¿Una nueva carrera armamentista nuclear?: El temor de los aliados ante la incierta ayuda militar de Trump

¿Una nueva carrera armamentista nuclear?: El temor de los aliados ante la incierta ayuda militar de Trump

Los países aliados de Estados Unidos ya no confían en su protección militar. Si durante la Guerra Fría la promesa norteamericana fue defender a sus aliados contra posibles ataques soviéticos bajo su “paraguas nuclear”, hoy esa lealtad está en duda con los recientes acercamientos de Donald Trump a Moscú y su desprecio hacia la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza que se había mantenido sólida desde su creación, en 1949.

Sus políticas recientes e impredecibles han generado temores de una nueva carrera armamentística nuclear, y Alemania, Polonia, Corea del Sur y Japón están considerando la opción de desarrollar armas nucleares propias o mantener la capacidad de hacerlo rápidamente, pese a los costos y a los riesgos políticos que ello podría generar.

En 2019, durante el primer mandato de Trump, este retiró a EE.UU. del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), firmado en 1987 con la Unión Soviética para prohibir misiles de alcance intermedio basados en tierra. El mandatario republicano declaró que Rusia estaba violando el tratado al desarrollar y desplegar misiles que supuestamente caían dentro de las restricciones del INF. Según algunos investigadores, este fue un gran causante del actual declive de seguridad en Europa.

El presidente ruso Vladimir Putin dirige un ejercicio de las fuerzas de disuasión nuclear estratégica de Rusia, a través de una videoconferencia en el Kremlin, en Moscú, el 29 de octubre de 2024. Foto: Archivo

“Rusia había estado violando claramente sus términos. Es lamentable que Trump no pudiera o no quisiera lograr que Rusia volviera a cumplir con el tratado, pero también era comprensible que nuestro propio cumplimiento nos pusiera en desventaja si Rusia no se adhiriera al tratado”, comenta a La Tercera Sharon Squassoni, profesora investigadora en la Escuela Elliott de Asuntos Internacionales de la Universidad George Washington, donde enseña políticas de seguridad relacionadas con los riesgos de las armas y la energía nuclear.

Squassoni, quien también lideró el Programa de Prevención de la Proliferación en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), asegura a este medio que, “en general, la desaparición del Tratado INF -el único que eliminaba una clase completa de misiles, ya fueran nucleares o convencionales- ha reducido, sin duda, la estabilidad global. Estados Unidos ahora busca construir misiles de ese tipo para contrarrestar los misiles chinos en Asia. Y, sin duda, la seguridad europea se ha deteriorado en ausencia del tratado”.

Un año antes, en 2018, Trump también retiró a EE.UU. del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC, o el acuerdo nuclear con Irán), que se había firmado con las potencias mundiales en 2015 para frenar el programa nuclear de Teherán a cambio de un alivio de las sanciones. El inquilino de la Casa Blanca reclamó que el acuerdo era débil, no frenaba el desarrollo de misiles balísticos ni las actividades regionales de Irán, y permitía reactivar el programa nuclear tras el vencimiento de algunas restricciones.

Personal militar hace guardia en una instalación nuclear en el área de Zardanjan en Isfahan, Irán, el 19 de abril de 2024. Foto: Archivo

Bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), el número de estados oficialmente poseedores de armas nucleares se ha limitado a Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. India, Israel y Pakistán, que nunca han firmado el pacto, también han desarrollado armas nucleares, al igual que Corea del Norte, el único país que ha abandonado el TNP, en 2003.

Si bien este acuerdo sigue vigente y continúa siendo fundamental para el régimen de no proliferación nuclear, su efectividad está en entredicho. “Prácticamente todos los Estados con armas nucleares están modernizando sus arsenales, por lo que, en la práctica, todos ellos amenazan el equilibrio de las obligaciones derivadas del TNP, que incluyen la no proliferación, los usos pacíficos de la energía nuclear y el desarme nuclear”, cuestiona Squassoni.

Carrera desigual

Joseph Cirincione, analista de seguridad nacional y vicepresidente del Consejo de Administración del Centro para la Política Internacional, asegura a este medio que “nueve países con armas nucleares (Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia, China, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte) están construyendo nuevas armas nucleares. Algunos simplemente están reemplazando las que ya tienen. Pero la mayoría está aumentando sus arsenales”.

Entrada a refugio antiaéreo en el Museo de la Guerra Fría de Podborsko, en Polonia, donde se almacenaban armas nucleares bajo secreto por tropas soviéticas. Foto: Archivo

“El debilitamiento del consenso entre las grandes potencias sobre la no proliferación es real”, dijo Ankit Panda, del centro de estudios Carnegie Endowment y autor de The New Nuclear Age. “El fenómeno Trump ha servido como un poderoso catalizador para las voces de los Estados aliados de Estados Unidos, que ahora consideran que las armas nucleares en sus propias manos son la solución fundamental al problema que plantea la falta de fiabilidad estadounidense”, señaló el experto al Financial Times.

La carrera va desigual en los diversos frentes, que tienen distintos sentidos de urgencia respecto del riesgo de una ofensiva. Sobre el riesgo de un ataque ruso, Polonia está considerando armas nucleares propias; mientras que Alemania se ha negado públicamente a desarrollarlas, pero en privado está evaluando la opción de depender más de la seguridad nuclear de Reino Unido y Francia, según el diario británico.

La postura oficial de los políticos germanos, como el ministro de Defensa, Boris Pistorius, o el futuro canciller, Friedrich Merz, ha sido llamar a la calma y reafirmar su compromiso con los tratados internacionales que prohíben el desarrollo nuclear. Aún así, algunos expertos alemanes han sugerido invertir en mantener la “latencia nuclear”, es decir, acumular capacidades que permitan al país adquirir un arma nuclear rápidamente, explica Squassoni.

Mientras que en Asia el motivo de preocupación es Corea del Norte y las tensiones con China, según explica a La Tercera Xiaodon Liang, analista sénior de políticas sobre desarme y política de armas nucleares en la Asociación para el Control de Armas. Corea del Sur ya cuenta con la mayor densidad de reactores nucleares civiles del mundo.

Y Japón, que ha mantenido un fuerte tabú sobre las armas nucleares debido a su experiencia en la Segunda Guerra Mundial, hoy también está evaluando su capacidad para desarrollar este tipo de arsenal si fuera necesario, explica el Financial Times. Por el contrario, Taiwán ha manejado con cautela cualquier movimiento relacionado con armamento atómico, dado que ello podría escalar las tensiones con China, explica Liang a este medio.

El líder norcoreano Kim Jong Un recorre las instalaciones durante una visita al Instituto de Armas Nucleares, el 13 de septiembre de 2024. Foto: Archivo

Irán, en tanto, está desarrollando el Programa Nuclear 2025, que podría usarse para fabricar armas atómicas a futuro. Eso ya le hizo ruido a Trump, quien el domingo pasado envió una carta al líder supremo de ese país, el ayatola Alí Jamenei, para proponer conversaciones y evitar una acción militar directa, según informó la cadena qatarí Al Jazeera. En la misiva, el presidente estadounidense ofreció negociar sobre las actividades nucleares de Teherán, no sin advertir posibles consecuencias militares si Irán rechaza el diálogo.

Al respecto, Liang afirmó que “la idea de un conflicto nuclear entre Irán y Estados Unidos es relativamente baja. La mayor preocupación es si Estados Unidos e Israel lanzarán ataques militares convencionales contra Irán. Y esto es preocupante no solo porque atraparía a Estados Unidos en otro conflicto militar potencialmente y provocaría una escalada en Medio Oriente, sino también porque esto casi con seguridad llevaría a Irán a obtener un arma nuclear”.

En camino a un eventual conflicto

Frente a este escenario, La Tercera consultó a expertos sobre qué tan probable consideran que el mundo esté cerca de presenciar un conflicto nuclear. Liang respondió a este medio: “No diría necesariamente que preocupa a corto plazo un mayor riesgo de guerra nuclear. Lo que realmente inquieta es el debilitamiento de las garantías de seguridad de Estados Unidos hacia la OTAN”.

Trump habla en una conferencia de prensa, en 2020. Un año después, Biden anunció que quería reducir gasto nuclear del republicano y apostó por una menor dependencia de armas atómicas. Foto: Archivo

Mientras que Squassoni y Cirincione coinciden en que donde haya armas nucleares existe el riesgo de una guerra nuclear. “Sea intencional o no”, destaca la académica de la Escuela Elliott de Asuntos Internacionales de la Universidad George Washington. “Mientras existan armas nucleares, existe el riesgo de una guerra nuclear global. La única manera de evitar ese riesgo es deshacerse de las armas”, asegura con convicción el vicepresidente del Consejo de Administración del Centro para la Política Internacional. Por lo cual, agrega, “debemos afrontar los singulares riesgos nucleares que presenta Donald Trump. Sus planes de desarrollo nuclear masivo, sumado a su probable debilidad ante la agresión rusa y su ambivalencia respecto al estatus de Taiwán, podrían incentivar la adquisición o el uso de armas nucleares por parte de uno o más países”.

Cirincione, quien también fue presidente de Ploughshares Fund, una organización dedicada a la no proliferación nuclear y la resolución de conflictos, vaticina que “existe la posibilidad de que un Donald Trump asediado e inestable utilice armas nucleares, haciendo realidad las numerosas amenazas nucleares que formuló durante su primer mandato”.

Y explica que existen dos formas en que una guerra nuclear podría comenzar: gradualmente y repentinamente. “Gradualmente, estaríamos por encima de una confrontación, como la Crisis de los Misiles de Cuba o la Crisis de Berlín. Y si fuera de repente, podría ser debido a un accidente o un error de cálculo. Ya sabes, como tuvimos en 1983, o en 1995, o en numerosas veces durante la era nuclear en la Guerra Fría, especialmente donde hubo accidentes en los que casi se usaron armas nucleares. Simplemente no se sabe”.

Fuente

LaTercera.com

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