaño, que supervisa un equipo de la policía asignado a la mina, indicó que sus fuerzas se enfrentan regularmente a mineros delincuentes. “Hay intervenciones casi todos los días”, enfatizó.
Sarmiento y los directivos de Zijin dijeron que el Estado debería intentar cortar la electricidad que alimenta las perforadoras utilizadas por los mineros ilegales. Señalaron que la policía y las tropas desplegadas en Buriticá podrían inspeccionar los vehículos que circulan por la única carretera que conduce a la mina. Los vehículos transportan equipos y suministros, y salen cargados de mineral de oro robado, según los ejecutivos de Zijin.
“Esto es pura falta de control por parte de las autoridades”, afirmó Sarmiento.
Miles de mineros han llegado de otras partes de Colombia y de la vecina Venezuela en busca de fortuna. Algunos se han desviado de los túneles de Zijin para explotar yacimientos de oro en La Centena, una mina situada a pocos kilómetros. Esos mineros niegan la afirmación de Zijin de que se están llevando el oro de la empresa.
Hace poco, Andrés Rave, un viejo minero de La Centena, caminaba por el agua y el barro del suelo de un túnel. Él y un puñado de mineros más han excavado pasadizos que se adentran unos 200 metros en la montaña.
Con la luz de su casco iluminando rocas coloridas y escarpadas, Rave pasó la mano por una capa distintiva de minerales. “Esta veta que corre por aquí”, dijo, “es la que contiene el oro”, añadió.
Las partículas de polvo flotaban en el aire. De las paredes y techos del túnel habían caído rocas bajo los pies. Duber Antonio Quirós no le dio mucha importancia. Él y otros mineros trabajaban para reforzar los túneles del tamaño de un hombre con vigas de madera. Los mineros comerciales utilizan equipos de perforación de túneles para construir pasadizos sostenidos por acero y hormigón. Algunos son lo bastante grandes para que entren camiones.
“Los pequeños mineros no disponemos de la tecnología de las grandes empresas”, afirmó Quiros. “Pero esto se te mete en la sangre y se convierte en tu pasión”, concluyó-
-Traducido del inglés por Pulso.
Comentarios