Una mujer enferma, un romance prohibido y un palacio pintado de rojo: así se fraguó el mayor éxito de Bergman

Una mujer enferma, un romance prohibido y un palacio pintado de rojo: así se fraguó el mayor éxito de Bergman

En 1971, el director de cine sueco Ingmar Bergman era un hombre en plena zozobra. Hacía ya cinco años de Persona, su mejor película, y ocho de su último éxito de público, El silencio. Pero, sobre todo, La carcoma, rodada en inglés y protagonizada por la estrella de Hollywood Elliott Gould, acababa de estrenarse con las peores críticas de su carrera y una mediocre recaudación. Estaba en su retiro de la isla de Fårö, al borde de la depresión (nada nuevo en él, por otra parte), cuando vino al rescate el proceso creativo. En su mente empezaron a tomar forma cuatro mujeres que hablaban en susurros. “La primera imagen siempre volvía: la habitación roja con las mujeres vestidas de blanco”, escribió en su libro Imágenes. Le contó la idea a Sven Nykvist, su director de fotografía habitual, y a ambos les pareció un comienzo prometedor, aunque de momento no hubiera nada más que eso. “Vuelve a visitarme en dos meses”, le dijo Bergman a Nykvist. “Entonces tendrás el guion”. Y así fue.

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ElPais.com

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