Vivir con la menor renta de España: el Estado de bienestar y la economía sumergida salen al rescate en Badajoz
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Vivir con la menor renta de España: el Estado de bienestar y la economía sumergida salen al rescate en Badajoz
En un parque de Higuera de Vargas, un municipio rural de 1.882 habitantes de la provincia de Badajoz, hay un avión de combate F-5 suspendido en un pedestal. Un avión de verdad. Algunas tardes se escucha un fuerte estruendo que los vecinos atribuyen a que algún vuelo traspasa la velocidad del sonido por encima de sus cabezas, aunque la base militar más cercana esté a una hora en coche. No es lo único que sorprende en este tranquilo pueblo de 67 kilómetros cuadrados situado entre los Llanos de Olivenza y las sierras del sur, cerca de la frontera con Portugal. Higuera de Vargas tiene consultorio médico, biblioteca, un colegio, servicios bancarios, red de fibra óptica, policía local, media docena de bares, un cuartel de la Guardia Civil y un dotado pabellón deportivo. También posee la segunda renta media más baja de España entre los municipios de más de 1.000 habitantes, según la Estadística de los declarantes del IRPF que publica la Agencia Tributaria (13.746 euros). Entre los 15 ayuntamientos teóricamente más desfavorecidos del país hay una llamativa concentración de localidades andaluzas (Huesa, Guadahortuna, Pedro Martínez) y extremeñas (Zahínos, Oliva de Mérida, La Parra, Ahigal), la mayoría situadas en la provincia de Badajoz a pocos kilómetros unas de otras. “Son solo estadísticas. Que vengan aquí y que vean lo pobres que somos”, reta Mariló Salguero, presidenta de la asociación de mujeres de Higuera de Vargas.
Juan Carlos Benítez, alcalde de Oliva de Mérida: "El que quiere trabajar, trabaja"
Juan Carlos Benítez, de 42 años, es alcalde de Oliva de Mérida, uno de los diez pueblos con menor renta del país (14.117 euros). Abogado y agricultor, lleva 12 como alcalde. “Aquí se vive cómodamente”, explica. Comprar una vivienda en buenas condiciones, “como mucho mucho te cuesta 60.000 euros.
Su pueblo está rodeado de explotaciones de olivos que completan la renta de las familias. “A poco que recojan 15.000 kilos de aceituna a 1,6 euros, sacan 24.000 euros. Eso eso supone que durante un par de años tienen un colchón”. Asegura que “el que quiere trabajar trabaja”, pero lamenta que la población vaya envejeciendo. La construcción ha absorbido parte del trabajo en el campo y las empresas son, en su mayoría, familiares. “Tenemos una Seass de 380.000 euros en jornales cubre el 50% de la tasa de paro”. Algunas familias necesitadas están atendidas por Cáritas. “Cuando ha surgido algún tema específico, como una señora se ha quedado en paro con cuatro hijos pequeños, hemos canalizado ayudas con la Cruz Roja y el Banco de Alimentos de Badajoz”. Está empeñado en hacer un pabellón deportivo y busca financiación. “Somos un único pueblo de la zona sin él”.
Rosario Prieto (empresaria): “Soy positiva, pero los bares no son lo de antes”
Rosario Prieto, de 43 años, buscaba un cambio de vida y encontró un bar en La Parra (14.274 euros de renta media). “Me he empadronado hace nada, venía de Bermeo, un sitio precioso. Ha sido un gran cambio. Me vengo para cerrar una etapa profesional y personal”. Su madre y su hermana vivían en el pueblo y la animaron. “Salió la oportunidad de hacerme con el bar, me dejé llevar por mi hermana, que lleva 30 años aquí. Eso ha sido un poco cagada. Porque me tenía que haber venido. Pero lo del bar…” Paga al Ayuntamiento 411 euros por llevar el Hogar del Pensionista con un contrato, en principio, por un año. “Un pueblo muy pequeño, un bar de mayores... Los bares no son lo de antes, la gente sale lo justo. Soy positiva, pero esto tiene tela. Vendo los cubatas a 3,5 y 4 euros. Pero las botellas del cash [un supermercado mayorista] te cuestan como en cualquier otro sitio. El café lo he tenido que subir de un euro a 1,2 euros. El botellín está tirado de precio y encima aquí te exigen aperitivo. No sé si sacaré lo suficiente para salir adelante”.
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