Yolanda Carmín: “Hice drama en la escuela de teatro pero lo pasé mal, bajé de peso, no dormía bien y andaba triste”
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Yolanda Carmín: “Hice drama en la escuela de teatro pero lo pasé mal, bajé de peso, no dormía bien y andaba triste”
El sol pega fuerte en el Patagual y en los parlantes suena “dime cuando tú, dime cuando tú, dime cuando tú vas a volver ah ah” de Juan Gabriel. Lorena Ibaceta es quien canta y es quien le da vida a Yolanda Carmín, la histriónica comediante que mezcla música y humor en su rutina. De manera entusiasta, la comediante baja del escenario en dirección a su camarín, para reponerse del calor. En la noche se presentará en el Festival del Huaso de Olmué, lo que significa un gran paso para ella como artista.
Lorena lleva años en los escenarios, pero las primeras veces no subió a ellos precisamente como comediante. A los 17 años entró a estudiar teatro y a los 18 a comenzó a trabajar de manera profesional en el rubro. En 2012 bifurcó su camino teatral y comenzó a dedicarse a la comedia. “Creo que yo me convertí en comediante sin decidirlo”, dijo en la conversación con Culto.
“Uno siempre está creando cosas, entonces creé este personaje. Comenzó a vender las funciones y agarró un vuelo muy grande, en corto tiempo”, dijo Lorena. Agarró tanto vuelo que fue tres veces a Francia, España y Alemania a hacer su show, e incluso también visitó México para presentar su rutina.
Al principio, cuando recién estaba naciendo el personaje, jamás se imaginó que iba a durar la cantidad de tiempo que lleva hasta ahora con Yolanda Carmín, ni mucho menos que se presentaría en un festival como el del Huaso de Olmué.
El nombre del personaje de la comediante nace de las ganas que tenía Lorena Ibaceta de tener nombre de cantante, de señora antigua, como Isabel Pantoja, Rocío Durcal o Yolanda Carmín. “Yo finalmente me terminé bautizando o rebautizando como Yolanda Carmín, porque yo me quería llamar como esas señoras antiguas, las cantantes antiguas que todas tenían nombres como Isabel Pantoja, Rocío Durcal, y yo no me llamo así. Yo dije pucha, me quiero llamar así también, como algo… algo que tuviera como jopo (en el cabello)”.
—¿Cómo ha evolucionado el personaje de Yolanda Carmín?
La Yolanda Carmín es como… hay gente que crece a través del yoga, hay gente que crece espiritualmente a través de la meditación, para mi este personaje ha sido una compañía en etapas que yo he ido viviendo en mi vida. En el escenario también voy creando el texto, yo lo que hago es que creo el texto en vivo y luego voy fijando piecitas que voy armando como espectáculo de todas las cosas y de todas las etapas que he ido viviendo. Entonces ahí vuelco todas mis reflexiones, mi análisis, por las cosas que ando pasando y como que desenredo un poco la madeja existencial con la gente, así como que lo hacemos en conjunto. Y muchas veces las cosas que uno está pasando son las mismas que está pasando alguien del público, entonces ahí la gente comienza a identificarse, siento que el escenario, el espacio donde yo estoy como 100% vulnerable, pero vulnerable, el significado de la palabra vulnerable es como ser uno mismo, sin ninguna máscara de nada. Y a pesar de que obviamente Yolanda Carmín nace como un personaje, es como mi estado más natural de mí, de mí misma.
—Me comentaste como comenzaste en el humor, fue de a poco...
Siempre en la escuela de teatro hice comedia.
—¿Siempre te gustó?
Sí, porque también hice drama en la escuela de teatro pero lo pasé mal, bajé de peso, no dormía bien, andaba triste, lloraba. Y yo dije se me pegó todo del drama del personaje. Y dije no, no quiero eso. No quiero estar así muchos años. Entonces dije, parece que me gusta harto la comedia. Y mi mamá, que fue la que me dijo junto con mi papá que estuviera en el teatro, fue la que me dijo años después, hija, dedícate a la comedia. La comedia te hace bien. Porque ella vio como me hizo el drama y quedé muy mal. Me dijo, yo te veía mal cuando hacías drama, dedícate a la comedia.
—¿Pero pensaste alguna vez ser comediante?
No, nunca. Creo que yo que me convertí en comediante sin decidirlo. Porque en la escuela que yo estudié tampoco te enseñan comedia. No te enseñan, no hay un ramo de comedia, no había ramos de improvisación teatral, nada. Era todo muy clásico, mucha obra antigua. Yo estudié después improvisación teatral como tres años o cuatro años. Y ahí aprendí a crear guiones en vivo y luego los fijo. Entonces yo no parto en el computador, sino que mi guión parte en el escenario.
—¿Tienes algún referente del humor?
Soy muy fan de las old school, de la Vicky y la Gaby de (Gloria) Muchmayer, con una queridísima que lamentable que se fue, la (Rebeca) Rebeca Ghigliotto, la Maite Montenegro, La Cuatro Dientes, Gloria Benavides. Sí, Gloria Benavides, la Maite Montenegro, eran mujeres que hacían comedia, pero que también cantaban y que también hacían personajes. Entonces siento que esa vieja escuela de la comedia me resuena mucho, me gusta mucho. Siento que se pasa muy bien.
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Una señora que va a asistir a una fiesta, ese es el concepto estético de Yolanda Carmín. Siempre que el personaje va a actuar, siente que va a una fiesta, “entonces me pongo vestido de fiesta, joyas de fiesta, zapatos de fiesta, guantes de fiesta”, dijo a Culto.
Cuando va a vitrinear a la ropa vintage, siempre busca ropa y accesorios de fiesta que le sirva para interpretar a Yolanda Carmín, “en el fondo siempre tengo esa sensación de que voy a un evento, literal, así como que voy a una fiesta donde hay más gente. De hecho hay gente que me dijo que iba a venir al Patagual vestida de fiesta”.
Siempre anda vestida para ir a un cóctel o un evento, una grabación o un matrimonio. Cualquier momento es bueno para que la inviten a celebrar. “Si me pillas, me puedes invitar, yo voy y estoy lista, ese es el alma de la Yolanda”.
—¿Cómo llegaste a estar en la parrilla de Olmué?
La producción del canal fue a ver mi espectáculo en vivo el 26 de noviembre y el 28 de noviembre me confirmaron el festival, pasó un solo día. Yo creo que fue consecuencia de estar dos años en cartelera, en Palermo Teatro, que es el lugar donde yo actúo. Pablo Viñolo, es el que priorizó que yo estuviera siempre en cartelera, todos los meses de todos esos dos años. Hizo que también mi nombre empezara a sonar en el público, en mis pares. Yo soy de Valparaíso, entonces yo no tenía esa previa en una sala grande como es Palermo, una sala importante, la más importante del movimiento de estándar. Entonces ese espacio yo creo que fue el que generó y el equipo de ese espacio obviamente generó que esta invitación naciera de manera como tan espontánea. No tuve tiempo de adaptarme.
—¿Qué se siente ser la única mujer en Olmué este año?
Estoy contenta, me gusta ser la única mujer. Obviamente me hubiese gustado que hubiese estado así como dos y dos, que hubiese sido bonito, pero hubiese sido peor que no hubiese habido ninguna. Entonces, que por lo menos venga una mujer al Patagual es también una señal de que a lo mejor el próximo año pueden haber nuevamente dos y así. Y obviamente que siempre que hay una mujer en un festival, yo presto extremada atención y siempre, ya como es Olmué o Viña, siempre miro el show y digo que les vaya súper bien, porque siento que las mujeres necesitamos ese espacio en la comedia. Las mujeres somos personas que sabemos divertirnos, reírnos de nosotras mismas y no sólo estar así como en modo acompañando a alguien o potenciando a alguien o detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. No, también nosotras podemos ser esa gran mujer y detrás de nosotros pueden haber grandes personas también apoyándonos.
—¿Crees que hay disparidad de género en la comedia?
No sé si en la comedia yo creo que es como algo más con el arte en general. De la evolución del ser humano. Es como que viene desde las cavernas pero ahí se trabaja diariamente para que esa brecha se vaya cortando y que seamos siempre y cada vez más mujeres en el escenario.
—Eres porteña…
Tengo que seguir haciendo cosas acá que no sé cuáles van a ser pero nunca me desligué de Valparaíso. Voy todos los meses de todo el año a Valparaíso más de una vez a veces. Es mi ciudad, pues es el lugar donde yo más vibro, más fluyo, donde tengo todos mis vecinos mi familia, mis amigos, por eso anoche la pasé en Valparaíso compartiendo con vecinos de allí del cerro, cenando y tranquila.
—En cuánto a cultura, ¿sientes que hay alguna diferencia entre Santiago y Valparaíso?
Sí, yo creo que la cultura crece, sí, crecen también las instancias, los espacios, los festivales, la cultura en los barrios, la cultura en instancias vecinales que no solo sea dentro de un teatro, sino que también existe la cultura es también lo que ocurre en los cerros, lo que ocurre en las comunas, entonces en ese sentido creo que yo por lo menos a modo personal en Valparaíso siempre me he dedicado a estar en distintos lugares, de hecho cuando no había escenario yo actuaba en un café, que fue un momento en que se cerraron muchos locales, incluso llegué a hacer una función callejera, así como en una plaza hice teatro en patios de casa, hice teatro. Armábamos en el patio, en una lancha, en Valparaíso en trole, en un café, entonces en el fondo siento que obviamente al artista de Valparaíso o de región le toca encontrar el lugar para hacer lo que tiene que hacer y en ese sentido puede haber una brecha, pero yo soy de las personas que cuando ve una dificultad ve una oportunidad entonces no tener tantas salas de teatro en Valparaíso generó eso, hacer teatro en lugares super insólitos y funcionó super bien.
—¿Es un poco centralista?
Yo no diría de mi boca para que quede escrito que es centralista, pero creo que todas las regiones están haciendo un esfuerzo importante por crecer culturalmente, pero que también hay una parte importante que hacemos los artistas. Yo sé que siempre está esa discusión, los fondos y no sé qué y yo he montado espectáculos con un vestido que me costó 5 lucas. Siento que también eso es como decir por eso que este tema es delicado porque aparecen todos “no, pero no hay que precarizar”, claro, pero podí partir pequeñito y luego creces, avanzas te expandes y podí venir a un festival, pero no pensar que vas a partir con el festival de Olmué, tienes que partir donde parte todo como en una génesis que es muy pequeña, como una semilla, no es más grande que eso. Siento que ponerse limitaciones no es necesario para crecer, como que no se logra crecer así perfecto.
—Tu espectáculo incluye música, vi que analizas las canciones ¿esperas provocar algo en el público?
Sí, analizo la letra de las canciones. En general es como una reflexión colectiva sobre algunos temas que que vivimos todas las personas que estamos en este planeta y así provocar en el público algo, eso lo voy a saber solo cuando esté en vivo pero si lo que quiero hacer y lo que me quiero concentrar al 100% es como en divertirme y en pasarlo bien y siento que una alegría genuina sí o sí termina contagiándose.
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